La mayoría
de las conquistas sociales y políticas a lo largo de la historia, lo
han sido con lucha y protesta, con sudor y lágrimas, muchas de ellas
partiendo de ilegalidades, que no es el caso. Y viene a cuento tras la
liberación de la activista de los Comités de Defensa de la República,
a quien le imputaban delitos de terrorismo y rebelión, por
manifestarse en el procés en Catalunya. A este paso, faltan
poco para que acusen de terrorismo a los pensionistas, que defienden
el futuro de las pensiones. ¿Terrorismo y rebelión, por protestar? El
Gobierno ha perdido la razón, algunos jueces el sentido de la justicia
y la ciudadanía nuestros derechos.
Retomo un
artículo escrito hace unos años sobre La legitimidad de las protestas,
que poniendo y quitando poco, sirve para lo que hoy ocurre. Imputar
terrorismo, sin organización terrorista, sin explosivos, armas,
estragos, lesiones, muertes, no es terrorismo ni colaboración con
terrorismo. «Después de la rebelión sin rebelión llega terrorismo sin
terrorismo» (Joan Queralt). Lo del Gobierno reaccionario es de
esperar, pero el silencio del PSOE en la oposición, es delito de
lesa dignidad.
La
democracia no consiste solamente en participar en un periodo de tiempo
determinado, votando en elecciones generales, autonómicas y
municipales. La democracia es participación, y cuanta más
participación, mayor calidad adquiere el Sistema. La Constitución
mandata a los poderes públicos para que promuevan las condiciones para
que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se
integra sean reales y efectivas, así como remover los obstáculos que
impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos
los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.
La
ciudadanía que se sienta afectada por las decisiones de los poderes
públicos, tiene derecho a manifestar públicamente su disgusto o
malestar, a través de asociaciones, sindicatos o partidos políticos;
pero también a ejercer ese derecho por si misma, sin intermediarios
que la represente, en manifestaciones, reuniones y concentraciones.
Los
partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la
formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento
fundamental para la participación política; como los sindicatos de
trabajadores y asociaciones empresariales contribuyen a la defensa y
promoción de los intereses económicos y sociales que les son propios.
Pero ¿qué ocurre cuando un gobierno amparándose en la legalidad de una
mayoría parlamentaria, ataca, con su política, la raíz misma del
Estado y los valores que le identifican, como la libertad, la
justicia, la igualdad y el pluralismo político? o ¿qué ocurre cuando
ese gobierno se desentiende del mandato constitucional de promover los
llamados principios rectores de la política social y económica?.
Dice la
Constitución que los poderes públicos promoverán las condiciones
favorables para el progreso social y económico y de manera especial
realizarán una política orientada al pleno empleo. También establece
que los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad
Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y
prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad,
especialmente en caso de desempleo. O cuando dice que se reconoce el
derecho a la protección de la salud y que compete a los poderes
públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas
preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios; que los
poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la
que todos tienen derecho y promoverán la ciencia y la investigación en
beneficio del interés general.
También
dice la Constitución que todos los españoles tienen derecho a
disfrutar de una vivienda digna y adecuada y que los poderes públicos
promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas
pertinentes para hacer efectivo este derecho; que los poderes públicos
garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente
actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la
tercera edad y promoverán su bienestar mediante un sistema de
servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud,
vivienda, cultura y ocio.
Si, ya se
que los derechos anteriores no tienen la consideración de derechos
fundamentales y que por tanto no están protegidos constitucionalmente;
ya se que solo son mandatos orientativos, principios rectores, que los
poderes públicos tendrán en cuenta, regularán o no regularán siguiendo
su voluntad, o lo que es peor eliminarán algunos de los que ya estaban
reconocidos y regulados, como así está ocurriendo, a favor de otros
intereses particulares, que no generales. De ahí la necesidad de
blindar los derechos relacionados con la educación, la salud y las
pensiones, para que, convertidos en fundamentales, queden protegidos y
no estén al pairo de las políticas de gobiernos indeseables, como el
que ahora gobierna.
Cuando un
gobierno no tiene la legitimidad de la mayoría social y además se
desentiende de proteger y regular derechos que la Constitución
promueve; la ciudadanía desprotegida adquiere la legitimidad para
reivindicar sus derechos y anhelos para una vida digna, utilizando los
medios que la sociedad y la imaginación le permita. La manifestación
de la protesta pacífica nunca puede ser penalizada como lo está siendo
por el actual gobierno. La ley Mordaza debe derogarse, para el cabal
ejercicio de la libertad de expresión. ¿Pueden esperar los
desahuciados por las hipotecas bancarias a que un próximo gobierno
resuelva su futuro? ¿Y los enfermos, ancianos y dependientes, pueden
esperar cuatro años a que les atiendan debidamente? ¿Los padres,
madres y jóvenes desempleados, cuatro años más sin trabajo? ¿Es que el
pueblo puede esperar cuatro años para tener la oportunidad de elegir
otro parlamento y otro gobierno?
Esta semana hemos visto como la ciudadanía ha
salido a la calle reivindicando, protestando por diferentes causas.
Convocados por CCOO y UGT se han celebrado
un centenar de manifestaciones en todo el país por las pensiones
dignas, haciendo un llamamiento para «para
frenar las intenciones del Gobierno de recortar las pensiones de
manera continuada». Todo parece que las pensiones serán uno de los
principales ejes de las movilizaciones que preparan ambos sindicatos
para el 1º de mayo.
De otra parte, la
Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones,
está recogiendo firmas para promover una reforma de la Constitución,
que prohíba expresamente cualquier medida que rebaje el poder
adquisitivo de las pensiones o permita la privatización, parcial o
total, del sistema público de pensiones. Argumentan que cobrar una
pensión pública digna es un derecho inquebrantable proclamado por la
Constitución española y la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Pensiones dignas y suficientes no pueden depender de nada más que de
la voluntad política por garantizar un derecho. Si se blindó el pago
de la deuda en la Constitución ¿por qué no hacerlo con las pensiones?
Los acreedores del Estado no son más importantes que l@s pensionistas.
Un frente de entidades sociales, sindicatos y
partidos se han movilizado por la libertad de los presos políticos. La
movilización ha sido organizada desde el 'Espai Democràcia i
Convivència', plataforma compuesta por decenas de entidades políticas
y sociales, de las que destacan la ANC, Òmnium Cultural, CC.OO. y UGT
de Cataluña. Cientos de miles de personas (315.000 según la Guardia
Urbana y 750.000 según la organización) han llenado el Paral·lel y la
plaza España de Barcelona
en defensa de los derechos y la democracia,
medio año después de la entrada de los Jordis en prisión.
Unas 50.000 personas se han congregado en
Pamplona (casi 100.000 han firmado el manifiesto de apoyo),
para exigir justicia en el caso Alsasua. «No
es terrorismo. Justicia. Libertad para los de Alsasua», se leía en la
pancarta. Este lunes da comienzo el juicio en la Audiencia Nacional,
en el que se piden hasta 375 años de cárcel, entre los ocho jóvenes
encausados, algunos con 62 o 50 años de prisión, por su presunta
participación en la agresión a dos guardias civiles y sus parejas en
2016. Desde Altsasu Gurasoak se pide «presunción de inocencia,
principio de proporcionalidad, derecho a la defensa y a un juicio
imparcial». Los padres y madres de los ocho jóvenes, tres de los
cuales llevan más de 500 días en la cárcel, han denunciado
la injusticia de acusarles de terrorismo, por una trifulca de bar y
reclaman que el caso se juzgue en Navarra, en un tribunal ordinario, y
no en la Audiencia Nacional.
En Madrid
se ha recordado a las 3.000 víctimas asesinadas por el Franquismo en
las tapias del cementerio del Este, entre
1939 y 1944. El delegado de Coordinación Territorial y Cooperación
Público-Social, Nacho Murgui, ha recordado. que en este lugar para la
memoria, el Ayuntamiento va a realizar una intervención para recordar
lo sucedido y a quienes lo sufrieron. Un memorial en recuerdo a las
víctimas de la represión franquista de la posguerra, tristemente
vinculadas a este cementerio.
No podemos olvidar los actos del 14 de Abril,
conmemorando los 87 años desde que la monarquía de Alfonso XIII llegó
a su fin y se proclamó la Segunda República. En su conmemoración, las
calles del Estado se han llenado de banderas tricolor y miles de
manifestantes han reivindicado la llegada de la Tercera República.
Para el flamante secretario general del Partido Comunista, Enrique
Santiago: «Hoy es un día para homenajear a quienes lucharon por la
libertad».
Los alcaldes socialistas de Eibar, Jaca y Sahagún
han reivindicado la vigencia de los «valores de la II República», que
deben ser los que «guíen a la sociedad y a las instituciones»,
considerando que a partir de ahí el futuro será republicano. No
piensan lo mismo desde la dirección del PSOE en Ferraz
Todo está
claro como la noche clara. Se ha subvertido el sistema democrático; se
ha deteriorado el pacto social; se ha resquebrajado el consenso
constitucional y la legitimación democrática se está utilizando en
contra de la mayoría social. Se han roto las reglas de juego y se
pretende que solo una de las dos partes las siga respetando. El
sistema ha abandonado a la ciudadanía. Cuando se producen injusticias,
es el tiempo de la reivindicación y la protesta, sin contemplaciones.