Estamos
en tiempo de elecciones. Parece que fue ayer cuando leíamos y
escuchábamos los programas que los partidos políticos presentaban a las
fallidas del 20 de diciembre pasado. En esta ocasión no nos dan la
oportunidad de conocer nuevas propuestas y es de agradecer.
En las
elecciones del 26-J, que algunos quieren llamar segunda vuelta, se
presentan con las mismas propuestas, más allá de que en la precampaña,
las presenten como novedosas, que no lo son. Incluso las propuestas de
la nueva coalición Unidos Podemos –50 pasos para gobernar juntos–,
siendo las mismas anteriores de las formaciones coaligadas, se presentan
como novedosas.
Podemos, Izquierda Unida, más Equo, se han marcado una ruta con
50 medidas programáticas, entendiendo que las
próximas elecciones generales no son unas elecciones más. Se celebran
tras el fracaso de los partidos no fueron capaces –algunos no han
querido– de llegar a un acuerdo de gobierno. Dada la trascendencia
política que tienen los nuevos comicios, parte de la izquierda se une en
ese amplio acuerdo y con los con los
programas electorales propios. El documento
programático común, está destinado a comunicar a la sociedad española
los principales espacios de intersección de los distintos programas
electorales y las principales líneas de actuación del gobierno de
progreso y cambio que aspiran a liderar.
El
texto acordado está organizado en torno a cinco ejes temáticos:
económico, social, político-institucional, medioambiental e
internacional. Para las organizaciones que componen Unidos Podemos, no
hay nada más urgente que poner en pie un gobierno capaz construir un
nuevo futuro para el país. Un nuevo futuro para los millones de
trabajadores en precarios y para los cientos de miles de jóvenes que han
tenido que marcharse por falta de un futuro. Ayudar a las familias que
han perdido su casa, a los que han tenido que cerrar su negocio, a
quienes lo han perdido todo durante esta crisis, es uno de sus ámbitos
de actuación prioritarios. En lo laboral y mercado de trabajo, entienden
urgente establecer medidas de protección para quienes echan horas que
nadie les paga, con salarios de miseria, a quienes quieren formar su
propia familia y no tienen ni para empezar, a los enfermos que a duras
penas llegan a pagarse sus medicamentos y a los jubilados que han tenido
que volver a sostener a sus familias con su pensión. Es urgente, para
los firmantes, recuperar los inversión sustraída a la sanidad y a la
educación públicas; a los servicios sociales y a las personas
dependientes; a la I+D+i, a las infraestructuras, a la cultura y al
deporte.
Nada es
más urgente para la coalición, que poner fin al robo sistemático de
dinero público que unas élites políticas corruptas han llevado a cabo
durante décadas con total impunidad. El documento programático común,
pretende poner en pie un gobierno que trabaje para defender unas
condiciones de vida y trabajo dignas para las grandes mayorías de
nuestro país y garantizar que los corruptos se sienten en los banquillos
de los juzgados y no en los consejos de administración de las grandes
empresas.
Por su parte el Partido Socialista Obrero Español, siendo el mismo
programa electoral que el del 20-D, lo enmarcan en el slogan de campaña
«Un
sí para el cambio». Para l@s socialistas, el
programa electoral es un contrato con la ciudadanía, que pretenden
cumplir, en el marco de una recuperación justa y construir un Estado del
Bienestar más fuerte. El programa está estructurado en diferentes
bloques temáticos. Establecen las bases para un proyecto de futuro en la
España del conocimiento. Presentan su visión sobre la acción de España
en el exterior, dirigida a las personas. La defensa de lo público en el
marco de una renovación democrática política e institucional al servicio
de la ciudadanía. Establece medidas para fortalecer el Estado Social, en
una economía al servicio del bienestar.
También
proponen medidas para reformar la Constitución, para un «nuevo pacto de
convivencia». Las razones que esgrimen para la reforma de la Carta
Magna, vienen dadas por la transformación social que se ha producido
desde 1978 y la necesidad de extender y garantizar los derechos
fundamentales, así como los derechos sociales básicos. Igualmente
entienden que la experiencia de estos casi cuarenta años, ha puesto de
relieve la existencia de instituciones y mecanismos que no cubren de
manera adecuada los objetivos del Estado democrático y las exigencias de
calidad democrática que demanda la ciudadanía. El modelo territorial,
que solo quedó esbozado en la Constitución, precisa de un nuevo diseño,
que legitime el modelo para mejorar la convivencia y fortalecer la unión
ciudadana. Por último, y dentro de lo que laman su «vocación
europeísta», pretenden reforzar el compromiso con la Unión Europea más
social y decidida a la integración.
La organización Unión socialistas (y sus miembros Alternativa
Socialista, Iniciativa Socialista de izquierdas y demás partidos
integrantes),
proponen un programa de mínimos, con puntos
considerados sustanciales, al objeto de cambiar el panorama de crisis
social, económica, moral y política «que nos oprime». Propugnan la
unidad de las fuerzas políticas y de las personas que ansían un profundo
cambio, el fin de los recortes y la restitución de la democracia.
Diseñan
un programa como base sustancial de la confluencia por el cambio,
apostando y pidiendo el voto para aquella candidatura que luche contra
la austeridad; que esté contra las dos reformas laborales y frente la
degradación del sistema laboral y salarial que explota y agrede a la
clase obrera y trabajadora; que se manifieste por la paz, frente a las
aventuras imperialistas y exija la salida inmediata de las bases
militares extranjeras de España. Apuestan por aquella candidatura que
esté dispuesta a enfrentarse a esta Unión Europea, neoliberal y
antipopular, que prohíbe las políticas socialdemócratas y públicas.
Apoyan la candidatura que sea republicana y por la implantación de la
República y una nueva constitución, federal y social.
Yo
sumaría las 50 medidas programáticas de Unidos Podemos, las del PSOE por
el cambio y las de Unión Socialistas. Además formaría una gran coalición
por la izquierda, que desbancara a la derecha del gobierno de España.
Espero que eso ocurra, sino antes del 26-J, tras las elecciones,
conformando un gobierno de cambio y de progreso.
Mientras llega el momento, me permito perfilar un programa, mi Programa
electoral para gobernar España, que cubra mis aspiraciones. La base del
mismo tiene ya unos años de existencia, pero no es una antigualla del
pasado. Han transcurrido casi dos siglos y algunas de las
reivindicaciones de entonces, so válidas hoy. Ha cambiado el modelo
social. Surgió la llamada «clase media» y al proletariado se le denomina
trabajador y trabajadora. La clase dominante sigue siendo la misma de
entonces. La esclavitud fue abolida en 1865, pero ha surgido otra
esclavitud; la de quienes sin tener nada, lo deben todo. Esclavitud con
connotaciones económicas, políticas y sociales.
El riesgo de pobreza amenaza a uno de cada cinco españoles. El 22,1% de
la población vive con menos de 8.011 euros anuales y la renta media de
los hogares sigue cayendo, según la
encuesta de condiciones de vida publicada por el INE.
Aumentan las dificultades para irse de vacaciones, para comer carne o
pescado, al menos dos veces a la semana. Aumentan quienes tienen
dificultades para afrontar gastos imprevistos, quienes padecen pobreza
energética o se retrasan en el pago de los recibos principales. Es la
imagen de la esclavitud actual, incluso para quienes «disfrutan» de un
empleo.
Los
privilegios de la burguesía y del poder político siguen estando tan
vigentes, como vigente están la dominación de los «mercados financieros»
sobre la economía real. La justicia social, la desigualdad y la
solidaridad siguen siendo reivindicaciones necesarias y urgentes de
conseguir para el mayor bienestar y dignidad de hombres y mujeres.
Seguimos estando sometidos al poder político y económico y necesitamos
alternativas para subvertir esa realidad.
Mientras llegan unos y otros programas y acuerdos de gobierno, hago mías
las aspiraciones del Partido Socialista, en su
programa probado en 1888 (con sus convenientes
actualizaciones históricas, políticas y sociales): La posesión del poder
político por la clase trabajadora. La transformación de la propiedad
individual o corporativa de los instrumentos de trabajo en propiedad
colectiva, social o común. La organización de la sociedad sobre la base
de la federación económica, el usufructo de los instrumentos de trabajo
por las colectividades obreras, garantizando a todos sus miembros el
producto total de su trabajo, y la enseñanza general científica y
especial de cada profesión a los individuos de uno u otro sexo. La
satisfacción por la sociedad de las necesidades de los impedidos por
edad o por padecimiento.
El
programa finalizaba resaltando que el ideal es la completa emancipación
de la clase trabajadora; la abolición de todas las clases sociales y su
conversión en una sola de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo,
libres, iguales, honrados e inteligentes.