El
Gobierno de Donald Trump endurece el embargo a Cuba, con la
aplicación del Título III de la ley Helms-Burton. Esta medida ha
sido suspendida por todos los presidentes norteamericanos desde
1996, La entrada en vigor ahora de ese apartado, supone que las
empresas extranjeras que operen en instalaciones o con bienes
confiscados durante la revolución cubana podrán ser denunciadas en
tribunales de EEUU.
Con la
firma del Presidente Clinton el 12 de marzo de 1996, entró en vigor
la ley más conocida por los nombres de sus promotores: el senador
republicano por Carolina del Norte, Jesse Helms, y el representante
demócrata por Illinois, Dan Burton. La ley contó con el apoyo de los
sectores más conservadores y ultraderechistas del espectro político.
El Departamento de Estado ha venido notificado, mediante cartas de
advertencia, a empresas e inversionistas en Cuba sobre las llamadas
propiedades confiscadas.
La ley Helms-Burton: "Ley
para la libertad y la solidaridad democrática cubana",
contempla la internacionalización del bloqueo; la negativa de
créditos y ayuda financiera a países y organizaciones que favorezcan
o promuevan la cooperación con Cuba, dificultando la inversión
extranjera en la isla. El Gobierno Trump amenaza con implementar el
Título IV, que restringe la entrada a EEUU de quienes hayan
confiscado propiedades de estadounidenses en Cuba o que hayan
"traficado" con dichas propiedades. Cuando la ley se aprobó hace más
de dos décadas, diferentes países europeos (entre ellos España) y
otros con intereses empresariales, emprendieron una dura defensa,
ante el temor de que sus compañías fueran demandadas en EEUU.
Incluso la Unión Europea denunció a Washington ante la Organización
Mundial del Comercio.
España apoya a sus empresas. La ministra Reyes
Maroto, en su visita a Cuba, transmitió a las empresas hoteleras
españolas, el apoyo del Gobierno frente a posibles demandas en los
EEUU: "Lo
que queremos con esta visita es acompañar a la empresa española",
declaró en Varadero durante un recorrido por varios hoteles de
firmas como Iberostar, Meliá y Barceló. La ministra transmitió a los
directivos de estos hoteles que el Gobierno de España va a estar, no
solo en la expansión de las inversiones en la isla u otros países,
sino acompañándoles en los problemas y en su solución.
Trump
pretende perpetuar su hostilidad hacia Cuba, para forzar la
destrucción de la Revolución Cubana, y, desde el punto de vista
económico, intimidar, por todos los medios posibles, a los
empresarios extranjeros, evitando las inversiones y el comercio
internacional. El presidente norteamericano, tiene la vista puesta
en las elecciones presidenciales del 2020 y su decisión de activar
los Títulos III y IV, que le asegura el voto en Florida; un estado
con gran peso en los comicios estadounidenses y que el mandatario ya
se llevó en las elecciones de 2016. Todo un ataque y una injerencia
del Gobierno norteamericano contra el país caribeño, por intereses
particulares.
La
Helms-Burton, tuvo el propósito de frenar la inversión extranjera en
la isla, como ratificó Michael Pompeo, actual Secretario de Estado,
quien dijo que "cualquier
persona o compañía que esté haciendo negocios en Cuba debe prestar
atención"; advirtiendo que son vulnerables
a demandas, por lo que deben investigar si están conectados con
propiedades "robadas". Las nacionalizaciones se produjeron en un
proceso ajustado a la legalidad y al derecho internacional, en el
que EEUU se negó a participar y a aceptar los acuerdos de
compensación propuestos por Cuba.
El injusto, genocida y cruel bloqueo de los
EEUU hacia el pueblo de Cuba con la llamada "Ley garrote" Helms-Burton,
afecta a los flujos financieros y a los recursos, pero "nunca
bloqueará los principios, las convicciones, el patriotismo, la
independencia y la soberanía del pueblo de Cuba", dice en su cuenta
de
Twitter Miguel Díaz-Canel, Presidente de
los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba. Al
desnudo quedan los planes subversivos del gobierno de los EEUU
contra Cuba. Subversión, injerencia, amenazas, calumnias y mentiras.
El Gobierno de Donald Trump destinó, desde el 20 de enero de 2017
hasta la fecha, más de 22 millones de dólares para proyectos de
subversión contra Cuba. La cifra total,
incluye 2.762.161 dólares para programas de migrantes en la ilegal
base naval en Guantánamo, 2.533.701 para administración y vigilancia
y 162.618 para iniciativas de reubicación en La Habana.
El presidente Díaz-Canel, recuerda que la
Ley 80 de 1996, de Reafirmación de la Dignidad y Soberanía Cubanas,
declaró ilícita la Ley Helms-Burton, "inaplicable y sin valor ni
efecto jurídico alguno"; considerando nula toda reclamación amparada
en ella de persona natural o jurídica, cualquiera que fuere su
ciudadanía o nacionalidad; en tanto que los Estados Unidos de
América pretende la reabsorción colonial de la República de Cuba.
La ley Helms-Burton
viola flagrantemente las leyes y los derechos humanos del pueblo
cubano, la Constitución de los EEUU y numerosos actos del derecho
internacional, que regulan las relaciones
políticas, económicas, comerciales y financieras entre los estados,
y atenta contra la libertad de comercio e inversión, por lo cual ha
generado conflictos con los principales socios de Estados Unidos. En
concreto quedan violados el principio de libertad de financiamiento
e inversión y la subordinación de compañías subsidiarias a las leyes
del país residente; el principio de respeto a la soberanía de los
actos de otras naciones; el libre movimiento de personas en función
del comercio; el principio de respeto a la soberanía de los actos de
otras naciones; así como los Tratados bilaterales sobre Protección
de Inversiones y Comerciales.
Cuba no es una amenaza para EEUU, quien
utiliza pretextos premeditadamente, para justificar la brutal
política de agresiones contra la Isla. No solo es el criminal
bloqueo económico, comercial y financiero, sino también las
agresiones armadas, la guerra biológica, la subversión, el
terrorismo de Estado, y otras formas de desestabilización. Lo que
está haciendo Washington puede calificarse como
Terrorismo político, porque queda fuera de
toda lógica jurídica, que una legislación pretenda aplicar
jurisdicción de manera extraterritorial en otros países, con la
perversa intención de atemorizar, asustar, chantajear o disuadir a
personas que estén interesadas en invertir en Cuba.
Han
quedado en espejismo los intentos de normalización de relaciones
diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos durante la etapa final de
Barack Obama. Tan pronto como asumió el poder Donald Trump, las
declaraciones contra Cuba subieron de tono y comenzaron a ponerse en
práctica distintas medidas tendentes a abortar la política de
respeto mutuo y acercamientos entre ambos países.
La ley Helms-Burton es una ley ilegal, extraterritorial, que el
régimen estadounidense pretende imponer al resto del mundo,
buscando impedir el turismo a Cuba, un país pacífico, cumplidor del
Derecho Internacional, atracado por el gigante que desafía al mundo.
Como consecuencia del bloqueo económico, Cuba no puede exportar
ningún producto a norteamérica, ni importar de ese país mercancía
alguna; no puede comerciar con filiales de compañías norteamericanas
en terceros países; no puede recibir turistas norteamericanos ni
puede usar el dólar en sus transacciones comerciales y financieras
con el exterior. Tampoco los barcos y aeronaves cubanas pueden tocar
territorio yanqui.
La ONU ha denunciado el bloqueo de EEUU a Cuba, Venezuela e Irán,
por violar los derechos humanos. La ley
Helms-Burton, que ignoró las protestas de la Unión Europea y Canadá
y atacó directamente a las compañías con inversiones en Cuba. Va en
contra del derecho internacional, que una potencia se valga de su
posición dominante, para perjudicar a sus propios aliados para
perjudicar la economía de Estados soberanos, además de socavar las
garantías fundamentales de la ciudadanía.
La nueva
escalada agresiva del Gobierno de Estados Unidos, constituye otra
vuelta de tuerca al criminal bloqueo económico, comercial y
financiero contra el pueblo de Cuba que por justicia y dignidad
tenemos que denunciar y combatir. Con una idea Clara sobre el
terreno, hoy más que nunca proclamo ¡No al bloqueo!; por
solidaridad.