Una brillante mañana del mes de Agosto,
con el frescor de la hora temprana, paseo por Madrid, mi pueblo, que
es Villa desde 1123. De Oeste a Este, y en un hilo menor de dos
kilómetros, nos encontramos con escenarios del teatro de la historia:
Plaza de Oriente, Plaza de las Cortes y Puerta del Sol. Palacios y
fortalezas, fuentes, calles y plazas y el pueblo, son testigos vivos
de fechas trascendentales en la histórica capital de España desde
1561.
Eran los primeros años del siglo XIX
cuando se produjeron en España una serie de acontecimientos
trascendentales: la invasión francesa y la guerra de la Independencia.
Constitucionalismo, absolutismo e inquisición. Dos reyes fueron los
responsables de que el ejército aliado de Napoleón ocupara Madrid. Dos
reyes por la gracia de dios, Borbones y traidores para más señas. El 2
de mayo de 1808, a primera hora de la mañana, la multitud comenzó a
concentrarse ante el Palacio Real. Los soldados franceses sacan del
palacio al infante Francisco de Paula, para llevarle a Francia con su
real familia. Al grito de «¡Que nos lo llevan!», el gentío intentó
asaltar el palacio. Apoyado en una farola a la entrada de la calle
Bailén, vi llegar a la Guardia Imperial con los mamelucos y la
artillería disparando contra la multitud. La lucha se extiende por
Madrid y al resto de España. El pueblo contra los franceses, los
liberales contra los absolutistas reales, Fernando VII contra el
pueblo, la razón contra el despotismo y el oscurantismo contra la
ilustración. Con el «vivan las caenas» y derogando la
Constitución de Cádiz, se entronizó al Rey Felón y a su descendencia.
El rey Alfonso XIII el Africano, otro
Borbón acusado de traición, abandona España. «No tengo hoy el amor de
mi pueblo» declaraba. El apoyo real al golpe de estado de Primo de
Rivera; los desastres del 98 y la guerra de África; la falta de
representatividad política; y la situación calamitosa de las clases
campesinas y populares, hacen que las candidaturas monárquicas pierdan
las elecciones municipales en 1931. A primeras horas de la tarde del
día 14 de abril, la Puerta del Sol y el pueblo madrileño vuelven a ser
protagonistas de su historia. Subido en lo alto de un tranvía y
ondeando la tricolor, vi como la multitud se congregaba frente al
Ministerio de la Gobernación (de feroces torturas hoy frescas
todavía). Los miembros del comité revolucionario golpean el portalón
del Ministerio y gritan: «Señores, paso al Gobierno de la República».
Los guardias civiles que lo custodian no tienen por más que abrir. El
comité se constituye en Gobierno Provisional de la República. El
pueblo con sus votos y el rey con su huida hacen posible la
proclamación de la Segunda República. El ejército franquista, el
fascismo reaccionario y la derecha católica la asesinaron cinco años
después.
Cincuenta años han pasado y los mismos
guardias civiles que abrieron el portalón a la Segunda República,
junto con miembros del ejército, impulsados, seguidos y apoyados por
una trama que nunca quedó identificada y en nombre del rey, dan un
golpe de estado. Desde la tribuna de invitados, fui testigo del
secuestro del gobierno de la nación y de todos los diputados (aquel 23
de Febrero de 1981 se encontraban reunidos en sesión plenaria). Las
armas y el exabrupto, frente a la palabra y la razón. Adolfo Suárez
había dejado de ser útil al rey y al sistema. Se dice que el golpe
fracasó porque el pueblo sin necesidad de salir a la calle, dejó bien
claro que no estaban con el golpe y que ello lo supieron los
golpistas. No se. También se dijo que el operativo de la asonada
militar estaba mal planteado y que las traiciones fueron moneda de
cambio. Seguramente. Lo cierto es que el golpe se dio «en nombre del
rey» y el rey lo desactivó (después de conocer el apoyo y la opinión
de los jefes militares de las capitanías generales). Pero el golpe
tuvo consecuencias: como reacción se consolidó el tierno sistema
democrático diseñado durante la Transición y se legitimó la Monarquía
heredera del franquismo. Las Comunidades Autónomas quedaron tocadas.
¿Otras historias, otros lugares, otros
protagonistas? Madrid tiene a cientos. Paseando por sus calles, con
sosiego, se encuentran. Agosto ha sido un buen momento. Con un
botellín de agua de cebada por los calores, los ojos alerta y las
piernas largas, aparecen y desaparecen con sus luces y sombras. La
imaginación pone lo que falta.
Se publicó el 20 de Agosto de 2012 (Diario Progresista, anterior
etapa) y aparece publicado en Reflexiones
Republicanas (Cultiva Libros 2013)