Grecia firma el
tercer rescate con la Unión Europea, Tsipras dimite, pide que se convoquen
elecciones anticipadas, el presidente de la república, Prokopis
Pavlopoulos, encarga al líder conservador que forme gobierno y convoque
elecciones generales lo antes posible, para zanjar la crisis política
desatada. Grecia ha perdido una batalla, pero no ha perdido la guerra que
está abierta.
Los adjetivos que
se están vertiendo hacia el dimito primer ministro van desde traidor,
populista radical o político responsable. De otra parte su dimisión es
acogida con jolgorio por la derecha conservadora europea. Especialmente el
Partido Popular, que junto con el Partido Socialista Obrero Español, ven
«el fracaso del populismo». El PP ha llega a aseverar que a los
«populismos solo les interesa el poder» y que «los populistas tienen un
problema de honestidad». Lo dice el PP, que sabe de los beneficios del
poder absoluto, su escasa honestidad y la corrupción en su seno. Pablo
Casado, de forma obsesiva, carga contra el populismo, que «causa paro,
pobreza y frustración». No dice cuales fueron las causas de la crisis
griega ni la ideología del gobierno que la creo.
Desde el PSOE
entienden que «el populismo de izquierdas debe quedar apartado y Syriza es
el mejor ejemplo de cómo las políticas imposibles y las falsas promesas
llevan a la frustración y a empeorar la situación». Harían bien en
criticar menos y hacer una política verdaderamente de izquierdas en donde
gobiernan y una oposición responsable con las ideas de esa izquierda a la
que dicen representar. De momento deberían abandonar el hemiciclo, junto
con el resto de partidos de la oposición, cada vez que el PP proponga una
votación, para no legitimar con su presencia las políticas injustas.
Izquierda Unida,
ve a la Coalición de la Izquierda Radical Syriza, como la única esperanza
para Grecia. Por lo que representa, también para el resto de Europa digo
yo. Lo cierto es que hay alternativas a la austeridad que «doblega» a
Grecia y doblegaron a España, asumido por las políticas del gobierno del
PP, que ya inició el gobierno de Rodríguez Zapatero, que no supo o quiso
desligarse de las políticas que le marcaban desde Europa. La escisión que
se ha producido en el seno de Syriza, no por esperada es mejor noticia. La
unidad de la izquierda en Europa en general y en España en particular,
pasa por un «frente antitroika», que es el verdadero enemigo político a
batir.
El secretario de
Política de Podemos, Íñigo Errejón, asegura que la convocatoria de
elecciones supone una lección de «responsabilidad» por parte de Tsipras.
Es de esperar que las próximas elecciones, conformen un gobierno estable,
que tenga capacidad para negociar con «Merkel, sus vasallos y frente a la
gran banca alemana». Podemos sigue mostrando su apoyo firme hacia Alexis
Tsipras, frente a quienes «amenazan el proyecto europeo», que ha dado una
«lección de coraje», ante la crisis en la que está sumida Grecia, que
supone «un problema europeo» provocado por unas élites económicas que
amenazan con dar al traste con el proyecto comunitario.
Todo parece que
quien ha perdido la batalla ha sido el pueblo griego, en esta guerra sin
cuartel, declara por las instituciones de la Unión Europea y el Fondo
Monetario Internacional, bajo el mando de la lideresa Angela Merkel, que
ve en la renuncia de Tsipras una solución y no un problema. Llama la
atención por sus silencios, cuando no sus ataques cualificados al son
alemán, la postura del resto de los líderes europeos, especialmente
Francia, aunque siempre ha sido pusilánime frente a su vecina Alemania.
España, en lugar de solidaria con Grecia, firme e intransigente, para
alejarse de comparaciones y contagios.
Grecia devolvió en
la fecha comprometida 3.200 millones de euros al Banco Central Europeo y
liquidó la deuda de 7.160 millones de euros que había adquirido en julio
con el resto de países de la UE. Este reembolso pudo realizarse después de
que los socios europeos desbloquearan 26.000 millones de euros. Con esta
situación, el ex primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha entendido que
su mandato del 25 de enero ha terminado y es el pueblo quien debe
pronunciarse, sobre si las negociaciones con la UE y los resultados han
sido los adecuados o no. Con este acto de responsabilidad, Tsipras
pretende, que de las próximas elecciones, salga un gobierno fuerte y una
nueva situación de estabilidad, que permita trabajar por la recuperación y
el bienestar del pueblo, así como «luchar contra la corrupción y la
evasión fiscal». Es cierto que no han conseguido los acuerdos ventajosos
que pretendían, pero ha de tener la conciencia tranquila, pues la
contraparte es poderosa y se han comportado como auténticas alimañas
políticas, en provecho de su ideología ultraliberal.
El líder
conservador de Nueva Democracia, Vangelis Meimarakis, va intentar formar
gobierno con otros partidos y por lo que dice, se vislumbra por donde
empezará, a quienes escogerá y cual puede ser su política, después de
considerar que la decisión de Tsipras de llamar a elecciones anticipadas
para el 20 de septiembre, es «deshonesta» con la eurozona, que el pasado
viernes accedieron a conceder a Grecia un tercer rescate por valor de
86.000 millones de euros a cambio de que el Gobierno heleno aplicara una
serie de reformas. A la vista tenemos un gobierno de amplia coalición:
Nueva Democracia, PASOK, To Potámi, y si es necesario, con el neonazi
Amanecer Dorado.
El presidente del
Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, considera crucial que Grecia mantenga su
compromiso y desea que las nuevas elecciones conduzcan a un Parlamento
griego que respalde al nuevo programa de asistencia financiera y de
reformas; es decir a los intereses de la UE. Fuentes cercanas al
presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, afirman que la
celebración de elecciones anticipadas en Grecia puede servir para ampliar
el apoyo al tercer rescate al país. Confían en que los resultados no sean
contrarios a sus deseos y no salga Tsipras vencedor con el respaldo
popular.
Tsipras ha
dimitido, porque el programa que presentó en las elecciones ya no puede
realizarse, ahí su decencia. Syriza, se ha roto precisamente por la
izquierda y no es una buena noticia. Era una excelente alternativa para la
recuperación de la soberanía en Grecia y la recuperación económica. En
España ocurre algo diferente. Es necesario que las fuerzas políticas de
izquierda, conformen una formación de unidad popular, que venza a los
partidos tradicionales. Porque no es que no sepan sacar al país de la
situación que sufrimos, sino que sus políticas nos han llevado a la crisis
económica, política y social, y su gestión pasa por la
institucionalización de la miseria, que ya sufrimos.
Víctor Arrogante
es profesor y columnista.
En Twitter
@caval100
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