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Promesas que se lleva el viento


El poeta y escritor de la generación del 27 Rafael de León decía en su copla “La niña de la estación” remedando a Bécquer “¡Los suspiros son aire y van al aire! ¡Las lágrimas son agua y van al mar!” Pues eso es lo que pasa hoy día con las promesas electorales de algunos partidos. Son palabras escritas en el aire que se borran con el viento, y en el aire se queda su cumplimiento, como un suspiro; el sufrimiento, al mar de la desesperación.

Las promesas que algunos partidos políticos hacen durante las campañas electorales no se cumplen. Unas veces por razones y circunstancias sobrevenidas y no previstas y otras perfectamente prevenidas, a sabiendas de que nunca podrán cumplirse. Y lo peor no es que se incumplan, sino que la acción de los gobiernos sea contraria a lo que decían que se iba a hacer. Promesas que quedan escritas en farragosos programas que pocos electores leen. Programas que utilizan una neolengua de palabras y sutiles frases con diversos sentidos. Partidos que se presentan a las elecciones generales, autonómicas y locales, con propuestas atractivas de acción y que tras acceder al poder, se alejan de sus postulados, cambiando objetivos y el propio sentido de la acción prometida.

En España el cumplimiento de los programas no es una obligación legal, pero si debería ser un compromiso ético o moral (En algunos países el incumplimiento es motivo de elecciones anticipadas). El incumplimiento sistemático de las promesas electorales, hace que la ciudadanía mire a los políticos como mentirosos compulsivos y se alejen, no solo de los partidos a los que representan, sino del propio sistema político.

El anterior presidente del gobierno Rodríguez Zapatero, en 2010, dos años después de su reelección, incumplió el programa con el que se presentó por el PSOE. La crisis económica y financiera le “obligó” a realizar una reforma laboral, subió la edad de jubilación hasta los 67 años, redujo el salario a los funcionarios y modificó la Constitución, para satisfacer las demandas de la Unión Europea y de los mercados financieros y especuladores. Sirvió para poco. Su frase “cueste lo que me cueste” le costó al PSOE perder las elecciones y a la ciudadanía cargar con un gobierno representante de la derecha más reaccionaria.

Ahora todo parece que el Partido Popular está haciendo las cosas en sentido contrario al que prometió. Esperaban agazapados su turno para devolvernos a la España atrasada del siglo pasado, en el que tan a sus anchas se encuentran. Con este retorno al pasado, todo está siendo una “vendetta” ideológica.

Dijeron que no tenían intención en subir los impuestos. Pues dicho y hecho. Mariano Rajoy quebranta la promesa de no aumentar los impuestos. Sube el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas; los impuestos al ahorro, el IBI sobre las viviendas y el IVA. El PP rechazaba la amnistía fiscal por 'impresentable', 'injusta' y 'antisocial y en abril aprueba una amnistía fiscal para empresas o ciudadanos que hagan aflorar rentas ocultas, vengan de donde vengan y que no tendrán que pagar sanciones ni intereses de demora.

No tenían intención de meter la tijera en pensiones, sanidad y educación y se hacen recortes en el gasto público por un importe de 102.149 millones de euros, sin dar explicaciones. Reducen prestaciones sociales y eliminan servicios públicos. Van a poner dificultades para la jubilación antes de los 67 años; suspenden la paga extra de navidad a los funcionarios; recortan el subsidio de desempleo y rebajan las cotizaciones sociales. Se han cargado la universalización de la sanidad, se despiden profesores de la educación pública y recortan en la educación universitaria.

Dijeron que harían una reforma laboral que favorecería la creación de empleo y ya sabemos la reforma laboral que han hecho; una reforma inútil, ineficaz e injusta, que no solo no crea empleo, sino que está destruyéndolo. Despido libre, junto con medidas que favorecen la eliminación de derechos y reducción de salarios de forma unilateral por las empresas. Nada de lo que hacen crea empleo o reactiva el crecimiento económico. Todo contrario a lo que prometieron. Los trabajadores, funcionarios, inmigrantes, enfermos, parados y jubilados somos unos colectivos especialmente maltratados con estas formas y reformas.

No voy a seguir relatando los incumplimientos y los cambios de criterio del gobierno del PP, porque son por todos sufridos. Opera con cinismo y sin piedad, haciendo “lo que hay que hacer y como dios manda” (frases preferidas del presidente Rajoy) para satisfacer sus propios intereses y de las clases sociales que representa. Está destruyendo el estado social, alejándose de los principios y valores constitucionales de justicia, igualdad y pluralismo político. Quiere construir un modelo social que represente solo a los ricos y poderosos y no tiene en cuenta el interés general, ni el bienestar común. Arruina a los que poco tienen para crear riqueza; consagra el despido libre para crear puestos de trabajo; promueve la vida, para abandonar después a los enfermos y necesitados; concede amnistía a los grandes defraudadores e incrementa los impuestos a las rentas más modestas, para promover la justicia social.

Decía el político italiano Giuseppe Manzini a finales del siglo XIX "Las promesas son olvidadas por los príncipes, nunca por el pueblo." Pues eso espero.

 
Se publicó en Diario Progresista 14 de agosto de 2012

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Víctor Arrogante
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