mi opinión

El tiempo corre a favor
de repetir las elecciones

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Se han cumplido tres meses desde la celebración de las elecciones generales del 20D. Parece que ha transcurrido un año. La ciudadanía eligió la diversidad, castigando a los partidos tradicionales, que en cuarenta años, han conformado el bipartidismo político. También prefirió la complejidad. Hay que formar un gobierno de cambio, progresista y por la izquierda. Hay elementos para ello.

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 25 de marzo de 2016
 

 

Se han cumplido tres meses desde la celebración de las elecciones generales del 20D. Parece que ha transcurrido un año. La ciudadanía eligió la diversidad, castigando a los partidos tradicionales, que en cuarenta años, han conformado el bipartidismo político. También la ciudadanía prefirió la complejidad para tejer acuerdos que permitan la formación de un gobierno. Los partidos, los tradicionales y los emergentes, no están siendo capaces de llegar a acuerdos, todo parece muy complejo y simples las voluntades. Pese a que se invoca el interés general, no parece que sea éste el que prima, sino el particular.

Todo está bloqueado y el camino hacia la convocatoria de nuevas elecciones, va quedando expedito. Aunque pudiera ser que, como en Catalunya, a última hora, se descorra el velo y se llegue al pacto, tan deseado como necesario. Ahora no tenemos candidato y hay que volver al punto de partida. Dos posibilidades tenemos ante nosotros (Artículo 99. Constitución española):

1.- Qué algún político recabe los apoyos necesarios para ser investido y el Rey le proponga como candidato. Se convocaría nueva sesión de investidura. El nuevo candidato, podría ser elegido por mayoría absoluta en primera votación o por mayoría simple en segunda, como ya hemos conocido. Si la votación es afirmativa, el presidente del Congreso se lo notifica al Rey y se promulgaría el decreto de nombramiento.

2. Qué ningún candidato consiga el respaldo en el plazo de dos meses (contados a partir del pasado 2 de marzo). Si el día 3 de mayo, nadie consigue ser investido, el rey disolverá las Cámaras y convocará nuevas elecciones. Como entre la disolución de las Cortes y la celebración de las nuevas elecciones, han de pasar 54 días, votaremos, si nadie lo remedia, el 26 de junio.

La situación sigue bloqueada y todos los partidos se culpan de ello. El PP mantienen su propuesta inicial de formar un gran pacto de gobierno estable de mayoría con el PSOE y si quiere también Ciudadanos. Por su parte el PSOE mantiene la necesidad de desalojar a los populares del gobierno. Nada se ha avanzado, salvo el acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos, que ha resultado ser como el pac(r)to de los montes, que como en la fábula, tras dos meses negociando, a cuatro, a tres o a dos bandas, propagándolo como de cambio, progresista y de izquierdas, «rugiendo» como «el monte» dio a luz un acuerdo que ha resultado ser un ratón azul, que ya pocos defienden.

Pedro Sánchez busca el apoyo o la abstención de Podemos, incluso puede ofrecerle una negociación bilateral sin Ciudadanos, aunque para avanzar sobre lo acordado. Todos piden celeridad, pero los hechos niegan sus dichos. Los socialistas, que han mantenido reuniones con poco éxito con el PNV e IU, han insistido en que es preciso retomar el diálogo con Podemos para intentar conseguir un acuerdo y evitar nuevas elecciones generales. Parece que quieren evitar nuevas elecciones, pero pocos lo creen. El 71,1% de los ciudadanos creen más probable que se celebren nuevas Elecciones Generales, según un último sondeo de Simple Lógica. Algo más de la mitad (52,8%) prefieren que se forme un Gobierno mediante un pacto entre distintas formaciones políticas

Nada está siendo fácil ni parece que vuelva a serlo. Difícil parece el entendimiento con Podemos. Mucho más tras la destitución de su secretario de Organización, persona de la máxima confianza de Íñigo Errejón y el nombramiento de Pablo Echenique. Además el sector Anticapitalista de Podemos, reforzado en esta crisis, rechaza el acuerdo con el PSOE, prefiriendo formar un gobierno de coalición entre el PSOE, Podemos, Izquierda Unida y Compromís que llegue al poder con la abstención de Democràcia i Llibertat y Esquerra Republicana de Catalunya, es decir un pacto por la izquierda.

La situación cada día se complica más y Rajoy no facilita las cosas, sino que ha provocado un conflicto entre el Gobierno y el Congreso de los Diputados, al negarse a comparecer. «Ni Rajoy ni su equipo se someterán al control de la Cámara», dice el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, como así hizo el ministro de Defensa que dejó plantada a la Comisión. El PSOE, Podemos y Ciudadanos ven inevitable acudir al Constitucional para que aclare, si un Gobierno en funciones, debe someterse al control parlamentario. Es de sentido común, que si un gobierno ha de estar controlado y rendir cuentas de su gestión, es precisamente el que está en funciones. Por esta razón, el Gobierno en funciones del PP, al declararse en rebeldía, está dando un golpe de mano contra la democracia y contra el pueblo. «Rajoy se comporta como un dictador temporal», al no someterse a la soberanía representada en las Cortes.

No parece que sean los intereses generales los que se están defendiendo. Pedro Sánchez con la mirada puesta en el Congreso Federal de mayo y la presentación de Susana Díaz como candidata para disputarle la secretaría general, que se hará efectiva, si Sánchez vuelve a fracasar en su intento de ser presidente. Mariano Rajoy presionado por quienes se han artado de tanta corrupción, piden el cese de Rita Barbera como Senadora, incluso voces apagadas su propia dimisión. Por su parte Pablo Iglesias cuestionado por el caso de Madrid y la opinión de Ada Colau, criticando la «arrogancia» en la forma de actuar del líder. Alberto Garzón en Izquierda Unida, no lo está teniendo más fácil. Dirigentes críticos con su política, cercanos a Cayo Lara, preparan una lista alternativa para liderar la organización, Y en este barullo, Ciudadanos, con sus al menos 59 cargos que han dejado el partido, por dimisiones o expulsiones, como el caso de la diputada en la Asamblea de Madrid, Eva Bórox, implicada en «la Púnica».

Tres meses han transcurrido, sin que se haya visto una auténtica voluntad para formar gobierno. Con insultos y descalificaciones, difícil ponen la negociación. Postureo es lo que hacen. Ningún político ha asumido la responsabilidad de lo que ocurre, pocos han tendido la mano sinceramente y todos culpan al contrario de marcar «líneas rojas» –otra nueva expresión– que hacen imposible un acuerdo. Entre unos y otros están consiguiendo que la ciudadanía quede harta de tanta palabrería, que pese a lo que dicen, carece de compromiso, cargados de intereses personales y partidistas.

Es casi seguro que acudamos el 26 de junio de nuevo a las urnas. Los partidos políticos deben asumir su responsabilidad ante el gravísimo incumplimiento del mandato electoral ciudadano. Frente al despropósito en la negociación, es urgente que se pongan en marcha medidas para recuperar los derechos sociales y económicos eliminados o restringidos durante el Gobierno de Rajoy; que se aprueben disposiciones contra la corrupción, por la regeneración democrática y un plan de emergencia social a favor de quienes sufren más las consecuencias de estas políticas antisociales, cuando no reaccionarias.

Me sumo a la propuesta de presentar una Iniciativa Legislativa Popular (promovida por Emilio A. Díaz Berenguer e Ignacio Trillo Huertas) para reformar la Ley Electoral, que haga recaer sobre los partidos, diputados y senadores elegidos en las últimas elecciones la responsabilidad política, fruto de su incapacidad para formar un gobierno. De manera que si cumplido el plazo fijado en la Constitución se convocan nuevos comicios, se consideren inhabilitados, cada uno de dichos parlamentarios, para volver a formar parte de las candidaturas de cualquier lista electoral en las dos próximas legislaturas.

En esta línea, los grupos parlamentarios deberán asumir la responsabilidad económica derivada de su incapacidad política manifiesta e ingresar en las arcas públicas, en función del porcentaje de votos obtenidos el 20D, los gastos generados por el Estado para la puesta en marcha y realización de la campaña electoral. Estos fondos tendrían como finalidad la financiación de las nuevas elecciones los gastos iníciales de la nueva legislatura.

Es necesario que se conforme un gobierno de progreso, con un programa de compromisos concretos (Alternativa Socialista). Es necesaria la conformación de un nuevo gobierno que tome medidas urgentes ante la renovada resurrección de la crisis. Para AS, desde el socialismo democrático, exigen que es urgente que se comiencen a resolver los problemas de las personas, de las clases trabajadoras y del pueblo trabajador que sufren todos los males.

La falta de capacidades o la mala voluntad deben reconocerse y que cada político y formación asuma sus errores, negligencias y responsabilidades. No puede, no debe haber nuevas elecciones. No es seguro que la repetición facilite la gobernabilidad. Según los últimos sondeos, los resultados entre el 20D y el 26J en el conjunto no variarían demasiado y las posiciones de los partidos seguirían poniendo difícil a formación de un gobierno. Los plazos y el procedimiento de la investidura, dejarían prácticamente un año en blanco, vacío en la toma de decisiones urgentes necesarias para el común bien social.

Hay que formar un gobierno de cambio, progresista y por la izquierda. Hay elementos para ello.


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Víctor Arrogante
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