El 1º
de Mayo es una fecha emblemática para la clase trabajadora en la
lucha por conseguir derechos y conservarlos, mejores salarios,
seguridad y dignidad. Fue en 1890 cuando se estableció como Día
Internacional de los Trabajadores, en homenaje a los «Mártires de
Chicago» ejecutados y a las huelgas simultaneas que se produjeron;
se abandonaron las fábricas, para ganar las calles: «¡Ningún
obrero debe trabajar más de 8 horas por día! ¡8 horas de trabajo!
¡8 horas de reposo! ¡8 horas de recreación!».
A
finales del siglo XIX, las condiciones de vida de los trabajadores
eran de miseria, esclavitud y explotación y la represión policial
al servicio del patrón. El 1º de Mayo de 1886 la huelga por la
jornada de ocho horas estalló de costa a costa de EEUU. Más de
cinco mil fábricas fueron paralizadas y 340.000 obreros salieron a
las calles. En Chicago los sucesos culminaron en la masacre de la
plaza Haymarket (4 de Mayo). En el juicio amañado contra los
dirigentes anarquistas y socialistas, cuatro fueron condenados a
morir en la horca y ejecutados. Algunos han pretendido que la
historia se olvide o pierda el contenido de lucha social. En
España durante el franquismo, el 1° de Mayo, era un mero día
«festivo». Hay que recuperar la memoria para que este Día
Internacional adquiera plena significación.
Que no nos confundan cuando dicen que la
economía española encadena el tercer año consecutivo de
crecimiento. Se han hecho grandes reformas, el sistema financiero
se ha estabilizado, el paro ha descendido, pero la recuperación
solo ha llegado a las grandes cifras macroeconómicas. La mejoría
sigue sin llegar a todas las capas de la población. La última
Encuesta de Condiciones de Vida del INE
subraya que la tasa de personas en riesgo de pobreza o exclusión
social representa el 27,9% de la población (en 2011 era el 26,7% y
en 2010 el 26%). La recuperación no llega a los parados ni a los
inmigrantes ni a las familias monoparentales. Cerca de trece
millones de personas sufren riesgo de pobreza, baja intensidad en
el empleo o carencia material severa.
Según la
Encuesta de Población Activa,
correspondiente al primer trimestre de este año, el paro sube en
17.200 personas (+0,41%) y se destruyeron 69.800 empleos. Son
4.255.000 personas las que se encuentran sin trabajo, llegando a
18.438.300 la población activa, que ha disminuido en 127.700
personas. 1.394.700 hogares tienen a todos sus miembros en paro.
Desalentador. Los salarios no crecen, mientras los precios suben;
las mujeres siguen discriminadas en el trabajo y su sueldo es
cerca del 23% inferior al de los hombres;
las prestaciones por desempleo solo cubren a la mitad de las
personas desempleadas (55,5%); y las
pensiones tienen cuantías miserables.
Este año
CCOO y
UGT, entre otras importantes
reivindicaciones, piden al Gobierno, a las comunidades autónomas y
a los partidos políticos con representación parlamentaria, que
apoyen e impulsen las reformas y cambios necesarios, para hacer
posible que el aumento de la producción y de la riqueza beneficie
al conjunto de la sociedad, especialmente a la clase trabajadora
que ha sido castigada en la última década.
Desde 2008 muchos de los derechos de la
clase trabajadora han sido eliminados o disminuidos, por el efecto
directo de una intensa crisis y por unas políticas de
austeridad, que han aumentado la precariedad laboral, han
reducido los salarios y las prestaciones sociales. En el
manifiesto del 1º de Mayo, CCOO y UGT
insisten en que es necesario devolver el equilibrio de fuerzas en
la negociación colectiva, y exigen un SMI suficiente, estable y
duradero en el tiempo (1.000 euros a final de esta legislatura,
garantizando el equivalente al 60% del salario medio). Es
necesario promulgar una ley de igualdad salarial entre hombres y
mujeres; reformar el sistema de prestaciones por desempleo y
derogar la reforma de las pensiones de 2013. Hay que recuperar el
gasto en Sanidad, Educación, Protección Social y ayuda a la
Dependencia, extendiendo la cobertura y mejorando la calidad de
sus servicios. La derogación del artículo 315.3 del Código Penal y
la Ley Mordaza ocupa un lugar destacado entre las
reivindicaciones.
Ante esta situación crítica, CCOO y UGT
apoyan la moción de censura de Unidos Podemos contra Rajoy, porque
el Parlamento debe ser una caja de resonancia, que de soluciones a
las
principales preocupaciones señaladas por la ciudadanía:
corrupción, paro y problemas de índole económica. Ante este
panorama, el PP no puede seguir ni un día más en el Gobierno. La
moción de censura debe ser una palanca para regenerar la vida
política, económica y social,
primera piedra para un cambio de régimen.
La
Confederación General del Trabajo llama
a la movilización del 1º de Mayo a «todas las personas,
organizaciones, colectivos sociales, inmigrantes, pensionistas,
estudiantes, mujeres y a la clase trabajadora en general». La CGT
considera que la lucha en la calle, gobierne quien gobierne, es la
única vía para defender y recuperar los derechos y libertades que
«nos han ido arrebatando en los últimos años de esta
crisis-estafa».
Se
necesita una fuerte regeneración democrática y cultural. El cambio
de políticas debe comenzar sin demora. La crisis nunca terminará
para la mayoría social, para la clase trabajadora si no hay
reivindicación y lucha. Es una exigencia social, económica y
democrática. No hay excusas; por el empleo estable, salarios
justos, pensiones dignas y más protección social. Son nuestros
derechos. Por un cambio de modelo social basado en el reparto de
la riqueza, el apoyo mutuo y la igualdad.