Elecciones: año global

El escenario político, tras las andaluzas


23 de marzo de 2015

Este año electoral ha comenzado con las elecciones celebradas en Andalucía y seguirá con las municipales y en 13 de las comunidades autónomas el último domingo de mayo. Después del verano, todo parece que los catalanes serán llamados a las urnas, y las generales, cuando Rajoy quiera. Según las encuestas y los resultados en Andalucía, el panorama político está en proceso de cambio. Las andaluzas han sido un ensayo (ver gráficos).

El PSOE ha ganado, quedándose a 8 diputados de la mayoría absoluta que perseguía. Se sitúa como primera fuerza en escaños y votos, manteniendo los 47 escaños obtenidos en 2012, y un apoyo de más de 1,4 millones de votos (35,9%). Susana Díaz, primera mujer que ha ganado unas elecciones autonómicas en Andalucía, sitúa al PSOE en la primera posición, obteniendo un apoyo decisivo frente a Pedro Sánchez, que todavía tiene que demostrar todo.

Podemos despunta, posicionándose como tercera fuerza política, con el 15,04% de los votos, 15 escaños y cerca de 600.000 votos. Es el claro ganador de la jornada, creando precedente en la historia del parlamentarismo autonómico. De la nada, ha conseguido que el partido mayoritario en minoría, tuviera que contar con ellos. El bipartidismo ha perdido 17 escaños, de los 97 que ostentaba en 2012; los mismos que pierde el PP, por lo que cabría preguntarse, si es el bipartidismo quien pierde o es el PP.

El Partido Popular se hunde. Pierde 17 diputados, muy lejos del poder. Fracasa en el objetivo de hacerse con el «feudo» socialista, desmoronándose con 33 escaños, 27,1%. Ha perdido Rajoy, que tanto se ha implicado en Andalucía, y ha perdido el PP por su política nacional, con el peor resultado en los últimos 25 años. Las encuestas (ABC) les auguraban un enorme desplome y se han desplomado. Ciudadanos entra en el Parlamento con 9 escaños (9,4%). Para Izquierda Unida es la debacle; consigue 5 escaños (7 menos que en 2012), un 7% de los votos, que representa el peor resultado desde 2004 y 2008. UPyD se queda fuera del Parlamento, con el Partido Andalucista.

Hay que esperar a ver que pasos se dan para formar gobierno y más tiempo, para ver como se desarrolla la legislatura. El PP como ha dicho en campaña, dejará gobernar a la fuerza más votada, no le queda otra, para evitar pactos contra sus intereses, mirando a las municipales y generales. El PSOE gobernará en el ‘calvario’ de la minoría. La convocatoria de elecciones anticipadas, no les va a dar la tranquilidad para gobernar que se supone esperaban, sino todo lo contrario.

Los socialistas tendrán que llegar a acuerdos puntuales con PP, Ciudadanos o Podemos, su declarado enemigo natural, que no lo es tanto. Con la boca caliente en el fragor de la campaña, el PSOE ha negado que fueran a pactar con Podemos. Veremos. También cabría la gran coalición con el PP, tan cacareada, nada probable. De momento hay que pensar que buscarán el apoyo puntual para los proyectos legislativos que requieran la mayoría absoluta. Podemos no va a consentir formar gobierno con los socialistas. Las generales y los procesos electorales que se avecinan, pesarán en su decisión: mejor solos que (mal) acompañados, dirán.

En mayo, el PP perderá las mayorías absolutas con las que gobierna en numerosos Ayuntamientos y Comunidades Autónomas. Los procesos electorales de este año, se desarrollarán influenciados por la grave situación económica y las políticas de recortes ejecutadas por el gobierno, que han deteriorado los sistemas públicos de sanidad, educación o servicios sociales. El pueblo llamado a las urnas, concurre descreído ante la falta de respuestas posibles a las necesidades reales que padecen.

La situación social y económica es tan grave que exige «rigurosas respuestas programáticas, comprometidas con mecanismos de redistribución de la renta y la riqueza y con los servicios públicos», que pongan freno y hagan retroceder a la desigualdad, así como terminar con las injusticias sociales que se están produciendo. El sistema de partidos políticos está cambiando. Lo vimos en las elecciones europeas y lo hemos visto en las andaluzas, con la aparición de nuevos partidos, que son y serán determinantes para la formación de gobiernos tras los distintos procesos electorales. Esta reflexión forma parte de las conclusiones de la corriente Izquierda Socialista del PSOE en Valencia. La base social y electoral del PSOE sigue erosionándose, percibiéndose, además, la práctica imposibilidad de gobernar en solitario.

El PSOE está debilitado internamente y con escasa credibilidad ciudadana, aunque en Andalucía la haya mantenido. Esta situación se ha forjado en los últimos años, por las políticas erráticas o firmemente decididas, que no le han identificado precisamente como una organización de izquierda. Ahora tiene un reto por delante: definir sus programas, coherentemente con la ideología que dice seguir representando. Si el PSOE, en todos los ámbitos, opta por pactos con las otras fuerzas de la izquierda, excluyendo expresamente los pactos con la derecha neoliberal y reaccionaria que representa el PP y sus allegados, habrá dado un paso importantísimo, en su regeneración ideológica, alejándose de la ortodoxia economicista, y ofreciendo respuestas socialistas a la crisis económica, a la que nos ha llevado la política seguida hasta ahora. Lo veremos también.

Durante este año, si la supuesta mejora de la economía no se deja sentir en los bolsillos de la gente, sus efectos tendrá una relación directa con la valoración que se haga sobre la política y tendrá consecuencias negativas en los resultados electorales para el partido en el gobierno, como para el principal partido de la oposición, los tradicionales. En este caso, el apoyo popular iría hacia los partidos, que ya no es que sean emergentes, sino que están consolidándose, como hemos visto con Podemos en las elecciones andaluzas.

Los resultados en las elecciones autonómicas del 24 de mayo, van a tener una repercusión directa en el liderazgo interno de los dirigentes políticos. Si el PSOE no consigue una mayoría aceptable de poder regional, Pedro Sánchez lo tendrá difícil, máxime con los resultados de Susana Díaz. Madrid será un catalizador importante para el poder de Sánchez en su partido. Ha apostado demasiado fuerte —apartando al candidato natural Tomás Gómez—, apoyando decididamente a Ángel Gabilondo. Antonio Miguel Carmona es un verso suelto ganador.

Izquierda Unida, siendo un partido considerado tradicional, sigue a la baja, no por ser culpable de las políticas ejecutadas, ni siquiera por sus propuestas programáticas e ideológicas, que son coherentes, sino por los despropósitos internos. También por su apoyo al gobierno del PP de Extremadura y su titubeante participación en el gobierno andaluz, criticando pero participando. En la medida en que siga ascendiendo Podemos, IU descenderá. Para muchos votantes la oferta de Podemos es como la de Izquierda Unida, pero más atractiva. De las escisiones continuas en IU, se nutre Podemos.

Mucho se habla de la gran coalición entre el PP y el PSOE, que no creo se dé, salvo que ocurra algún acontecimiento extraordinario o coincidan intereses muy concretos. No es lo mismo una gran coalición entre los dos grandes, que sería contra natura, que firmar un pacto contra el terrorismo, aunque yo lo rechace de pleno. Podría darse un compromiso soterrado, para dejar gobernar a la lista más votada de forma generalizada: un yo por ti hoy y mañana tú por mí, que sería también rechazable. Sabemos que los votantes populares lo acogen de buen grado (73%), mientras el electorado socialista es menos efusivo (41%). Lo que ocurra en Andalucía es modelo exportable.

Podemos, PSOE, PP y Ciudadanos, están separados por menos de cinco puntos. Los grandes partidos tradicionales y los dos principales emergentes, se reparten casi el 80% de los votos en España. Es temprano para sacar conclusiones, pero los avances y retrocesos sitúan al PSOE como segundo o tercero, a Podemos como primero o segundo, con una fuerte fragmentación del voto, que conducirán irremediablemente a la necesidad de pactos si la foto fija se mantuviera.

Si el PSOE no quiere perder el poder que todavía mantiene, tiene que reivindicar su posición de partido de izquierda, que dice ser, y asegurar que nunca, bajo ningún concepto ni situación, apoyará al partido que está llevando a la miseria a la mayoría ciudadana, de forma reaccionaria y contra derechos y libertades públicas. Pero está por ver si el PSOE apoyaría a Podemos, si fuera quien necesitase su apoyo. El mapa lo veremos mejor en las autonómicas y quedará difuminado en las municipales, donde se juega el poder en más de ocho mil entes, los grupos políticos cuentan con mayor autonomía política y los apoyos entre unos y otros son comunes. También las deserciones de los tránsfugas se conocen.

Tanto aparato electoral, esfuerzo humano y económico y tanta celebración, han de evitar que los mismos de siempre sigan haciendo lo que han hecho. En este año electoral, en escenario global, hay que apostar por la unidad de la izquierda. La izquierda española está obligada a replantear sus políticas en un mundo complejo y diverso, como recuerda Izquierda Socialista. El reto está en saber si sigue dispuesta a promover una sociedad justa, igualitaria, libre y democrática. Frente a la unidad que presenta la derecha, en defensa de sus intereses patrimoniales e ideológicos, los partidos de izquierda se han caracterizado por marcar sus diferencias. Mientras el PP se aglutina en un amplio espectro, la izquierda sigue dividida y en el peor de los casos enfrentada (dice el colectivo Somos Izquierda). La izquierda tiene que ser pragmática y promover la unidad para conseguir sus fines comunes.

En unas elecciones, el pueblo adquiere poder real, haciendo posible que gobiernen unos u otros; y no son lo mismo ni son todos iguales. Que no sea por lo que prometen en las campañas electorales, sino por lo que han hecho o dejado de hacer y por lo que demuestran ser. Hay que dar respuestas justas a problemas que llegaron por políticas injustas. En Andalucía la derecha ha perdido; no hay que pactar nunca con ella.

La construcción de un Estado federal, republicano, democrático, laico y participativo es el gran reto del futuro inmediato, impulsando políticas democráticas de igualdad y justicia social. En este año electoral podríamos cambiar la tendencia total.

 

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Víctor Arrogante
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