Diez años de dolor y falta de
entendimiento. Desprecio, amenazas e insultos por parte de muchos.
Pilar recuerda las palabras de Álvarez Cascos: “cambiamos de
gobierno por esta puta y cuatro mierdas más”. O cuando Esperanza
Aguirre, al entregarle una subvención para la Asociación le dijo:
“esto es mejor que un premio de lotería, porque no paga a Hacienda”.
También Manuel Cobo, entonces vicealcalde de Madrid, en la
inauguración del monumento a las Victimas del 11M: “Ahora vendrán
las putas de la Montera a pedir otro monumentito”. El PP no mantiene
relación con la Asociación y menos con Pilar. Cuenta que “en un acto
de homenaje a las víctimas, fui a saludar a Rajoy, ya presidente del
gobierno, cosa que el no había hecho, la reina sí; y la despidió con
un: pues nada a ver si acaba esto que es domingo y habrá que
descansar”.
Pilar Manjón, nació en el pequeño pueblo
cacereño de Palazuelo-Empalme; su padre era el jefe de estación. Con
la imagen del tren ha vivido y ahora el tren sigue siendo una
pesadilla negra, sin soñar, viviendo la realidad, de forma intensa,
con dolor, la perdida de Daniel, su hijo de 20 años, muerto en los
atentados del 11M en Madrid, en el año 2004, en los que murieron 191
personas y 1.858 resultaron heridas.
Hablando con ella, se me borran las
preguntas que tenía preparadas hacerle, hipnotiza su serenidad y
emociona su actitud. Su dolor y sus lágrimas estremecen; y sus
palabras convencen, fluidas contando lo vivido aquel aciago día.
Recuerda todo, cada instante, cada palabra, cada paso que dio, desde
las 7 de la mañana, hasta que 8 días después del atentado, le
entregaron en “un cajón” el cuerpo sin vida de Daniel.
Dos personalidades aparecen en Pilar: la ciudadana comprometida que
respeta y acata las resoluciones del Estado de Derecho y la madre
desgarrada que ha perdido a su querido hijo y sabe que no hay
justicia posible que pueda reconfortarla.
¿Cómo viviste el día 11 de
marzo de hace diez años
“Todo se truncó brutalmente. Escuchaba la Cadena Ser;
Iñaki Gabilondo informaba sobre el atentado y desde entonces todo ha
sido un sin vivir. Levanté a mi otro hijo y le dije: vamos a la
universidad a buscar al niño”. Pese a la insistencia de ir a
buscarlo, ella “sabía” dice, que a su hijo le había cogido de lleno
el atentado.
Cuando llegaron a la estación del “Pozo”
la situación era indescriptible, me cuenta. Un caos de gente vagando
de un lado a otro; ambulancias, sirenas y gritos. “Vamos a casa, por
si llama el niño”, decía su hijo para apartarse de aquella dantesca
visión. Empezaba un calvario para Pilar y su familia que dura hasta
hoy.
Conocieron que en el hospital Gregorio
Marañón, estaban llevando heridos y hacia allí se dirigieron, con la
esperanza de encontrar a Daniel. ¿Qué ocurrió allí Pilar? “Un
psicólogo clínico estaba leyendo los nombres de los heridos que se
encontraban ingresados; pero no leyeron el nombre de Daniel Paz
Manjón”. ¡Encuentren a mi hijo!, fue el grito desgarrador de una
madre. Pero Daniel no estaba allí. Pilar se derrumbó y tuvo que ser
atendida por las asistencias médicas.
¿Cuáles fueron los siguientes
pasos?
“Recuperada, nos dirigimos al IFEMA —recinto ferial de
Madrid—, donde se había instalado un tanatorio forense, para
albergar a los 191 cuerpos destrozados y sin vida. Todo era un caos;
nadie sabía nada y poco se hacía”. El caos que cuenta Pilar, estaba
siendo dirigido por la que entonces era subsecretaria del Ministerio
del Interior, María Dolores de Cospedal, quien contaba que al llegar
se dio cuenta de que había mucha gente de muchos sitios diferentes,
Ayuntamiento, bomberos, Instituto Anatómico Forense, pero no había
nadie que coordinase y se puso ella. Pilar Manjón dice “Después
entendí, que siendo la directora del operativo quien era, el por qué
de la desorganización. Los muertos hacinados y una multitud de
familias que acudían al lugar para reconocer a los fallecidos”.
El proceso forense de reconocimiento fue
penoso por su lentitud; no se querían cometer los mismos errores que
se habían producido, un año antes, con los 62 cuerpos de los
militares fallecidos en el accidente del Yak-42, cuando 30 de los
militares españoles muertos, fueron enterrados o incinerados, sin
que se hubiese acreditado su identidad de modo fehaciente, según
informaba El País el 2 de marzo de 2004, unos días antes de los
atentados en Madrid. Las dudas sobre la identidad de los militares
se podían haber despejado con la realización de pruebas de ADN, que
no se hicieron. Ahora, recuerda Pilar “con los 191 cuerpos presentes
destrozados, se quería tener la seguridad de la identidad de las
víctimas, antes de entregarlos a las familias, como exigíamos”
“Mi hijo y la novia de Daniel, no me
dejaron sola ni un momento, pero necesitaba andar y ver lo que me
rodeaba. Les dije: dejadme, voy a dar una vuelta. De los muchos
grupos y colectivos de voluntarios que había para atender a las
víctimas, se me acercó un señor que dijo ser del Opus Dei, que para
consolarme me dijo: dios te ha mandado esta prueba y tienes que
sobrellevarla”.
Pilar hundida, pero airada sacó la fuerza de su convicción y
contestó: “Yo no le he pedido nada a su dios, ni a ningún otro,
déjenme en paz”. Paz que dice seguir buscando. Después de 8 días y 8
noches, encontró a Daniel. “Me entregaron su cuerpo dentro de un
cajón, con un crucifijo”. Pilar suspira y comenta “en este país no
aprenderemos a respetar a la gente ni a sus ideas”.
Daniel fue asesinado, contaba 20 años de
edad, cuando se dirigía a la Universidad. Era estudiante en la
Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte
(INEF). Era un joven alto, fuerte. Así recuerda Pilar a su hijo: “un
prototipo de atleta”. Eran las 7 horas y 10 minutos de la mañana
cuando Daniel se levantó. “Mami hasta la tarde no regreso, que tengo
hockey”, recuerda Pilar. Su perra, a la que cariñosamente llamaba
“manta”, se levantó para despedirle. “Parece como que un
presentimiento animal le decía que pasaría algo”. Pilar
habitualmente no estaba en casa a esas horas, pero el día 11 de
marzo allí se encontraba y pudo prepararle el desayuno, la comida y
despedir a Daniel con “Besitos”. Serían las 7:25 AM. Cinco minutos
después, caería muerto en la estación ferroviaria del Pozo, en la
barriada obrera del Pozo del Tío Raimundo, junto con otras 67
personas trabajadoras.
El día 11, se cumplen diez años de los
atentados de Madrid, en los que murieron 191 personas. En este
tiempo, se ha desarrollado una polémica entorno a quien estaba
detrás de los autores materiales; qué pretendían; si hubo fallos o
no en la investigación policial e instrucción judicial; si la
sentencia, confirmada por el Tribunal Supremo, llegó al final de los
hechos; o si la teoría de la Conspiración que defienden algunos, es
cierta o no. Con el paso de los años, los juicios y las
investigaciones, han echado claridad sobre lo que ocurrió aquel 11
de marzo. Infinidad de preguntas; Pilar Manjón, presidenta de la
Asociación 11M Afectados p r el Terrorismo, tiene respuesta para
casi todas.
Pilar, ¿existen
responsabilidades previas al atentado?
“Si, en cuanto que no se tuvo en cuenta toda la información
que iba saliendo referente a los grupos yihadista en España. Los
atentados del 11M fueron ideados en 2001, un año antes de la
invasión de Irak, como una venganza por el desmantelamiento de la
célula de Al Qaeda. Esta célula se había establecido siete años
antes en España, acusando a ciudadanos y gobernantes de estar
ocupando el territorio islámico de Al Andalus. Ni la sociedad
española ni el gobierno de entonces entendía como una preocupación
el terrorismo yihadista”. Pilar recuerda como en días anteriores,
trabajaba en el Ministerio de Defensa, observó un exceso de
precauciones y de medidas de seguridad en el ministerio. “Algo se
temían, sobre algo que se preparaba y en concreto en el transporte
público”.
Cuenta Pilar, que la Asociación 11M
Afectados por el Terrorismo, que preside, presentó en los juicios su
informe, que coincide con la tesis del profesor Fernando Reinares en
su libro ¡Matadlos! —El título procede de una serie de versículos
del Corán, que el instigador del 11M, Abu Dahdah, dirigente
terrorista, tenía subrayados "Matadlos hasta que dejen de ser
perseguidos—. “La decisión de atentar en España se tomó por motivos
de venganza por haber desmantelado la red de Al Qaeda en 2001 y el
conjunto de actuaciones antiterroristas en las que España se había
destacado en los 90”. Pilar, ¿participó ETA en los atentados?: “no
existe indicio alguno de la participación o colaboración de ETA en
los atentados”.
Para Pilar Manjón, el detonante final,
fue “la participación de España en la guerra de Irak” y encuentra
una constante en los actos de estos grupos terroristas: “En New York
hubo cuatro aviones y en Madrid cuatro trenes. En New York fue un
día 11, como en Madrid. “El presidente Aznar y su política, tenían
puesto el foco en ETA”, contesta segura. “No protegió a la
ciudadanía, contra el terrorismo islamista y no prestó atención a
las consecuencias de la participación de España en la guerra de
Irak”.
Según Manjón, tanto la investigación
policial, como la instrucción del sumario, estuvieron sometidas a
una presión constante. “El sumario es de libro; 245.000 folios,
riguroso con el más mínimo detalle, respaldado por siete informes
cada uno”. Ella no cree en las verdades absolutas, pero si en el
Estado de Derecho y en los hechos probados, que así quedaron, en el
la sentencia del sumario 20/04 y la sentencia del Tribunal Supremo
503/2008 de 17 de julio de 2008.
Tres días después del atentado, el 14 de
marzo, se celebraron elecciones generales y ganó el PSOE. Los
resultados estuvieron condicionados por los atentados, pero no por
el atentado mismo, sino por la gestión del gobierno Aznar durante
estos tres días. Pilar iba abstenerse, estaba hastiada de la
política, pero recordó las palabras de Daniel: “tu tienes que ir a
votar, después de la guerra de Irak no puedes abstenerte. Y el
domingo, derrumbada físicamente y emocionalmente rota —todavía no le
habían entregado el cuerpo de Daniel—, sostenida por mi hijo, nos
dirigimos al colegio electoral en el distrito Puente de Vallecas y
exigí a la presidenta de la mesa electoral, que se hiciera constar
que a Daniel Paz Manjón, no le habían dejado votar unos asesinos”.
Diez años de dolor y falta de
entendimiento. Desprecio, amenazas e insultos por parte de muchos.
Pilar recuerda las palabras de Álvarez Cascos: “cambiamos de
gobierno por esta puta y cuatro mierdas más”. O cuando Esperanza
Aguirre, al entregarle una subvención para la Asociación le dijo:
“esto es mejor que un premio de lotería, porque no paga a Hacienda”.
También Manuel Cobo, entonces vicealcalde de Madrid, en la
inauguración del monumento a las Victimas del 11M: “Ahora vendrán
las putas de la Montera a pedir otro monumentito”. El PP no mantiene
relación con la Asociación y menos con Pilar. Cuenta que “en un acto
de homenaje a las víctimas, fui a saludar a Rajoy, ya presidente del
gobierno, cosa que el no había hecho, la reina si; y la despidió con
un: pues nada a ver si acaba esto que es domingo y habrá que
descansar”.
Pero no es solo la actitud del PP,
“también el PSOE ha pasado de equidistancia al olvido; que no crean
que te utilizamos”, le dijeron. “Pues utilizarme. Al menos que las
querellas que presento por amenazas e insultos que sufro, sean
informados por el fiscal positivamente. Es que eres Pilar Manjón,
respondieron. Quiero que se me trate como a una víctima más del
terrorismo. Los culpables de que perdieran las elecciones en 2004,
no son las víctimas que murieron ni los heridos. Estas víctimas,
como mi hijo, que ya no me abre la puerta”. Continúa Pilar con
amargura “La culpa fue de los terroristas islamistas y de mala
gestión del atentado por parte del gobierno de Aznar”.
¿A tu entender como ha sido la
actuación de los responsables políticos de los gobiernos de Aznar,
Zapatero y Rajoy ante los atentados; estuvieron a la altura de las
circunstancias?
“Responsabilizo al gobierno de Aznar de los atentados del
11M. También al gobierno de Zapatero por abandonar a las víctimas
del 11M. Soy maltratada por la Administración del PP y sigo
sufriendo insultos y amenazas; de vez en cuando aparece en mi casa
—80 metros cuadrados en Vallecas— una diana. Pese a ello, hace dos
años que no tengo escolta; el gobierno de Rajoy me la retiró, porque
ETA ya no mata, me dijeron. No me importa, desde que mi segundo hijo
se independizó, ya no me preocupa la protección, ya no llamo a la
policía, ni tampoco pongo denuncias: “si vienen me encontrarán”.
Tres meses después de los atentados
terroristas, se constituyó la Asociación 11M Afectados del
Terrorismo, nacida por iniciativa de varios afectados y como
consecuencia de las severas deficiencias de atención, que no
supieron afrontar ágilmente, los poderes públicos, ni las
asociaciones ya existentes para la defensa de las víctimas del
terrorismo. Los principales objetivos de esta asociación, nos
comenta Pilar, “se centran en exigir con toda rigurosidad, a las
distintas administraciones, los compromisos manifestados, para que
todos los afectados reciban el soporte médico, psicológico, social y
jurídico que les corresponde”.
Finalizando la entrevista, Pilar se
crece, mientras yo sigo emocionado por sus palabras y su dignidad,
cuando dice: “La Asociación y yo misma, vamos a ser intolerantes
hacia las acciones y actitudes de falsedad, engaño, ineptitud y
desidia que conozcamos y sean constitutivas de desamparo o estafa
hacia los afectados”, Pilar seguirá en su empeño por conocer la
verdad, “en la necesidad vital de conseguir Justicia y reparación,
en el firme propósito de que la victoria de su dolor sea la paz”.
Vamos a visitar con Pilar, la exposición
“Trazos y puntadas para el recuerdo”, en el Instituto Cervantes,
donde la Asociación 11M Afectados por el Terrorismo, presenta, hasta
el día 16 de marzo, una muestra sobre el “abrazo social”, recibido
de la ciudadanía, en aquel marzo de 2004. Poemas, dibujos,
fotografías y numerosos objetos de duelo, que muestran como desde el
dolor se puede llegar a los derechos humanos.