De Casa Labra al Gobierno
Zapatero
En el
138
aniversario
El 2 de mayo de 1879, un grupo de 25 personas, entre obreros
e intelectuales reunidos en la taberna Casa Labra, dieron
vida al segundo partido obrero del mundo. Guiando ese
proyecto clandestino, un joven de 28 años, Pablo Iglesias,
asumía la primera presidencia del Partido Socialista Obrero
Español (PSOE) y 125 años después, su último líder, José
Luis Rodríguez Zapatero, que lo es desde hace nada más que
cuatro años, celebra la onomástica fundacional del partido
con la Presidencia del Gobierno recién arrebatada al PP.
El mejor homenaje a Pablo Iglesias.
Por Ana Pardo de Vera
El PSOE fue, en 1879, el segundo
partido obrero que nacía en el mundo. Un gallego, oriundo de
O Ferrol en 1850, lo fundó en la taberna madrileña Casa
Labra en 1879, pocos años después de que tuviera lugar la
restauración borbónica en España, en la persona de Alfonso
XII y en plena fragua de un sistema monárquico restaurador
de democracia limitada, inspirado por Cánovas del Castillo.
Junto a Pablo Iglesias Posse, que encabezaba la comida de
fraternidad, estaban 25 personas, concretamente 16
tipógrafos, cuatro médicos, un doctor en ciencias, dos
joyeros, un marmolista e, ironías del destino, que sonreiría
125 años después, un zapatero.
En su libro Historia Ilustrada del
Socialismo Español, José Félix Tezanos, director de la
revista Temas que edita la Fundación Sistema,
diferencia seis periodos básicos para dividir los anales del
PSOE: una etapa de organización; otra de crecimiento y
afianzamiento; de protagonismo político durante la II
República; de clandestinidad; de consolidación y renovación,
y de gobierno socialista. Sin embargo, el discurrir
del
socialismo le añade otras dos etapas, que escapan a la
lúcida obra de Tezanos, al haber sido publicada en 1993.
Así, hoy habría que añadir la convulsa etapa del PSOE en la
oposición y la recién inaugurada de regreso al poder.
Organización
(1879-1921)
El PSOE, según reconocía su fundador,
no se haría conocido
hasta 1986, aunque la Ley de
Asociaciones Obreras que promovió el entonces presidente del
Gobierno, Práxedes Sagasta, permitió en 1881 la legalización
de todos los partidos. El 12 de marzo de 1886 apareció el
primer número de El Socialista, portavoz oficial del
partido hasta nuestros días, y en 1888, se celebra el I
Congreso del PSOE en Barcelona, que aprobó el programa
definitivo, dotó al partido de una organización nacional
basada en federaciones y fijó la sede del Comité Nacional en
Madrid, con Pablo Iglesias como presidente. En esas mismas
fechas, se celebró el Congreso fundacional de la Unión
General de Trabajadores (UGT), cuya presidencia ostentó
García Quejido, aunque acabaría pasando también a Iglesias.
En las elecciones legislativas de 1910, las candidaturas
republicano-socialistas tuvieron un importante apoyo, con el
que Iglesias resultó elegido diputado por Madrid. Por
primera vez, en el Parlamento español se pudo oír la voz de
un socialista. El paro general de 1917 terminó con la cárcel
para los miembros del comité de huelga formado por PSOE
(Julián Besteiro y Andrés Saborit) y UGT (Francisco Largo
Caballero y Daniel Anguiano) en colaboración
con los
republicanos y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT)
y, meses después, la Revolución Bolchevique de octubre y la
fundación de la III Internacional organizada por Lenin
introdujeron elementos de división en el movimiento obrero
internacional, que en España se vio reflejada con la
escisión del PSOE del que se llamó Partido Comunista Obrero
Español, partidario de las tesis del ruso.
Crecimiento
y afianzamiento
(1921-1931)
Hasta 1923, el PSOE crece lentamente y será,
paradójicamente, durante la dictadura del general Primo de
Rivera (1923-1930) cuando el partido conoce su reafirmación,
aunque no se salva de fricciones internas al optar Besteiro
y Largo Caballero por la colaboración con el régimen
imperante frente a las tesis de Indalecio Prieto, que pide
una oposición sin excepciones a los de Primo de Rivera y
dimite de la Ejecutiva del PSOE. El PSOE pasa a la
ilegalidad
y sus dirigentes se integran en la UGT,
originando una etapa de expansión en la sombra. En diciembre
de 1925, muere en Madrid y con 75 años Pablo Iglesias. Su
entierro constituyó una de las manifestaciones más
multitudinarias conocidas en la Historia de España y fue
sustituido en la presidencia del PSOE por el profesor Julián
Besteiro, vicepresidente durante diez años y que dimitiría
en 1931 por entender que el socialismo debía mantener un
proyecto diferenciado del republicanismo. Mientras, en los
años 20, se van incorporando intelectuales al equipo
dirigente socialista, que se vuelca en el apoyo a los
republicanos
hasta que en abril de 1931 triunfa la II
República.
La exitosa alianza, recogida en el llamado Pacto
de San Sebastián, les llevó a conseguir la mayor fuerza
política y, en las primeras elecciones, el PSOE obtuvo 115
escaños, mientras que en las segundas, rota ya la coalición
socialista-republicana, 60 diputados.
Protagonismo político durante
la II República
(1931-1939)
El PSOE fue, desde el primer momento,
uno de los principales soportes del nuevo régimen
republicano y uno de los protagonistas más destacados de
todas sus vicisitudes. Sin embargo, a partir de 1932, las
diferencias anteriores comienzan a ser fisuras en el seno
del socialismo español, provocadas por la oposición de
algunos sectores a la participación del partido en el
gobierno de coalición de la República, como se refleja en el
XIII Congreso del PSOE. En 1933, el triunfo de la
Confederación Española de Derechas Autónoma (CEDA) y la
fuerte represión de la revolución de Asturias provoca la
unión de las fuerzas progresistas y republicanas y en
febrero de 1936, el Frente Popular (PSOE, Izquierda
Republicana, Unión Republicana, Partido Comunista
de España,
Juventudes Socialistas, Partido Sindicalista, POUM y UGT)
gana las elecciones con 257 diputados, de los que 99 son del
PSOE. Tras el intento fallido de implicar a un líder
socialista moderado como Prieto al frente de las
responsabilidades políticas de la nación, se formó un
Gobierno exclusivamente republicano presidido por Casares
Quiroga. Pocos meses después, tras el golpe militar de julio
de 1936, el PSOE defiende la legalidad republicana, lo que
al acabar la contienda costó a sus militantes largas penas
de cárcel e, incluso, la muerte, como a Besteiro en 1940.
Durante la Guerra Civil, muchos socialistas se unen a las
guerrillas antifranquistas y a partir de 1939, el exilio
provoca un periodo de enfrentamientos y conflictos entre las
diversas tendencias del PSOE.
Clandestinidad
(1939-1977)
En 1944, se celebra en Toulouse y bajo
el liderazgo de Indalecio Prieto, el primer congreso en el
exilio del PSOE. Prieto cederá su puesto en 1951 a Rodolfo
Llopis, que asume la Secretaría General. Ya en 1959,
comienza el enfrentamiento entre los socialistas exiliados,
dirigidos por Llopis, y los que permanecen en España. Éstos,
sin estrategia ni medios, van cediendo al PCE el
protagonismo en la lucha contra la dictadura. En 1972, se
celebra en Toulouse el Congreso de la renovación, el XXV,
que produce la escisión del PSOE en dos sectores, el
histórico o del Exterior, encabezado por Llopis, y el
renovado o del Interior, dirigido por Nicolás Redondo y
Felipe González. Comienza así, entre 1972 y 1974, una nueva
etapa, en la que el viejo equipo dirigente es sustituido por
los nuevos líderes, Redondo, González, Pablo Castellano y
Enrique Múgica. Aun así, en 1974, el PSOE toca fondo y baja
de los 80.000 afiliados que tuvo en 1933 a sólo 2.000. Tiene
lugar, entonces, un acontecimiento que dará un vuelco a la
historia del PSOE: el Congreso de Suresnes, el número XXVI,
que supone la consolidación del sector renovado como el
auténtico Partido Socialista. Felipe González es elegido
nuevo secretario general, al renunciar a este puesto Nicolás
Redondo. En diciembre de 1976, aunque el PSOE aún es ilegal,
está tolerado y protegido por la policía y celebra su primer
congreso en España desde la dictadura. González, que no
apoya la reforma política de Adolfo Suárez, es reelegido
secretario general. Comienza la remontada y, seis meses
después del Congreso, de los 2.000 militantes de 1974, el
PSOE pasa a 50.000. En febrero de 1977, el partido es
legalizado y cuatro meses después, se celebran elecciones
constituyentes. El PSOE obtiene 118 escaños, casi el 30% de
los votos.
Consolidación y renovación
(1977-1982)
En marzo de 1979, se celebran elecciones
generales. El PSOE tras su unificación con el Partido
Socialista Popular (PSP), consigue 121 diputados en el
Congreso de los Diputados.
Dos meses después, en la
celebración del XXVIII Congreso, Felipe González pone
objeciones a que el término marxista siga definiendo
al PSOE, propuesta que es rechazada por la comisión política
y que lleva a González a renunciar a su reelección como
secretario general. La dirección queda, pues, en manos de
una gestora presidida por Federico de Carvajal. En
septiembre de 1979, se celebra un congreso extraordinario
durante el que se eliminan los postulados marxistas,
alineándose el PSOE con las tesis de la mayoría de las
fuerzas socialistas existentes entonces en Europa. El
marxismo queda como una de la aportaciones al socialismo,
instrumento teórico y crítico, pero no dogmático, y el
Partido Socialista vuelve a estar liderado por González. Al
mismo tiempo, la crisis progresiva de la UCD y el intento de
golpe de Estado del 23-F de 1981, agudizan la necesidad de
cambio político. El 28 de octubre de 1982, se celebran
elecciones generales y el PSOE obtiene mayoría absoluta con
más de diez millones de votos y 202 diputados. Felipe
González es investido presidente del primer Gobierno
socialista de la Historia de España.
Gobierno socialista
(1982-1996)
En junio de 1986, se celebran de nuevo elecciones generales
y el PSOE obtiene su segunda mayoría absoluta, gracias al
espíritu de cambio predominante en la sociedad española y a
una campaña electoral dirigida por Alfonso Guerra,
vicesecretario general del PSOE hasta 1996. A partir de
entonces, el partido se esfuerza por la integración y
apertura que facilita la incorporación de otros sectores
procedentes del eurocomunismo renovador y de la izquierda
nacionalista, como el de Enrique Curiel, ex vicesecretario
general del PCE, en 1990; el Partido de los Trabajadores
(PTE), en 1991, y Euskadiko Ezquerra, en 1993. En las
elecciones generales de octubre de 1989 y de junio de 1993,
el PSOE vuelve a ganar, aunque en las últimas, pierde la
mayoría absoluta. En marzo de 1996, el PSOE pierde las
elecciones generales al obtener el 37,62% de los votos y 141
diputados, frente a los 156 escaños del PP. Los 14 años de
mandato socialista bajo la presidencia de Felipe González
trajeron grandes avances de carácter progresista respecto a
las etapas anteriores, como la Ley de Despenalización del
Aborto; la reforma de la Educación; la reforma de la
Sanidad, o la de las Fuerzas Armadas. Además, España empezó
a cobrar un papel protagonista en el exterior, con su
entrada en la Comunidad Económica Europea (CEE) y en la
OTAN. Sin embargo, algunas sombras, que repercutieron de
forma interna en el partido, tiñeron las felices
expectativas del PSOE en 1982 y le llevaron a una profunda
crisis que desembocó en la pérdida del Gobierno. Fueron,
sobre todo, el enfrentamiento con la UGT, cuatro huelgas
generales, sucesivos casos de corrupción, la implicación en
los GAL o el escándalo de las escuchas de CESID, los que
tocaron irremediablemente al PSOE de González.
En la oposición
(1996-2004)
En junio de 1997, durante el XXXIV
Congreso del PSOE, González anuncia su abandono de la
Secretaría General y el partido se decanta por elegir a
Joaquín Almunia como nuevo líder y convocar primarias para
votar al nuevo candidato a la presidencia del Gobierno. José
Borrell es designado en abril de 1998, provocándose la
famosa bicefalia en el seno del PSOE. Sin embargo, el
hoy número uno de la lista socialista para las
europeas del 13-J renuncia como presidenciable al estallar
el caso Huguet-Aguiar, en el que se hallan implicados
por fraude dos de sus ex colaboradores en el Ministerio de
Hacienda. En 1999, el Comité Federal respalda la candidatura
del secretario general Almunia para sustituir a Borrell en
las elecciones generales de marzo de 2000. Se produce
entonces el gran fracaso socialista, con 125 diputados
frente a los 183 del PP, que obtiene la mayoría absoluta.
Almunia dimite junto a toda la Ejecutiva y se crea una
comisión provisional que preside Manuel Chaves, jefe del
Ejecutivo andaluz. El 23 de julio de 2000, durante el XXXV
Congreso, José Luis Rodríguez Zapatero, joven diputado
leonés de 39 años, es elegido nuevo secretario general del
PSOE al ganar a José Bono, Rosa Díez y Matilde Fernández,
los otros candidatos a liderar el socialismo. Chaves es
elegido presidente del PSOE y el nuevo líder Zapatero
emprende lo que él llama cambio tranquilo y cuyo
estilo es cuestionado, incluso, desde sus propias filas,; se
basa en la lealtad al Gobierno popular en los grandes temas
de Estado y en la práctica de una oposición útil. Firma con
el Ejecutivo del PP el Acuerdo por las Libertades y contra
el Terrorismo (diciembre de 2000), el Pacto de Estado para
la Reforma de la Justicia (mayo de 2001) y un pacto sobre el
proyecto de Ley de Partidos Políticos (mayo de 2002), que
hizo posible la posterior ilegalización de Batasuna mediante
acuerdo parlamentario.
Regreso al poder
(2004-...)
El 14 de marzo de 2004, contra todo
pronóstico, José Luis Rodríguez Zapatero gana las elecciones
generales y desbanca al PP de la mayoría absoluta, que
obtiene 148 escaños. España había sufrido en Madrid, tres
días antes, el peor atentado terrorista de su historia, que
provocó casi 200 muertos y cientos de heridos. A pesar de no
obtener la mayoría absoluta (164 escaños), Zapatero opta por
formar un Gobierno monocolor y recurrir al apoyo
parlamentario del resto de las fuerzas políticas para su
investidura como presidente del Gobierno (la obtuvo de todos
menos el PP) y para las políticas previstas, entre ellas, la
reforma de la Constitución y de los Estatutos.
Por Ana Pardo de Vera