mi opinión

La UE acuerda deportar a Turquía a todos los inmigrantes irregulares llegados a Grecia. Huyen de la guerra y les internan en campos de concentración, en un  país con pocas garantías en el respeto de los DDHH. «Lo que estamos permitiendo desde Europa se llama genocidio».



Crónica de Antonio Miguel Carmona desde Lesbos
colabora con las ONG y apoya a los refugiados



 21 de marzo de 2016

 

 

Hay deportaciones. Los líderes de la Unión Europea acuerdan deportar a Turquía a todos los inmigrantes llegados a Grecia, incluidos los refugiados sirios. Huyen de la guerra y les internan en campos de concentración, en un  país con pocas garantías en el respeto de los derechos humanos. Es un drama y una vergüenza de la humanidad, que muestra la cara más insolidaria, cínica e hipócrita de los gobernantes. Ningún acuerdo con Turquía, previo pago, va a parar la avalancha de personas hacia la UE, que protege sus fronteras con vallas de cuchillas criminales y mallas de contención. «Lo que estamos permitiendo desde Europa se llama genocidio».

Así explican la situación desde el Parlamento: Europa asiste a una grave crisis humanitaria motivada por el desplazamiento de miles de personas que huyen del terror y la guerra en sus países de origen y buscan un espacio de protección, seguridad, libertad y respeto a los derechos humanos. Esta crisis demanda una acción conjunta, sensible, solidaria y responsable. La política de asilo y migración debe ser una política común en el marco de la UE, que cuente con el compromiso de todos los Estados Miembros, la colaboración con los países de tránsito y origen, y la coordinación con terceros Estados.

El Consejo Europeo confirma su estrategia global para hacer frente a la crisis, por lo que da prioridad a recobrar el control de «nuestras fronteras exteriores», lo que quiere decir que a través del Plan de Acción Conjunto UE-Turquía, acuerdan expulsar hacia Turquía a los refugiados que no cumplan los requisitos para permanecer en Grecia, junto con un plan para trasladar a suelo comunitario hasta 72.000 refugiados sirios. La UE financia a Turquía la «asistencia a los refugiados» con 6.000 millones de euros.

ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, considera que se deben reforzar con celeridad las condiciones de recepción en Grecia y sus sistemas para estudiar las solicitudes de asilo y atender a las personas que sean aceptadas como refugiadas. De otra parte, sobre las personas «retornadas» (deportadas) a Turquía se debe tener acceso a un procedimiento justo y adecuado de determinación de su solicitud en un plazo razonable. Asimismo considera que en Turquía deben haberse establecido la capacidad de recepción y otros aspectos antes de que cualquier persona sea retornada desde Grecia. Las personas a las que les sea reconocido el asilo, tienen que disfrutar, sin discriminación y de acuerdo con los estándares internacionales, el acceso al trabajo, salud, educación para los niños y, en la medida en que lo necesiten, asistencia social.

EEUU califica el acuerdo de «paso muy importante», resaltando los esfuerzos turcos para cobijar «generosamente» a más de 2,5 millones de refugiados de Siria. En frente, Amnistía Internacional, que valora el acuerdo como un «golpe histórico» contra los Derechos Humanos. «Es una vergüenza, que el único paso seguro ofrecido por la UE, esté condicionado por el número de personas que pueden enviar de vuelta», denuncian desde Médicos Sin Fronteras. «La UE vuelve a poner el control fronterizo por encima de los derechos de las personas», afirman desde Oxfam Intermón. El acuerdo de los líderes europeos es un fracaso más en como gestionar la crisis de refugiados. La UE ha perdido su memoria al dar la espalda a una crisis global, ignorando el Derecho Internacional y europeo y los compromisos humanitarios. El acuerdo es indecente.

La Comisión Mixta para la UE del Congreso de los Diputados, se opuso, en una Declaración Institucional, a la expulsión colectiva de refugiados a Turquía. Es imprescindible garantizar que nadie sea expulsado hasta «la conclusión definitiva del correspondiente expediente de asilo individualizado»; y que el acuerdo con Ankara «contenga garantías de cumplimiento de la legalidad internacional y del respeto de los DDHH». Que quienes sean expulsados a Turquía no puedan ser devueltos a su país de origen y reciban protección equivalente a la prevista en la Convención de Ginebra.

El Gobierno español, «ha permitido un acuerdo que vulnera los derechos de los refugiados, en contra de la posición acordada por el Parlamento, que garantizaba el respeto de las leyes de protección internacional», ha declarado la responsable de Incidencia Política de Oxfam Intermón, quien denuncia que los líderes europeos y el gobierno turco, han acordado seguir adelante con su estrategia de «mercadeo» de personas a cambio de concesiones políticas. Los refugiados no son números, son hombres, mujeres, niños y familias enteras huyendo de la guerra, que deben ser tratados con humanidad, garantizándoles respeto, sus derechos y dignidad.

No parece que el acuerdo cumpla con la Declaración del Congreso, por mucho que el presidente del gobierno en funciones diga que «El acuerdo UE-Turquía respeta escrupulosamente el mandato del Congreso» y lo valora como razonable. Ya conocemos lo que es razonable para el personaje, que se declara en rebeldía y se niega a ser controlado por el Congreso, lo que no deja de ser un golpe de mano. Desde el PSOE, la secretaria para la UE, Iratxe García, exige «garantías» para que se cumplan «escrupulosamente» los derechos que asisten a todos los refugiados, subrayando que no consentirá que el pacto se convierta en la práctica en «un instrumento de deportación».

Por su parte, desde Podemos, Pablo Iglesias, ha criticado duramente el acuerdo alcanzado y denuncia que «cambiar dinero por vidas humanas no es aceptable». Izquierda Unida «estudia los cauces legales necesarios» para actuar contra el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y contra el Consejo Europeo. «A pesar de que lo hayan querido disfrazar, el acuerdo sigue siendo a todas luces ilegal» que busca fórmulas legales «para poner freno por la vía jurídica a este pacto criminal».

Turquía no es un país seguro y no ofrece garantías en el respeto a los derechos humanos. Según Amnistía Internacional la situación de los derechos humanos se deterioró notablemente tras las elecciones parlamentarias de junio y el estallido de violencia entre el Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) y las fuerzas armadas turcas. El gobierno sometió a los medios de comunicación a una presión sin precedentes y violaciones del derecho a la libertad de reunión pacífica. Aumentaron los casos de uso excesivo de la fuerza por parte de la policía y malos tratos en las detenciones. Persiste la impunidad y se ha reducido la independencia del poder judicial.

Entre otras medidas, la declaración del Congreso, exige «reforzar los mecanismos de control sobre el efectivo destino» de los 3.000 millones de euros, ampliables a 6.000, que la UE se ha comprometido para atender a los refugiados en Turquía; aplicar «de manera solidaria» el acuerdo de reubicación de 160.000 refugiados, del que hasta ahora solo se han beneficiado 937 (18 a España); establecer vías seguras de llegada de los refugiados, para que no tengan que arriesgar su vida poniéndose en manos de las mafias.

El pacto entre la UE y Turquía supone un giro en la política europea de asilo. En lugar de reforzar la cohesión, lo que hace es poner en evidencia la fragilidad y su incapacidad de hacer cumplir sus propios acuerdos. El acuerdo deja sin concretar cómo se realizarán las expulsiones, lo que constituye un verdadero agujero negro. Subraya que no habrá 'expulsiones colectivas', pero parece poco realista pensar que en apenas unos pocos días la UE sea capaz de habilitar el mecanismo que garantice que cada solicitante tenga una entrevista, se le abra un expediente y tenga la posibilidad de recurrir la expulsión. «Pese a todo el voluntarismo y tantas lagunas, ni siquiera está claro que el acuerdo vaya a lograr los objetivos que se propone» (Editorial de El País).

El acuerdo «demuestra hasta qué punto el club comunitario se encuentra en un estado de alarmante decadencia» (Editorial en El Mundo). El mayor drama humanitario al que se enfrenta Occidente desde la Segunda Guerra Mundial es un asunto tan complejo y de difícil gestión que no se puede abordar ni con demagogia ni con soluciones milagrosas inexistentes. Echarse en brazos del Gobierno de Ankara, mediante un acuerdo que no es sino un mal parche, en modo alguno resolverá la llegada masiva de refugiados.

El acuerdo entre los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintiocho y Turquía «es la concreción del retroceso, en aquel objetivo de libertades y solidaridad que se puso en marcha a mitad del siglo XX (Editorial en La Vanguardia). Todas las previsiones pueden ser papel mojado en pocas semanas. Ni el sistema político turco ofrece garantías de que se cumplan los acuerdos ni que actúe de forma eficiente para frenar el alud de peticionarios de asilo político y humanitario. Tampoco está claro que la UE pueda garantizar la gestión del asilo de forma adecuada, como no lo ha hecho hasta ahora. Turquía ha aprovechado la ocasión para promover sus propios intereses con respecto a Europa, mientras en su país sigue transgrediendo los derechos humanos

La UE subcontrata a un país que, según AI, maltrata a los sirios. Raciona la justicia a su antojo y ahora deja a los sirios esperando nada y a nadie en Turquía. Prometieron mejorar la situación tras la tragedia de Aylán y todo ha ido a peor. La UE es un rico miserable, que se está haciendo la muerta y la pobre, que presenta la crisis económica como coartada y el mantenimiento del orden social como excusa. Se lamenta "si yo pudiera, pero es que no puedo". Son buenas razones para quitar el Nobel de la Paz a la Unión Europea (Raquel Pérez Ejerique). No se lo merece.

Refugiados bajo la lluvia, frío y reprimidos por la policía en algunos países, durmiendo en el barro, niños ante las alambradas, calamidades y miseria, muestra un panorama desolador. Qué tristeza siento ante la dramática situación. Para remediarlo, se establece un plan cobarde, cuyo objetivo es impedir el asilo a quienes huyen de la guerra. Sólo producirá más sufrimiento. Siento vergüenza de pertenecer a esta civilizada sociedad.

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¡Qué tristeza!

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Hoy se cumplen ciento seis años del nacimiento de mi madre. Le hubiera gustado leer esta reflexión. En su memoria.

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Me sumo a mi amigo Jaume d'Urgell, presidente de la Fundación Internacional de Derechos Humanos, al pedir que Rajoy debe ser procesado por el Tribunal Internacional de la Haya, porque los recortes sociales, que ha ejecutado su gobierno, vulneran y violan la Declaración Universal de Derechos Humanos.

 

¡Qué tristeza siento!

   

 

Antonio Miguel Carmona en Lesbos

@AntonioMiguelC


El concejal madrileño Carmona, se va a Lesbos.
Colabora con las ONG y apoya a los refugiados

“Estoy harto de que ningún político mueva el puto culo”, dice el concejal. El concejal socialista en la Ayuntamiento de Madrid Antonio Miguel Carmona tiene previsto pasar la Semana Santa en la isla de Lesbos y en El Pireo para colaborar con las ONG que están en los campamentos de refugiados.

Desde el Aeropuerto de Barajas, declaró a Servimedia que se marcha porque le parece “una vergüenza lo que está sucediendo y que ningún político, ni madrileño ni español, y prácticamente ni europeo, mueva el puto culo”.

Explicó que permanecerá en Grecia con la ONG Mensajeros de la Paz, presidida por el padre Ángel, hasta el próximo domingo.


CRÓNICA

LA MIRADA DE ANONE

1. Miércoles, 23 de marzo de 2016

El día en el que el mundo dejo de merecer la pena llegué, un atardecer de primavera, al puerto de El Pireo. El alma se me hizo pedazos al contemplar aquel improvisado campamento para refugiados. No pude por más, sin embargo, que esbozar una sonrisa cuando decenas de niños me rodearon mientras trataban de encontrar mi mano. A lo lejos un padre con sus dedos se esforzaba en alimentar a su hijo. Anone se llama, me dijo, entendiendo como podía el inglés con el que le preguntaba. El niño, Anone, me observaba con la mirada despierta, manantial de unos ojos negros imperturbables, ajenos a la tragedia, de espaldas a la esperanza. En mi primera visita a El Pireo, hace ya algunos años, recuerdo cerrar los ojos y recordar aquella batalla de los exiliados de Atenas, vencedores de los Treinta Tiranos, derrotados en sus muelles por Esparta. ¡Qué distinto ahora El Pireo al de entonces! Qué diferente ver la deshonra de Europa en la mirada de Anone. Al borde del Egeo hoy he visto cinco mil seres humanos, mil niños indefensos que vagan por los muelles y se esconden en las tiendas de campaña. Sirios, iraquíes, afganos, caminan con la lentitud del agotamiento y el sufrimiento en sus miradas. Europa, nido de políticos inútiles, mira para otro lado y cierra sus fronteras para resguardar calientes los asientos de la indignidad y la cobardía. Grecia, la de Sócrates y la de Platón, ha abierto treinta y seis campamentos de forma urgente para poder alimentar a cuarenta mil almas cuyo futuro depende de la mayor de las estulticias. Hambre y desesperanza, tristeza y enfermedad, suciedad y agotamiento, se hacinan sobre los escombros del continente. Contemplo entonces una larga cola de hombres dispuestos a recoger la cena mientras sus familias esperan hambrientas en las tiendas de campaña. Ya es de noche. El viento fresco de la capital del Egeo me hiela aún más el alma. Un escalofrío recorre mi cuerpo mientras alguien, un sirio con una sonrisa inmensa, me regala una manta para que la ponga sobre mis hombros. Anone ya estará dormido en una de aquellas tiendas de campaña empapadas por la escarcha.


EL INFIERNO DE GIZONA

2. Jueves, 24 de marzo de 2016

El campamento de Gizona es uno de los más deteriorados. El miedo a la lluvia es el mismo que el temor al infierno. Es mi segundo día conviviendo en los campamentos de refugiados y, lejos de que la costumbre sirva de analgesia, el encuentro con los barracones y tiendas Gizona me ha devuelto al infierno. Los niños corretean descalzos sobre el barro, los hombres discuten en corros en busca de una salida, las mujeres guarecen a sus bebés en las tiendas de campaña. Desde que de la Unión Europea cerró Idomene, frontera de Grecia con Macedonia, hombres y mujeres han quedado encerrados entre la miseria y la tragedia. Cuatro hombres permanecen en huelga de hambre en busca de la muerte o de la vida. Las horas pasan como segundos y el tiempo se escapa entre los dedos. Como la muerte. O como la vida.


EL RAPTO DE EUROPA

3. Jueves Santo (por la tarde), 24 de marzo de 2016

Cuando Zaynab llegó con sus tres hijos a Europa se encontró abandonada en el puerto sin dinero suficiente para poder pagar el pasaje. La única salida que tuvo fue venderse a los hombres para poder salvar a sus niños de un viaje de vuelta a la guerra. Me cuentan las autoridades que sólo de esta manera Zaynab pudo embarcarse desde una de las islas griegas rumbo a Atenas. Europa es un océano de prosperidad (para algunos) y un estercolero moral (para todos). Un lugar en el centro del mundo que cava su propia fosa a golpes de podredumbre. El rapto de Europa es un bellísimo cuadro de Rembrandt que describe el mito que le da nombre a nuestro continente. Cuando la bella hija de los reyes de Tiro, Europa, paseaba con sus amigas, vio acercarse a un imponente y hermoso toro blanco. Confiada subió a sus lomos y, en ese preciso instante, el toro salió corriendo, se adentró en el mar y la llevó hasta la Isla de Creta. Allí, en la Fuente de la Gortina, el bovino descubrió que era Zeus y poseyó a Europa hasta darle forma al continente. ¿Quién nos ha raptado a Europa?, ¿qué herbívoro ha anestesiado nuestras conciencias? Lo primero que se encuentra un refugiado al cruzar el Egeo en cualquiera de las islas griegas es aquella Europa soñada en forma de decenas de estraperlistas y logreros que les venden mantas a veinte euros. El siguiente paso es un autobús gratuito que les lleve a los campamentos. Pero de nuevo Europa se presenta con su rostro más purgante : los agiotistas les cobran un euro por pasajero que, naturalmente, se embolsa el hijo de puta de turno envuelto en una bandera azul estrellada. Así llegan desolados al puerto donde se prostituyó Zaynab, raptada por Zeus en forma de vileza, testigo de la ruindad de nuestro continente. Escribo esta tarde de Jueves Santo desde el Campamento de Malakasa, sentado junto a sirios y afganos, a las puertas de una improvisada peluquería mientras me cuentan escalofriantes episodios de la guerra que no desean para los hijos que se han traído. En Malakasa los hombres se retan y se pegan con sólo mirarse. Auténticas palizas que se producen antes de que la mirada del uno llegue al otro. Me recomiendan no estar con ellos en las tiendas pero me encuentro más seguro fumando su tabaco que en cualquier parlamento. En Malakasa también hay mujeres solas. Una de ellas, me dicen los afganos, vio cómo decapitaban a su marido. Decidió caminar hasta la tierra de Zeus con sus seis hijos, dejando a su espalda la guerra, el dolor y la humillación. Ahora los hijos de Europa y de Zeus son miles de altos funcionarios dispuestos a decretar lo que más le convenga a nuestra relajada conciencia. Toneladas de políticos de terciopelo cuyo mensaje al mundo es un enorme eructo en forma de tratado de expulsión masiva. Por ello, de repente, no entienden que antes para Europa ellos fueran refugiados amigos y que ahora les conviertan en inmigrantes ilegales. La decisión del Consejo, la abyección de la razón, el ultraje a la vida. ¿Cómo explicarle a los niños de Malakasa qué es una frontera?, ¿cuántos días de colegio les estamos robando por el mero hecho de que nacieron bajo las bombas que nosotros mismos fabricamos? Anochece. No hay manera de sacarme a Zaynab de mis pensamientos.


EL DÍA QUE CONOCÍ A SETARA

4. Viernes Santo, 25 de marzo de 2016

Comenzó a llover sin descanso. El barro dibujaba las pisadas de los niños descalzos. Los afganos se escondían en las tiendas en busca de un calor que se les había escapado de repente. Fue el momento en el que se me acercó Setara, una niña de catorce años y la mirada tan dulce como los sueños que alberga. Cubierta por un manto negro y cenefas plateadas, unos pendientes de perla y una diadema brillante que coronaba sus grandes ojos negros. Setara significa "estrella", nacida en Kabul, un lugar en el firmamento. Huye con sus padres del infierno del Daesh y, mientras me cuenta, el recuerdo de las bombas le hace entornar los párpados por no llorar. Precisamente hoy he llegado a un nuevo campamento sin apenas seguridad. Un lugar de Grecia, una isla de miseria y de incertidumbre. Casi todos afganos huyendo despavoridos del estado islámico. Una de las amigas de Setara tiene la cara desfigurada y la sonrisa en los labios. No quise ni preguntar al sentir una mezcla de dolor y de respeto, de tristeza y de indignación. Uno de estos afganos cruzó tres veces el Egeo para llevar a cada uno de sus tres hijos, uno por trayecto por el miedo a perderlos todos en un fatal naufragio. Porque la inmensa mayoría de los habitantes del campamento son precisamente de Afganistán. Una mezcla de etnias en las tiendas de campaña que me permite distinguir los rasgos de los pastunes, los tayikos y los hazaras. Los afganos huyen de su tierra, sí, para salvar a sus hijos de la peste de la guerra. Las afganas, además, huyen de un lugar donde ocho de cada diez matrimonios es forzado, nueve de cada diez mujeres es analfabeta y uno de cada diez niños nace muerto. Ahora están aquí con nosotros. Y yo contemplando en este campamento cómo Europa les da con la puerta en la cara. Mientras, la lluvia no para de caer y yo no me canso de escuchar historias afganas de dolor y de tragedia. Setara es una niña cuya dulzura es difícilmente descriptible con palabras. Habla algo de inglés y me acompaña por las tiendas para escuchar de la boca de los afganos todo el horror y todo el dolor de sus relatos. Setara me insiste en que pronuncie correctamente su nombre. Me recuerda que el suyo significa estrella y me pregunta de dónde vengo. Cuando lo difícil es saber... adónde voy.


LA MUERTE DE SAFO

5. Sábado, 26 de marzo de 2016

Llego a Lesbos amaneciendo con los ojos empañados de miseria, noches enteras sin dormir, para encontrarme con la isla de la muerte. Prácticamente todas las ONGs han sido expulsadas y las autoridades han convertido los centros de refugiados con derechos en campos de internamiento sin ellos. Siguen viniendo. Las mafias asientan a las familias en ligeras barcazas, les fijan el timón rumbo a Lesbos bajo el riesgo de que cualquier golpe de mar o de viento les desvíe y les lleve la estela hacia la muerte. Les dan unos flotadores inservibles que no son más que falsos bloques que, muy al contrario, les hunde bajo el mar en caso de naufragio. Hay en Lesbos un cementerio de flotadores, montañas de plásticos que sirvieron para llegar a una Europa inservible. Pero también en la isla se esconde el cementerio de la vergüenza. Un lugar donde cientos de tumbas de niños, mujeres y hombres se marcan con pequeños carteles que muestran tan solo el sexo y la edad del náufrago : niña 12 años aproximadamente. "Que si te huye, tornará a tus brazos, y así mejor te ofrecerá sus dones, y cuando esquives el ardiente beso, entonces, querrá besarte". Quien así se expresaba seis siglos antes de Cristo, era Safo de Lesbos, poetisa griega que forma parte de los nueve poetas líricos, y cuyo amor por sus compañeras le hizo escribir este imponente Himno a Afrodita. Europa ha matado a Safo. Ha sembrado de sal los campos de Lesbos. Ha hecho añicos el mito del refugio. Nuestros poemas se han convertido en playas desoladas y olas sin testigos. Cuando esquives el ardiente beso, entonces, sólo entonces, querrá besarte.


VIAJE AL CENTRO DE MORIA

6. Sábado, 26 de marzo de 2016

Moria es un centro de internamiento en la Isla de Lesbos. Los que antes eran refugiados ahora son detenidos y encerrados en barracones, disuadidos por alambradas y murallas de espinos. Iban al baño de dos en dos para no tener que quitarles las esposas. Mil seiscientas personas a las que el ejército reparte comida y, por algún motivo desconocido, a cuatrocientos de ellos no les llega ni las migajas. Las ONGs suplen este déficit depravado. Amenazados por los estraperlistas que pretenden que la comida se venda en vez de regalarse, aguantan el chaparrón como una maldición de la ignominia. Me cuentan las autoridades que constatan la llegada de personas a las que les falta un riñón. Probablemente sospechan que existe venta de órganos para pagarse el pasaje a Europa. En Moria prácticamente la totalidad de las ONGs han sido expulsadas. Se mantienen con dificultades organizaciones como Mensajeros de la Paz o Remar. La labor encomiable de voluntarios tales como Pablo (25), Israel (19) o Jenny (28) me convence de que existe otra Europa. Otra Europa protagonista en personas como el Padre Ángel o Juan Carlos Gálvez, periodistas como Pedro Blasco, y miles de ciudadanos de bien, que son precisamente los que importan y que vienen aquí a cambio de nada. Ayer precisamente hubo una manifestación de cooperantes con el fin de ganar un grado de libertad para los detenidos. Aún así les han cerrado un campamento alternativo, Better Days, desde donde proseguían haciendo su labor. Escribo desde el centro de Moria, capital de la indignidad, campo de internamiento, un lugar para la vergüenza.


ÚLTIMA CARTA DESDE EL INFIERNO

7. Domingo, 27 de marzo de 2016

Si la política no es capaz de salvar a un niño del hambre, de la guerra o del dolor, no merecerá la pena las horas dedicadas. Si Europa, diosa de la prosperidad, no lidera el futuro de sus hijos, ni recoge en su seno a los que huyen, sucumbirá como los náufragos en su propia historia. Si los hombres y mujeres públicos, tratan antes de ser conocidos que de conocer, no servirán sus pasos para hacer ningún camino. Si las instituciones se convierten en jarrones, ajenas al mundo y a las gentes, caerá su adobe como ceniza y servirán de recuerdo para las generaciones. Si la ignorancia se extiende como un mantra, defendiendo que las fronteras están por encima de los derechos, acabaremos trazando líneas infinitas y no sabremos defender siquiera los nuestros. Si el presente defiende los intereses por encima de la prosperidad de la gente, nos quedará el pasado como recuerdo y el futuro será sólo esperanza. A Anone (con mi gratitud infinita)

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Víctor Arrogante
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