Albert Rivera, líder nacional de Ciudadanos, se ha vuelto a desnudar. Ya
lo hizo en 2006, cuando era candidato por «Ciutadans» a la presidencia
de la Generalitat, Albert Rivera,
de cuerpo entero, desnudo y tapándose los genitales con las dos manos.
Tengo mi duda de si se los tapaba o decía «éstos son mis poderes». Ahora
se vuelve a desnudar, dejando ver todas sus vergüenzas ideológicas,
todos sus principios, que ya vemos que son muchos y que los utiliza al
estilo marxista (de Groucho) «estos son mis principios si no gustan
tengo otros» en su único y particular beneficio, por mucho que diga que
es ¡por España!
Albert se denudó cuando hizo una comparecencia inesperada y teatral,
junto a las banderas nacional y europea, presentando sus condiciones
para dar el SI a la investidura de Rajoy. Pura demagogia. Ahora lo hace
con la carta «A
mis compatriotas socialistas» que no tiene
desperdicio, bajo el amparo de El País, que se ha sumado sin ambages a
la campaña de presión contra el PSOE para que apoye a Rajoy. Rivera
insta al PSOE a permitir un gobierno de Rajoy y liderar una oposición
«responsable y no populista», a la vez que hace un llamamiento al PSOE y
a su dirección actual para que se sumen «al sentido de Estado de
Ciudadanos» y para que utilicen sus escaños «para desbloquear España,
exigiendo reformas y regeneración». En palabras de mi amigo Marcial
Vázquez, la carta «es un conjunto de idioteces que solo alguien que se
cree Churchill, Kennedy y Suárez a la vez puede atreverse a firmar» y
quien dice idioteces ya sabemos lo que es. Muy bien lo dijo la madre de
Forrest Gump «tonto
es el que hace tonterías» y quien las dice,
digo yo.
Y
desde el PP todos en tromba alabando el
sentido de Estado de Rivera y agradecerle los
servicios prestados en la presión ejercida contra el PSOE. Casado afirma
que Ciudadanos ha presentado «unas condiciones asumibles» y confía en
que en los socialistas rectifiquen. Fernando Martínez-Maillo, reconoce
que muchas de las condiciones planteadas por Rivera para investir a
Rajoy son compartidas por el PP, aunque deben ser estudiadas porque
tienen «sus consecuencias, tiempos y consensos», aunque entiende que el
Comité Ejecutivo del PP dirá SI. «Esperando
que cuando haya un acuerdo con Ciudadanos, el PSOE pueda reconsiderar su
posición». Ya había asegurado Javier Maroto,
que
Rajoy estaba dispuesto a ofrecer «todo» a Rivera,
momento en el que éste convocó la rueda de prensa para presentar sus
condiciones, para luego advertir al PP que «No
se puede mover ni una coma».
El presidente en funciones Mariano Rajoy, está encantado con las
condiciones que Albert Rivera ha planteado, porque
algunas de las decisiones no están en su mano.
Ciudadanos ha vestido como grandes exigencias peticiones que no lo son.
Como la de reclamar que los políticos investigados abandonen sus cargos;
por el contrario está dispuesto a votar a favor de un Gobierno, cuyo
partido está procesado. En cuanto a la comisión de investigación en el
Congreso sobre la financiación irregular del PP, la exigencia carece de
valor coercitivo alguno, puesto que todo dependerá de lo que pudieran
apoyar Unidos Podemos y PSOE (El
Grupo Socialista se ha adelantado y ha0 presentado ya la solicitud).
Sobre la petición de poner fin a los aforamientos, no cuenta con que
habría que reformar la Constitución y tampoco depende exclusivamente de
los votos del PP. Ciudadanos quiere una reforma electoral más
beneficiosa para sus intereses frente a los partidos nacionalistas, pero
no precisa nada sobre cómo debería cambiarse para mejorar la
proporcionalidad en el reparto de escaños. En relación a limitar por ley
el tiempo de mandato de un presidente, la propuesta es una prórroga para
Rajoy. Poca claridad, inexactitudes y contradicciones sobre los mensajes
continuados anteriores, cuando clamaba porque Rajoy no podía quedarse ni
un día más.
El Foro de encuentro 26-j en un comunicado, entiende que
las propuestas de Ciudadanos al Partido Popular son engañosas y no
propicia las políticas de progreso que España necesita.
Valora que con una escenificación desmedida, «asistimos a la entrega de
los escaños de Ciudadanos al PP. Traicionando la hoja de ruta que les
sirvió de reclamo para las dos últimas citas electorales», que se basaba
en la regeneración, la modernización de España y el rechazo a la figura
agotada de Rajoy. Ciudadanos se ha decidido por propiciar la investidura
de Rajoy, «indultando la corrupción y blanqueando políticamente su
cuatrienio negro».
Porque no se puede olvidar que
el PP es una organización camino del banquillo.
Ha sido procesado como autor de presunto autor de los delitos de
encubrimiento y daños informáticos por la destrucción de los dos
ordenadores del extesorero Luis Bárcenas, en los que según su versión
guardaba las pruebas de 18 años de la contabilidad B del PP. Además el
PP, como persona jurídica, también está imputado en una pieza separada
del caso Taula por el delito de blanqueo de capitales en relación a la
presunta financiación irregular del partido en el Ayuntamiento de
Valencia. Hasta cinco casos tiene pendiente el PP con la justicia como
es el de partícipe lucrativo en Gürtel Época I y en Boadilla del Monte.
Actos delictivos que presuntamente ha cometido el PP, como si se tratase
de una auténtica organización criminal.
Si Ciudadanos apoya al PP y no exige responsabilidades, se convierte de
hecho en su cómplice y queda deslegitimado para nada más exigir. El paso
dado por Ciudadanos con sus condiciones, no ennoblece la política ni
reconcilia a su clase dirigente con el cuerpo electoral. «Más bien sitúa
al partido de Rivera como cómplice en la prolongación de la agonía de un
ciclo agotado, contra el que supuestamente emergió».
Foro 26-J confía en la reacción de la
ciudadanía, «que más temprano que tarde tendrá que producirse, apelando
a que no se resigne, a no plegarse por impotencia ante cuanto nos
ocurre».
Los
partidos políticos con representación parlamentaria han de hacer un
esfuerzo de entendimiento, anteponiendo las necesidades de los más
desfavorecidos, frente a los intereses de la clase poderosa, como ha
venido haciendo el PP. Han de pactar un acuerdo que propicie políticas
de progreso, en el que no estén los responsables de la corrupción
imperante; un pacto honesto, solvente, para acabar con la política
económica, social y mediática que actualmente nos preside y amenaza con
quedarse.
Habría que evitar unas nuevas elecciones,
pero no vale un acuerdo a cualquier precio. ¿Y
que decir al PSOE y a Unidos Podemos?:
Pedro se fuerte, Pablo baja a la tierra. Que
el PSOE lidere la oposición es una buena estrategia para intentar
regenerarse y ocupar el espacio que ha perdido; pero si para ello tiene
que dejar gobernar al partido imputado por corrupción, «que ha arrasado
el Estado de Bienestar», el precio es demasiado caro para los
socialistas en particular y para la ciudadanía en general. Debe dar los
pasos necesarios para formar gobierno con Podemos y los nacionalistas. A
Podemos hay que recomendarle que, dejando a un lado sus propias
cuestiones organizativas, posibilite la formación de un gobierno de
progreso, liderado por el PSOE, que impida que Rajoy y el Partido
Popular vuelvan a gobernar. Por el interés general.
Es
necesario retomar las movilizaciones sociales de protesta, que vengan a
expresar la disconformidad con lo que ocurre, exigiendo soluciones y la
formación urgente de un Gobierno de progreso, así como construir una
alternativa global al sistema.