También hemos podido conocer que la Ministra de empleo —que bien
podría pasar a denominarse Ministra del desempleo—, ha falseado los
datos, al no haberse tenido en cuenta los registros del día 31 de
agosto; precisamente, una fecha en la que se produce la finalización
de numerosos contratos vinculados al sector de la hostelería en
particular y del sector servicios en general. Parece que dicen: un día
más o menos no importa; sabiendo que sí, que importa y mucho; lo que
representa otra historia de manipulación de datos, para su interés
propio.
El número 31 es la clave y me hace pensar que no es que haya habido 31
parados menos, sino que alguien dijo: «no meter el 31» y de eso, a «31
menos». Nos tienen acostumbrados a que enmendar no se enmienda, porque
está peor visto que reafirmar y reafirmaron. Algún día sabremos la
verdad del dato, mientras, podemos elucubrar con mucha imaginación,
por encima de 31, y visualizar esta escena de vodevil:
Ministra de Empleo: — ¿Podéis pasarme los datos del paro en agosto?
Secretaria de Empleo: —Claro Ministra, inmediatamente.
ME: —A ver si salen bien, que le tengo prometido a la virgen de Rocío
una vela.
SE: —Le diré al Secretario General de Estadística e Información, del
Servicio Estatal de Empleo, que lo cocine en condiciones.
ME: —Si puede ser, con un poquito de sal, el gazpacho sabroso; ¡ya te
digo!
SE: —Vamos, al gusto. ¡Marchando cocina!
SGEISEE: —¡Oído cocina!—. Y se dirige al Funcionario Encargado de los
datos: —Prepárame el adelanto del paro de agosto, que me los piden de
arriba—. Haciendo un gesto con el índice señalando hacia arriba. —
¡Vamos a ver como salen!
FE de los datos: —Secretario, aquí salen datos que no van a gustar a
nadie.
SGEISEE: —¿Cómo puede ser eso?
FE: —Los datos son los que son, pero si quiere dejo el 31 fuera, que
de esta forma están más apañados.
SGEISEE: —Vale, lo voy a comunicar—. Haciendo un gesto con el índice
señalando hacia arriba. Toma el teléfono y marca el número de la SE:
—Secretaria, los datos que salen, son bastante altos para la fecha,
pero si quiere dejamos el 31.
SE: —De acuerdo se lo voy a decir a la Ministra. Haciendo un gesto con
el índice señalando hacia arriba. Toma el teléfono y marca el número
de la ME: —Ministra, los datos no son buenos, pero por arte de la
informática podemos dejar el 31.
ME: —Realmente cuantos salen.
SE: —No es que salgan, sino que entran tropecientos y pico mil.
ME: —¡Santo dios¡ Pues habrá que dejar el 31. Se lo voy a decir al
Presidente—. Haciendo un gesto con el pulgar señalando hacia el oeste.
Santiguándose, marca el número del Presidente: —Presidente, buenos
días nos de dios y la virgen del Rocío, tengo buenas noticias sobre el
paro de agosto, voy a dejar el 31 y así sale mejor.
Presidente: —Mira Fátima, pon el número que quieras, yo estoy muy
ocupado borrando mis cosas, digo con mis cosas. Informa a los
ministros de economía y hacienda, que ellos sabrán como presentarlo,
si en directo o en diferido; pero que sea como dios manda; si el 31
vale, pues 31. Voy a comunicárselo a Obama, para que nos tenga en
cuenta.
ME a la SE: —Al Presidente le gusta el 31; así que no hay más que
hablar—. Se santigua.
La SE al SGEISEE: —La Ministra dice que al Presidente le parece bien
el 31.
El SGEISEE al FE: —Arriba dicen que 31, y no hay más que hablar. Voy a
hablar con el Gabinete de Prensa para que den la nota—. Haciendo un
gesto con el índice señalando hacia abajo. Y se dirige a los miembros
del GP: —Ya podéis pasar los datos del paro de agosto, resaltando que
31.
Los miembros del GP: —¿Pero 31 qué?
Tras un silencio, que parece de duda, el SGEISEE, mirándose el dedo
índice que acaba de sacárselo de la nariz, dice: —Pues que van a ser:
31 parados, ¡memos¡
Y así fue la historia: De dejar fuera el 31, a que guste el número, es
un poner, y de llamar memos a entender menos tan sólo hay una letra. Y
como más por menos es menos y menos por más también, pues eso, menos,
y dieron la nota. El 31 es la clave. |