Resultados a gusto de todos,
sin convencer a nadie

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El PP gana perdiendo, el PSOE pierde ganando, Podemos gana por menos de lo esperado, Ciudadanos resbala ganando y Unidad Popular sufre las consecuencias de la ley electoral. Como será la cosa, que la Comisión Europea no sabe a quién felicitar...


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 22 de diciembre de 2015

El Partido Popular gana perdiendo, el Partido Socialista pierde ganando, Podemos gana por menos de lo esperado, Ciudadanos resbala ganando y Unidad Popular sufre las consecuencias de la ley electoral. Como será la cosa, que la Comisión Europea no sabe a quién felicitar. Estas son algunas de mis conclusiones de urgencia, tengo otras; y si dejamos pasar unos días podremos sacar más. Otras tantas pueden ser las consecuencias.

Los resultados en las Elecciones Generales, presentan múltiples escenarios posibles: desde una alianza de los partidos de centro izquierda, que no suman mayoría absoluta, hasta un gobierno del PP en minoría, con el apoyo de Ciudadanos. Otra alternativa es la convocatoria de nuevas elecciones generales. El 13 de enero comienza el proceso parlamentario. El Reglamento establece que el presidente se elige en primera votación por la mayoría absoluta de la cámara y de no conseguirlo, en las siguientes por mayoría simple. Si transcurren dos meses sin que ningún candidato alcance ese mínimo, el presidente del Congreso comunicará al Rey la convocatoria de nuevas elecciones generales y todo puede ocurrir.

El PP ha ganado las elecciones generales, pero los 123 diputados conseguidos, le sitúan lejos de la mayoría absoluta con la que han gobernado los últimos cuatro años y se enfrenta a una complicada negociación con otros grupos políticos para poder formar gobierno. Las otras fuerza políticas tampoco lo tienen fácil. Todo está por ver y por decidir. Políticamente, estamos en uno de los peores escenarios posibles, pero el Sistema democrático tiene que ser capaz de superarlo. Ha hablado el pueblo y esta es su voluntad. A los partidos políticos les toca gestionarla. Ha llegado el cambio.

Los escaños conseguidos son: PP-123, PSOE-30, Podemos-69, Ciudadanos-40, Unidad Popular-2, y el resto suman 26. Con este panorama, la gobernabilidad se hace difícil. Ningún partido obtiene la mayoría suficiente para gobernar en solitario y dependerá de los pactos postelectorales para gobernar en minoría. El PP asume la responsabilidad de formar gobierno. Los populares buscarán un acuerdo con Ciudadanos, sin tener mayoría absoluta, que podría tener repercusiones a lo largo de la legislatura, por las exigencias de Ciudadanos. El PSOE podría intentar encabezar una alternativa de gobierno de centro izquierda sumando al menos los apoyos de Podemos, UP-IU y algún otro nacionalista, aunque es difícil. Lo que si es cierto, es que el bipartidismo ha termina tras la consolidación electoral de Podemos y Ciudadanos.

En titulares, el panorama se presenta con que el PP gana sin votos para gobernar; el PP queda quedaría lejos de la mayoría absoluta «Lío general»; los españoles piden negociación y consenso; «España tumba el bipartidismo»; «Rajoy consigue una victoria con sabor a derrota»; los resultados llevan a un país difícil de gobernar y con difícil solución; la pérdida de la mayoría del PP abre espacio a los pactos; «PP y Ciudadanos superan en cuatro escaños la suma de PSOE y Podemos»; la coalición de PP y PSOE aseguraría la gobernabilidad; Podemos supera a los nacionalistas; Convergencia, en su mínimo histórico; UPyD, Unió, BNG y Geroa Bai, desaparecen del Congreso. Por último, el PP logra la mayoría en el Senado. Con esta mayoría quedarán bloqueadas las iniciativas de reformar las principales leyes y de la Constitución.

No parece que pueda darse un «pacto a la portuguesa», para evitar que siga gobernando Rajoy. El acuerdo de los partidos de centro-izquierda PSOE, Podemos, IU es improbable. Si sumaran a Esquerra Republicana a la iniciativa, con sus 9 escaños, darían un vuelco a la situación, con 170 diputados, frente a los 163 de los conservadores y Ciudadanos. Desde el seno del PSOE, ya le han advertido a Pedro Sánchez, que es mejor estar en la oposición, que pactar con los nacionalistas que quieren romper España.

Las formaciones nacionalistas suman 26 escaños; 12 menos que en 2011 y podrían tener su protagonismo en algunas de las posibles combinaciones para la formación del Gobierno. La pérdida de escaños se ha producido por la irrupción con fuerza de Podemos, que se ha convertido en la más votada en comunidades de arraigo nacionalista como el País Vasco y Cataluña. El problema de los pactos con los nacionalistas, vendría por las exigencias de contrapartidas, probablemente, sobre el derecho a decidir o sobre los presos políticos, difícil de asumir por el PSOE.

El PP no podrá formar Gobierno, si no cuenta con el apoyo activo o pasivo de parte de la oposición. Antes hay que formar la Mesa del Congreso y elegir a su presidente, muy importante para el curso de la legislatura. Iremos viendo estos actos, que nos permitirán conocer si hay voluntad o no de pactar y hasta adonde llegan. Veremos también si el rey, que designa al candidato, tiene iniciativa propia o se limitará a proponer al candidato que más votos ha obtenido o el indicado por los partidos. Por cierto y para ir aclarando datos, el PP, que sí ha sido el partido más votado, ha obtenido 7.215.530 votos y el resto de los partidos con representación parlamentaria 16.910.189.

El presidente del Gobierno en funciones Mariano Rajoy, buscará apoyos para formar un «gobierno estable» e intentará formar gobierno porque ha «ganado» las elecciones generales» y «quien gana las elecciones debe intentar formar gobierno», en un juego de palabra made in Mariano. Reconoció que esta nueva etapa «no va a ser fácil», pero que hará todo por «el interés general de España». Poca autocrítica por haberse dejado en el camino 3.651.036 votos y 60 escaños, salvo mencionar que tuvieron «episodios de corrupción que hicieron mucho daño al partido». Hay dirigentes del PP que no descartan nuevas elecciones ante la negativa del PSOE a abstenerse. A Aznar no se le escapa una y pide un congreso abierto, cuestionando el liderazgo de Rajoy, que no se ha visto en otra parecida y con poca cintura conocida.

Por su parte Pedro Sánchez, decide votar no a la investidura de Rajoy, aunque reconoce que le corresponde al PP la responsabilidad de formar gobierno al haber «ganado las elecciones». Para el líder socialista España «quiere izquierda y quiere cambiar», sin explicar bien como va a actuar para ese cambio desde la izquierda que menciona. El socialista se mostró satisfecho: «Hemos hecho historia, hemos hecho presente y el futuro es nuestro» y Cesar Luena se congratula de haber vencido a las encuestas. Los varones regionales, prefieren un PSOE en la oposición, antes que alcanzar pactos con nadie que defienda la independencia de Cataluña o la «autodeterminación de los pueblos de España». Nadie parece valorar que el PSOE ha perdido 20 escaños y 1.472.818 votos y que el PSM ha quedado cuarto en Madrid, cuya lista encabezaba el propio secretario general del partido Pedro Sánchez. De victoria en victoria, hasta conseguir la derrota.

Para Pablo Iglesias, «España ha votado un cambio de sistema». Aparece Podemos en la escena parlamentaria como tercera fuerza, con 5.189.333 votos y 69 diputados (En Comú Podem, Compromis-Podemos-És el Moment, En Marea). Podemos no apoyará al PP «ni por activa ni por pasiva» y no habla de otras posibles investiduras o pactos. Decidido desde el principio, marca sus «5 líneas rojas»: convocatoria de un referéndum en Cataluña sobre su encaje en España, reforma constitucional para cambiar el sistema electoral y establecer una moción de confianza ciudadana al Gobierno a mitad de legislatura, blindar constitucionalmente los derechos sociales, asegurar la independencia de la justicia, y poner fin a las puertas giratorias, para que «Que nunca más exministros y expresidentes estén en Consejos de Administración de empresas estratégicas».

Rivera sitúa a Ciudadanos y sus 40 diputados, como «eje de una nueva transición». En su opinión, los resultados electorales confirman «una nueva etapa de esperanza e ilusión porque millones de españoles han decidido que este país va a cambiar». Rivera ofrece su abstención para que el PP forme Gobierno y pide al PSOE que le deje gobernar, señalando que el interés general primará sobre los intereses de partido. «Queremos mucho a Ciudadanos, pero queremos más a España». Según explicó, la verdadera lucha contra el bipartidismo comienza con la entrada de Ciudadanos en el Congreso, donde peleará por cambiar una ley electoral «injusta» y conseguir que todos los votos «valgan igual», por alcanzar un pacto nacional por la educación y para despolitizar la justicia.

Alberto Garzón, se ofrece para un frente anti-PP y dice no temer por el futuro de IU. Reconoce los malos resultados y critica la «injusticia» de la ley electoral y con razón. Antes de concurrir a las elecciones se conocían las reglas de juego, lo que no impide criticar y proponer decididamente el cambio de sistema. Si el PP necesita 58.663 votos para conseguir un diputado, IU necesita 923.105 para conseguir dos, o los 81.750 votos, para 1 escaño para Coalición Canaria. Demasiada diferencia que prima a los grandes.

Rajoy no va a salir elegido presidente en la primera vuelta, por no tener mayoría absoluta y porque difícilmente va a conseguir el apoyo de otros grupos. En segunda vuelta solo sería presidente si el PSOE facilita la investidura absteniéndose, aunque ya han advertido que nunca votarán a Rajoy, si bien nada dicen de otro posible candidato del PP. Pedro Sánchez también podría intentar formar gobierno, con el apoyo de Podemos y los grupos nacionalistas, aunque lo tiene difícil, por cuestión del Referéndum en Catalunya. En la posibilidad de convocatoria de nuevas elecciones generales, es seguro, que el PP cambiaría de candidato y el PSOE también.

Los responsables políticos han de ser prudentes y evitar frases grandilocuentes para poner a priori condiciones y exigencias innegociables. Son momentos de negociación, pactos y acuerdos. En primera sesión parlamentaria, nadie va a salir elegido presidente. En segunda convocatoria se abren múltiples posibilidades y cruces de colores, si todos ceden algunas de sus demandas; si no, en primavera acudiremos de nuevo a las urnas, que no es malo por si mismo. El llamado gran pacto PP-PSOE es impensable; PP-Ciudadanos no es suficiente en primera, pero podía darse en las siguientes; entre PSOE-Podemos está el referéndum en Catalunya, así como con los partidos nacionalistas.

El sistema electoral, creado a imagen y semejanza del espíritu de la Transición, ha venido facilitando la gobernabilidad, con el bipartidismo PP PSOE como protagonista. Ahora, mantener este sistema, no deja de ser un despropósito político que debe corregirse, para que la voluntad del pueblo expresada en las urnas, tenga una proporcionalidad justa, con el poder político en el Parlamento.

 


 

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Víctor Arrogante
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