La canción
del verano de 1965, popularizada por Johnny and Charlie, fue La Yenka.
Famosa por su baile repetitivo de pequeños saltos laterales y
frontales y que después de todo, uno se queda donde estaba. Estribillo
fácil, baile sencillo y melodía pegadiza. Algo así como le ocurre al
Gobierno de Pedro Sánchez. Da un paso titubeante hacia la izquierda,
para luego, decidido, otro a la derecha; avanza al frente, con ánimo
de cambiar los designios de España y rápidamente, cuando alguien le
pone cara de perro, vuelve a su posición inicial.
El último retroceso copernicano del Gobierno, es
el relacionado con la defensa del juez Pablo Llanera ante los
tribunales belgas. En un comunicado se aseguraba que «la
demanda presentada incluye referencias a expresiones privadas
realizadas por el juez Llarena ante las que el Gobierno no puede
actuar». Esto mismo defendió la
vicepresidenta Carmen Calvo en rueda de prensa. La decisión de dejar
al juez solo, por parte de Dolores Delgado ministra de Justicia,
provocó un gran malestar en un amplio sector de los jueces y fiscales,
que consideraron que se había dejado «tirado» al magistrado, cuando el
único fin de las demandas presentadas por Puigdemont y sus cuatro ex
consejeros es defender el proceso independentista y el proceso
judicial en España. Se armó la mundial; tanto que el Gobierno anunció
de forma ambigua que el Estado pagaría un bufete de abogados belga
para defender al juez del Tribunal Supremo.
No ha sido bastante, el propio Pedro Sánchez ha
salido en Chile, a enmendar a su ministra, intentando zanjar la
cuestión: «La
defensa de nuestro sistema judicial no es una cuestión privada, es una
cuestión de Estado». El presidente confirma
el cambio de criterio para defender al juez y contenta a las derechas.
La decisión del Gobierno de defender a Llarena ha levantado
suspicacias en los aliados parlamentarios de Sánchez (Unidos Podemos,
ERC y PCeCAT): «Cuestiona
la infependencia judicial».
En el ámbito del PSOE también se dan
contradicciones sobre lo prometido. El líder que llegó a la Secretaría
General con el compromiso de otorgar todo el protagonismo político a
la militancia,
lleva más de cien días alejado de las bases del partido.
Concretamente, desde el 12 de mayo en Segovia, donde acudió para
impulsar la candidatura a esa Alcaldía. Sánchez no ha vuelto a
acercarse a la militancia ni siquiera para celebrar su llegada al
Gobierno tras la moción de censura.
A esto hay
que sumarle la bofetada que la militancia socialista ha recibido con
la conversación que Sánchez mantuvo con Manuela Carmena, animándola a
presentarse a las próximas elecciones municipales. Casi veinticuatro
horas después de conocerse la supuesta llamada del presidente, después
de difundir la información y conocer la opinión de la militancia,
fuentes del Gobierno informan que «la llamada de Pedro Sánchez a
Manuela Carmena no se produjo». Pese a todo, en el PSM se ha producido
un gran estupor, por la supuesta charla, que pilla a los
socialistas madrileños sin candidato. José Manuel Franco se desmarca y
asegura que los militantes de Madrid y en primarias decidirán un
nombre ganador. Todo apunta que, salvo un consenso de última hora,
habrá un proceso interno de primarias con, al menos, dos candidaturas.
La rumorología cita los nombres de Josep Borrell y Fernando Grande-Marlasca.
Otro escándalo es el provocado por el cambio en
la política sobre inmigración. El Gobierno empezó acogiendo a los
inmigrantes del Aquarius y dos meses después ha devuelto a 116
personas que saltaron la valla de Ceuta, recuperando las devoluciones
en caliente. «¡Les quiero fuera ya!». Han sido entregados a Marruecos,
que no es el mejor país de acogida precisamente. El PSOE, que impulsó
el recurso de inconstitucionalidad contra las devoluciones en
caliente, ahora defiende su legalidad ante Estrasburgo, manteniendo el
recurso del PP contra la condena del Tribunal a España. La activista
Helena Maleno y otras organizaciones humanitarias,
han calificado de «racista» la expulsión por el Gobierno de los 116
migrantes subsaharianos y ha alertado del
«giro terrible» que supone esta acción en materia migratoria. Un
Gobierno capaz de garantizar la prosperidad y el bienestar de su país
jamás tendría miedo de la migración, si lo
hace es por que su propuesta para garantizar el bien común es débil y
se tambalea.
El Gobierno
de Pedro Sánchez no ha cumplido ni 100 días y ya se ha enfrentado al
primer gran fracaso de su política económica, al no conseguir aprobar
el techo de gasto, bajo los plazos que establece la Ley de Estabilidad
Presupuestaria, que se cumplió el 27 de agosto. Cuando aún no se han
cumplido los 100 días después de su investidura y con los mismos 84
diputados que cuando estaba en la oposición, Sánchez se encuentra con
varios frentes abiertos, aunque persiste «en avanzar y en sacar del
letargo al país».
La realidad
y en el tiempo de gobierno le dejan algunos fracasos: el rechazo a la
subida de impuestos, la confusa política migratoria, el no al techo de
gasto, la frustración de no avanzar en la financiación autonómica, la
mala elección de sus portavoces, la ambigüedad con Cataluña y su mala
imagen con la prensa. La exhumación del cadáver de Franco del Valle de
los Caídos, está pendiente. Veremos como termina después de anunciar
la inmediatez de que sería antes de terminar agosto, ahora esperan que
sea antes de que termine el año. Por último, el PSOE se comprometió ha
abordar el desarrollo de la Ley de Asilo, normativa obsoleta que lleva
nueve años sin desarrollarse y ahora ni se menciona. De las pensiones
hablaremos otro día.
El presidente se reunió con el Ejecutivo en
Quintos de Mora, donde han fijado las estrategias del nuevo curso
político y reflexionado sobre el proyecto de España para 2030. Sánchez
y su equipo defienden el impulso transformador del Gobierno
para conseguir un país más justo y solidario, igualitario y feminista,
según ha informado Moncloa. Se trata de un
proyecto, que, según el presidente, «aspira a trascender la presente
legislatura con una potente agenda de cambio europeísta y sostenible».
El Gobierno actúa como si tuviera mayoría
absoluta en las Cortes, cuando no la tiene ni en el Congreso, y el PP
amenazando con usar su mayoría absoluta en la Cámara Alta para hacer
frente a la «extrema debilidad» y «gran radicalidad» del Gobierno.
Propondrá iniciativas para defender la unidad de España,
el crecimiento económico y el ejercicio de las libertades, como la
libre elección de educación y empleo del castellano.
El Gobierno
ha recuperado La Yenka. A punto de terminar el mes de agosto la fiesta
continúa y el curso político comienza marcado por la incertidumbre y
el enfrentamiento. No nos vamos a aburrir: «Izquierda, izquierda,
derecha, derecha, adelante, atrás, 123…»