Esta semana ha sido trágico en Israel y un
calvario para el pueblo palestino:
111 muertos, 12.733 heridos, 536 víctimas con disparos en la cabeza y
un bebé gaseado. Las balas israelíes han
provocado heridas terribles, que dejarán secuelas de por vida, según
Médicos Sin Fronteras, que tacha de inhumano el baño de sangre. Una
represión, con precedentes, de las tropas israelíes, contra 40.000
personas, que participaron en una manifestación contra el traslado de
la embajada de EEUU a Jerusalén.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud
Abbas, declaró tres días de luto y una huelga general, en respuesta a
la violencia desatada en la Franja de Gaza. Abbas instó a mantener la
resistencia popular de manera pacífica como mejor vía para alcanza el
Estado palestino. Por su parte, Hamas ha advertido de que Jerusalén es
«una línea roja» y que «continuarán la resistencia». Hizo un
llamamiento a una nueva intifada. «Piedras
contra balas. Gritos contra obuses. Libertad contra represión. Vida
contra muerte».
El primer
ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reiteró que tienen la obligación
de defender sus fronteras y culpó a Hamas de lo ocurrido en Gaza. La
Casa Blanca también responsabilizó a Hamas de la violencia desatada en
la inauguración en Jerusalén de su embajada. El secretario de Estado,
Pompeo, reiteró que EEUU sigue comprometido con una paz «duradera e
integral» entre israelíes y palestinos. La UE por medio de su alta
representante de política exterior, Federica Mogherini, pidió
«contención y coraje» a israelíes y palestinos para cesar la violencia
en Gaza y retomar el diálogo.
El secretario general de Naciones Unidas,
António Guterres, se declaró profundamente alarmado por la violencia
en Gaza, y pidió a Israel máxima contención; mientras, el secretario
general de la Liga Árabe, Ahmed Abul Gheit, insistió en que el
traslado de la embajada de EEUU a Jerusalén es un paso peligroso que
podría tener consecuencias en toda la región. El presidente turco,
Recep Tayyip Erdogán, habló de «genocidio» en la Franja de Gaza, y
añadió que EEUU ha perdido la legitimidad como mediador entre
israelíes y palestino y ha pasado a ser parte del problema en Oriente
Próximo.
Y EEUU bloqueando en la ONU cualquier condena de la masacre de Israel
en Gaza.
Muchas
palabras y pocos compromisos ante una nueva matanza que se provoca en
demasiadas ocasiones. Israel provoca una matanza en la protesta
palestina contra EEUU, titula El País. Para El Mundo, se ha producido
un baño de sangre al abrir Trump su embajada en Jerusalén. Para ABC,
la protesta palestina eclipsa la apertura de la Embajada de EEUU en
Jerusalén. La Vanguardia habla de Embajada de sangre en Gaza, y El
Periódico, EEUU abre su embajada en Jerusalén con un baño de sangre en
Gaza. Para 20 Minutos, se han producido Estragos de una masacre
anunciada. Los ataques de las Fuerzas aéreas del Ejército israelí
continúan más allá de la embajada de EEUU, bombardeando varias
instalaciones del movimiento islamista Hamás en el norte de la Franja
de Gaza. Mucha mención a la embajada y escasa mención a las victimas.
El pueblo
palestino sigue sometido a los designios del Estado de Israel. Hace
más de dos mil años, quien estaba sometido al Imperio Romano era el
pueblo judío. Roma ejercía su poder exigiendo tributos para el
mantenimiento de las tropas de ocupación y envío de remesas a Roma. Lo
sobrante, como dicen en La vida de Brian, era para el «alcantarillado,
la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación,
las carreteras y los baños públicos». Hoy es el Estado de Israel quien
somete, a sangre y fuego, al pueblo palestino. Sobre el sufrimiento
judio en Austerlitz hoy no voy a hablar.
En 1947, la ONU aprobó el
Plan para la partición de Palestina. Con
supuesta buena fe, se pretendía dar respuesta al conflicto entre
árabes y judíos. La presión de la comunidad judía internacional y la
mala conciencia de los actores, por el holocausto de la Segunda Guerra
Mundial, hizo que el plan fracasase. La partición de la zona en dos
estados, no contentó a ninguna de las partes. La Liga Árabe aprobó
otra resolución que rechazaba frontalmente la de la ONU, advirtiendo
que para evitar la ejecución del plan, emplearía todos los medios,
incluyendo la intervención armada. Reino Unido abandonó Palestina el
15 de mayo de 1948, un día después de que David Ben Gurión declarase
la
independencia de Israel. Desde entonces
guerras, ocupaciones y sufrimiento. Una historia sin fin, que ha
dejado demasiadas muertes.
En 1948, el
pueblo judío celebró la independencia y la creación de un estado
judío, pero criticaron el plan que dividía en tres zonas separadas el
territorio asignado, poco viable y de difícil defensa. Los líderes
árabes se opusieron al plan argumentando que violaba los derechos de
la población árabe, que representaba el 67% de la población total,
criticando que el 45% de la superficie de todo el país se adjudicaba
al nuevo Estado judío, que solo representaba el 33% de la población.
Desde entonces se han producido diferentes
crisis, intifadas, incidentes armados y guerras abiertas. La
guerra árabe-israelí de 1948, conocida como
guerra de la Independencia, fue el primero de los conflictos armados
que enfrentaron al Estado de Israel y a sus vecinos árabes. Líbano,
Siria, Transjordania, Irak y Egipto. La siguiente fue la
Guerra de Suez en 1956, en la que
intervinieron Israel, Reino Unido y Francia, atacando a Egipto por la
nacionalización del Canal de Suez. En la
guerra de los Seis Días en 1967, Israel
conquistó la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, la península
del Sinaí y los Altos del Golán. El siguiente conflicto fue la
guerra de Yom Kipur en 1973, en la que
Egipto y Siria iniciaron el conflicto para recuperar los territorios
que Israel ocupaba desde la Guerra de los Seis Días.
El conflicto ha dado lugar a
innumerables resoluciones de la ONU,
conferencias, acuerdos y pactos −incumplidos o con la amenaza
permanente de incumplimiento−. Después de todo, las principales
cuestiones siguen pendientes: la soberanía de la Franja de Gaza y
Cisjordania; la formación un estado palestino; el estatus de la parte
oriental de Jerusalén o Altos del Golán; el destino de los
asentamientos israelíes y de los refugiados palestinos. Difíciles
cuestiones que se anteponen al reconocimiento de Israel y Palestina y
su derecho a coexistir y convivir en paz.
Gaza sigue asediada. Un millón y medio de
personas se encuentran encerradas en un territorio de 365 Km2,
confinados entre muros. Se ha convertido en la mayor prisión del mundo
a cielo abierto, un enorme campo de concentración o un «campo de
prisioneros. Los ataques por tierra, mar y aire, no discriminan los
objetivos militares de los civiles. Todos los palestinos son
considerados combatientes o terroristas. Los niños también. La ONU
denuncia la
detención por Israel de cientos de niños palestinos cada año.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu,
ha declarado que
los métodos no letales no funcionan para Gaza.
«Lo intentas de todas las maneras. Pruebas métodos no letales y no
funcionan. Entonces te dejan con malas opciones. Es un mal negocio».
Netanyahu explicó así la muerte a tiros de los palestinos en las
protestas en Gaza. Pero no desvela el objetivo no declarado: la
anexión del 80% de Cisjordania, para
concentrar a los más de tres millones de palestinos. Sería una segunda
cárcel, como Gaza. El plan sería hacerles la vida imposible para que
se vayan. Hemos pasado de la Paz por Territorios de la Conferencia de
Madrid en 1991 a Territorios sin personas.
Israel
sigue cometiendo genocidio contra los palestinos, implacable contra
niños, mujeres y viejos, cuando se cumplen cincuenta y un años de
ocupación ilegal e impune; uso desproporcionado de la violencia,
traslado forzoso de personas, confiscación de tierras, destrucción de
hogares y castigo colectivo.
Se pregunta Ramón Lobo ¿Cuántos
palestinos muertos son demasiados palestinos muertos?
Parece que nunca hay suficientes. La ONU acusa a Israel de mantener a
los más de 1,9 millones de gazatíes «encerrados en un gueto tóxico
desde que nacen hasta que mueren» y reclama una investigación
internacional, independiente e imparcial, como ha reclamado la Liga
Árabe, sobre la represión de las protestas en la Franja, por el uso
ilegal de la fuerza, que puede suponer un crimen de guerra susceptible
de ser juzgado en el ámbito internacional. Porque ¿Cuántos
muertos palestinos puede aceptar el mundo sin inmutarse?,
parece que en su hipocresía todos los que vengan.
Los 57 países musulmanes de la Organización para
la Cooperación Islámica (OCI) piden el envío de una misión
internacional de paz a Palestina. En la declaración final, los
miembros de la OCI condenan «las
criminales acciones de las fuerzas israelíes contra el pueblo
palestino» y denuncian que el traslado de la
Embajada estadounidense desde Tel Aviv, reconocida internacionalmente
como capital de Israel, a Jerusalén, ha alentado al Gobierno israelí
en su comportamiento hacia la población civil palestina".
Mientras todo esto ocurre, la adolescente
palestina Ahed Tamimi, de 17 años, que empezó su lucha por la
liberación de Palestina a los once años, ha cumplido cinco meses de
cárcel en una prisión de máxima seguridad, incomunicada, aislada, y
sufriendo todo tipo de amenazas contra sus familiares y amigos durante
los duros interrogatorios a los que la someten los servicios de
inteligencia israelí. Durante el juicio, que precedió a las
manifestaciones que comenzaron el pasado 30 de marzo, algunos
prohombres israelíes llegaron a sugerir que Ahed Tamimi y otras chicas
rebeldes palestinas «deberían ser violadas, sin contemplaciones, por
los soldados». El sionismo justifica el genocidio palestino: «Todos
los palestinos muertos a tiros eran terroristas, incluidos los ocho
niños», declara la embajadora de Israel en
Bélgica, Simona Frankel y todavía no ha sido expulsada de Europa; será
porque Israel ha ganado Eurovisión.
El poeta Mahmud Darwish escribió que
el conflicto israelo-palestino se libra sobre todo en la memoria.
Unos quieren borrar y otros que no se olvide. Es una batalla que se
multiplica en las palabras, el campo en el que se define la realidad.
Si Israel termina con la ocupación, la mayor parte de la violencia e
inseguridad desaparecerá de la zona. «¿En
qué te conviertes cuando disparas a alguien desarmado y que no supone
una amenaza? No eres valiente, no eres un héroe». Te has convertido en
un canalla.