Naciones Unidas estableció como
Día Mundial de la Mujer el 8 de marzo,
para reflexionar acerca de los avances logrados, pedir más cambios
y celebrar la determinación de las mujeres que han jugado un papel
clave en la historia. Pese a todo no debe ser un día de
celebraciones, sino de denuncia, protesta y movilización. En
España este año 2017 han sido asesinadas 18 mujeres víctimas del
#terrorismomachista, la violencia de género con resultado de
muerte, la pero cifra de la última década, y no tiemblan los
pilares del Estado, como ocurriría si las muertes las hubiera
provocado el terrorismo político o separatista.
Un día
como el 8 de marzo, no es para celebrar, sino para reafirmar el
compromiso por la eliminación de todas las formas de
discriminación y violencia, especialmente contra las mujeres.
Difícilmente se podrá conseguir, si no se cambia el modelo social,
por otro justo y democrático, en el que se promuevan políticas
económicas igualitarias, empleo de calidad, lucha contra la
pobreza, la desigualdad y la violencia de género. Tenemos que
superar las políticas llevadas a cabo por la derecha reaccionaria
y austericida, ejecutadas por el PP, que han significado un
retroceso en derechos y recortes sociales para la ciudadanía con
un fuerte impacto para las mujeres.
Este año, promovido por el colectivo
feminista argentino «Ni una menos», que se ha extendido a diversos
países latinoamericanos y europeos, se ha convocado para el día 8
de marzo, un
Paro Mundial de mujeres contra la violencia machista.
La presión en la calle, la movilización y la sensibilización de la
sociedad contra la violencia machista son imprescindibles para
conseguir avances.
El tema
escogido por la ONU este año es: «Las mujeres en un mundo laboral
en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030», al estar en
transformación el mundo laboral, con implicaciones significativas
para las mujeres. Por un lado, la globalización y la revolución
digital y tecnológica, crean nuevas oportunidades, al tiempo que
la creciente informalidad en el trabajo, la inestabilidad en las
fuentes de ingreso, nuevas políticas fiscales y comerciales y el
impacto ambiental, ejercen un papel decisivo en el empoderamiento
económico de las mujeres y los derechos humanos.
Parece
que las organizaciones sociales van por otro lado. El Paro
Internacional de Mujeres –PIM–, es un movimiento de base formado
por mujeres de diferentes partes del mundo, inspirado desde
Polonia y creado en octubre de 2016, en respuesta a la violencia
social, legal, política, económica, moral y verbal que
experimentan las mujeres contemporáneas en diversas lugares del
mundo. PIM planea paros generales y protestas para el 8 de marzo,
bajo un lema en común: «la solidaridad es nuestra arma».
«Nosotras, las mujeres del mundo, estamos hartas de la violencia
física, económica, verbal y moral dirigida contra nosotras. No la
vamos a tolerar pasivamente. Exigimos que nuestros gobiernos dejen
de usar insultos misóginos y empiecen a tomar medidas reales para
resolver numerosos problemas relacionados con nuestra seguridad,
acceso gratuito a la atención médica, incluyendo los derechos
reproductivos, el establecimiento de graves sanciones legales a
criminales en casos de violación, violencia en el hogar y de todo
tipo de crimen de género que sufrimos cada vez más, así como el
cumplimiento de la secularización de nuestros Estados. Antes que
las condiciones biológicas femeninas somos sobre todo, seres
humanos y lo que es más; estamos en 2017».
El PIM
dice en su convocatoria «Como ciudadanas conscientes, nosotras,
las mujeres, sabemos que el mundo está pasando por una fase de
crisis pero no aceptamos ser víctimas de ella. Exigimos,
gobernadores de nuestros países, que sean maduros y aborden los
problemas del mundo de una manera directa, pacífica y sin daño a
nosotras. Nosotras, las mujeres del mundo, anunciamos que si no se
toman medidas inmediatas para detener esta violencia, vamos a
hacer un paro, somos solidarias y estamos unidas, en todo el
mundo, para defender nuestros derechos humanos. Constituimos más
de la mitad de la población del mundo y sabemos que el poder está
en nuestras manos».
Denuncian «que el capital explota nuestras economías informales,
precarias e intermitentes; que los Estados nacionales y el mercado
nos explotan cuando nos endeudan; que los Estados criminalizan
nuestros movimientos migratorios; que cobramos menos que los
varones y que la brecha salarial llega, en promedio, al 27%». No
se reconocen que las tareas domésticas y de cuidado son trabajo
que no se remunera y suma, al menos, tres horas más a las jornadas
laborales de las mujeres.
La
brecha salarial de género en España en 2016 era casi de un 24%,
la más alta en los últimos seis años. Han arrastrado sobre los
hombros de las mujeres, parte de las consecuencias de la crisis:
recortes en servicios sociales que las ha llevado a volver a
encargarse de los cuidados de los mayores y los hijos, el aumento
de los contratos a tiempo parcial, donde las mujeres son un
porcentaje mucho más alto que los hombres. También se produce
brecha de género en las pensiones, que en 2016 era de un 34%. No
existe ningún país en el mundo donde haya una igualdad plena y
España no es una excepción, por lo que la movilización es más
necesaria.
La movilización convocada busca evidenciar
cómo sería el mundo si las mujeres dejaran de hacer lo que hacen
todos los días, desde las tareas del
hogar hasta los trabajos en los que se desarrollan. A la par, es
un llamado a valorar la vida de las mujeres, a detener la
violencia machista que provoca que 38% de los asesinatos de las
mujeres en el mundo en manos de sus parejas masculinas.
El PIM
es un movimiento que va en serio y sugieren diferentes formas de
protesta; desde un paro total o parcial (1 ó 2 horas) en el
trabajo o en las tareas domésticas y en los roles sociales como
cuidadoras. En caso de que no poder parar en el trabajo, proponen
usar ropa o elementos de negro o violeta que identifique la
acción; boicot a las empresas que usan el sexismo en sus
propagandas o en su enfoque hacia las trabajadoras; huelga de
sexo; cese de compras durante la jornada; bloqueo de calles con
demostraciones, piquetes y marchas. «No se olviden de que de
nuestra decisión depende la continuidad de la vida en la Tierra».
El
Movimiento Feminista de Madrid, como no podía ser de otra forma,
se suma este 8 de marzo al Paro Internacional de Mujeres. El
llamamiento es hacer un paro en las «tareas de cuidados» y también
en el «empleo productivo», que irán acompañados de huelga de
consumo, manifestaciones, vigilias y concentraciones. Las
organizaciones que convocan dicen que se trata de un día de
protestas en la que cada mujer puede optar por la que prefiera o
considere más oportuna. Las organizaciones feministas en todo el
mundo unen sus fuerzas en un grito común para denunciar tanto el
desigual reparto del empleo, los trabajos de cuidados, el acceso a
la riqueza, como para exigir el fin de las violencias machistas.
Entienden que juntas, en un nuevo internacionalismo que reclama el
derecho a decidir sobre quienes son, a quienes desean, cuales son
sus proyectos de vida y como quieren llevarlo a cabo.
No es
tanto una huelga convencional, como un día de movilización, que
busca usar distintas formas de protesta para clamar contra la
violencia de género, la brecha salarial, el acoso, la
discriminación laboral y, en general, contra el machismo en todas
sus formas. Dependiendo de la actividad personal o profesional,
así es la acción que se propone. En los cuidados, es un día para
que en la medida de lo posible, se desatiendan las tareas diarias
de atención del hogar y la familia. Un día para que los hombres se
hagan cargo de estas tareas al cien por cien.
La idea
es que no se consuma nada o lo mínimo imprescindible: básicamente
un día sin compras. Reducir el consumo de agua, gas y electricidad
a lo estrictamente necesario. No coger el coche, utilizar los
servicios públicos; no entrar en bancos ni sacar dinero en cajeros
automáticos. De 12:00 a 12:30, paro en los trabajos o en las
clases. Concentraciones en las puertas de los centro. Acudir a las
concentraciones convocadas en cada ciudad. «Que pare el mundo
porque nos están matando. Que pare el mundo porque no funciona sin
nosotras. Que paren las calles hasta que podamos transitar
seguras. Que paren los feminicidios porque nuestras vidas no están
a disposición de otros».
«Prefiero una libertad peligrosa a una servidumbre tranquila»,
decía María Zambrano. #YoParo este 8 de marzo por la libertad de
las mujeres, utilizando la acción solidaria como arma contra todas
las formas de violencia, por la igualdad y la justicia social para
todos y todas.