En estos días, la ofensiva israelí denominada «Margen Protector» es
aérea y marítima, habiéndose producidos enfrentamientos terrestres y
no se descarta la invasión de Gaza, para lo que Israel ha llamado a
filas a 40.000 reservistas. Tanto el gobierno israelí como el
movimiento islamista palestino, han dicho estar dispuestos a
intensificar sus acciones. Los bombardeos de artillería y aéreos
contra Gaza, están produciendo una masacre de muertos, heridos y
destrucción. Parece que ahora «van en serio» y lo quieren todo, pero
sin el pueblo palestino. La onda expansiva de los proyectiles de los
drones mata todo lo que encuentra en un radio de entre 10 y 15 metros.
En respuesta al lanzamiento de cohetes por parte de Hamás, comenzó la
ofensiva aérea israelí. Los más de 1.100 ataques en los últimos seis
días, al medio día del domingo habían provocado 167 personas muertas,
de ellos 30 niños y más de mil heridos, tres cuartas partes de ellos
civiles; y la vergüenza de la humanidad por consentirlo. Esta
operación de castigo va a resultar larga y sangrienta contra Hamás,
anunció el gobierno israelita. «La muerte de familias enteras es un
genocidio», ha declarado el presidente palestino, Mahmud Abás. La
organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras ha advertido que
la intensidad de los bombardeos está dificultando la atención a los
heridos. Como se ve, se siguen sin cumplir los acuerdos y tratados
internacionales al respecto. Naciones Unidas, la Unión Europea y la
comunidad internacional, piden la «máxima contención» de las partes y
los ministros de exteriores de EEUU, Reino Unido, Francia y Alemania,
manifiestan que intentarán conducir el conflicto hacia un alto el
fuego. Como es su costumbre, hablan pero no actúan y actúan donde no
deben.
Las dos partes amenazan con intensificar el mayor conflicto desde
2012. Lo que empezó con el asesinato de tres jóvenes israelíes a
sangre fría, ha desembocado en una guerra no declarada. Israel ha
confirmado haber alcanzado más objetivos de Hamás en 36 horas que en
toda la operación «Pilar Defensivo», que duró ocho días en noviembre
de 2012. Aquella operación contra Gaza, comenzó tras el asesinato
selectivo de Ahmed Yabari, jefe militar de Hamás en Gaza, por parte
israelí. Las milicias palestinas no se hicieron esperar y una lluvia
de cohetes cayó sobre Tel Aviv y Jerusalén. El Ejército israelí,
bombardeo el estrecho pedazo de territorio palestino, ocasionando
1.300 heridos, al menos la muerte de 170 palestinos. Por parte de
Israel murieron cinco israelíes. Ahora todo está por ver, pero se
avecinan lluvias de misiles, que originarán ríos de sangre.
Hamás y las milicias palestinas están respondiendo, a los intensos
bombardeos, con el lanzamiento de más de 500 cohetes tierra-tierra,
con un alcance de hasta 100 kilómetros. Los proyectiles han llegado
hasta Jerusalén, Tel Aviv, Rishon Letzion y Hadera, sin dejar víctimas
hasta ahora. En esta ocasión la operación «Margen Protector», según el
ministro de Defensa, Moshe Yaalon, se ampliará y se intensificará de
forma paulatina: «Estamos asesinando terroristas de diferente rango, y
esta operación proseguirá y se intensificará. Por nuestra parte, no va
a ser una batalla corta; golpearemos duro a Hamás y a otros grupos
terroristas». No dice que la mayoría de los llamados «terroristas» son
mujeres y niños y sus armas el pan, la justicia y la libertad que les
falta.
En 1947, la ONU, aprobó el Plan para la partición de Palestina. Con
supuesta buena fe, se pretendía dar respuesta al conflicto entre
árabes y judíos en la zona. La presión de la comunidad judía
internacional y la mala conciencia de los actores, han hecho que aquel
plan fuera un fracaso, como todos los acuerdos, pactos y hojas de
ruta, que desde entonces se han venido produciendo. La historia se
está encargando de demostrarlo.
La partición de la zona en dos estados, no contentó a ninguna de las
partes. La Liga Árabe aprobó otra resolución que rechazaba
frontalmente la de la ONU y en la que advertía que, para evitar la
ejecución del plan de partición, emplearía todos los medios a su
alcance, incluyendo la intervención armada. Reino Unido abandonó
Palestina el 15 de mayo de 1948, un día después de que David Ben
Gurión declarase la independencia de Israel. Todo fue un desastre.
Desde entonces guerras, ocupaciones y sufrimiento. Una historia sin
fin, que ha dejado a su paso demasiadas muertes.
Por aquel entonces, el pueblo judío celebró la independencia y la
creación de un estado judío, pero criticaron el plan que dividía en
tres zonas separadas el territorio asignado, resultando poco viable y
de difícil defensa. Los líderes árabes se opusieron al plan
argumentando que violaba los derechos de la población árabe, la cual
representaba el 67% de la población total en la zona, criticando que
el 45% de la superficie de todo el país se adjudicaba al nuevo Estado
judío, que representaba tan solo el 33% de la población. Agravio sobre
agravio.
Y por qué me remonto a aquellos tiempos; pues porque conviene recordar
la historia y las agresiones entre israelitas y palestinos hoy, no se
entiende sin conocer las bases del conflicto. Desde 1948 se han
producido diferentes crisis, incidentes armados y guerras abiertas. La
primera guerra se produce cuando los cinco estados árabes vecinos
(Líbano, Siria, Transjordania, Irak y Egipto), no conformes con el
Plan de la ONU, le declararon la guerra al naciente Estado de Israel e
intentan invadirlo. La siguiente fue la Guerra de Suez en 1956, en la
que intervinieron Israel, Reino Unido y Francia, atacan a Egipto, como
consecuencia, entre otras causas, de la nacionalización del Canal de
Suez.
En la Guerra de los Seis Días en 1967, Israel conquistó la Franja de
Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, la península del Sinaí y los Altos
del Golán en Siria. El siguiente conflicto fue la llamada guerra de
Yom Kipur en 1973. Egipto y Siria iniciaron el conflicto para
recuperar los territorios que Israel ocupaba desde la Guerra de los
Seis Días y no lo consiguieron. Tras perder la guerra, embargaron el
petróleo de los países que ayudaron a Israel, provocaron la subida de
los precios, a la vez que una desestabilización de la economía
internacional.
Conflicto tras conflicto, «intifadas», numerosas operaciones militares
y ataques indiscriminados, han dado lugar a innumerables resoluciones
de la ONU, conferencias internacionales, acuerdos y pactos, muchos
pactos incumplidos o con la amenaza permanente de incumplimiento.
Después de todo, las principales cuestiones siguen pendientes: la
soberanía de la Franja de Gaza y Cisjordania; la formación un estado
palestino; el estatus de la parte oriental de Jerusalén, Altos del
Golán y Granjas de Shebaa; el destino de los asentamientos israelíes y
de los refugiados palestinos. Difíciles cuestiones que se anteponen al
reconocimiento de Israel y Palestina y su derecho a existir y convivir
en paz.
Gaza sigue asediada, golpeada y puede ser invadida. 1.500.000 personas
se encuentran encerradas en un territorio de 365 Km2, confinados entre
muros. Castigar como se castiga a la población civil de Gaza a vivir
en condiciones draconianas para satisfacer a la potencia ocupante es
inhumano. Gaza se ha convertido en la mayor prisión del mundo a cielo
abierto, un enorme campo de concentración, o un «campo de prisioneros.
Los ataques por tierra, mar y aire, no discriminan los objetivos
militares de los civiles. Todos los palestinos son considerados
combatientes o terroristas; los niños también y los bombardeos se
ceban con ellos. Son los «daños colaterales» de una guerra criminal.
«Esto que está pasando en Israel contra los palestinos, es un crimen
contra la humanidad. Los palestinos son víctimas de crímenes cometidos
por el gobierno de Israel, con el aplauso de su pueblo»; palabras de
José Saramago a la BBC el 30 de marzo de 2002. Todo sigue igual. |