El 21 de
marzo de 2003, hace dieciséis años, una coalición de países,
liderados por Estados Unidos, en la que se encontraba España,
invadió Irak. Daba comienzo la Guerra que duró hasta el año 2011.
Hoy la zona sigue desestabilizada. Cuando se cumplió un año del
conflicto, centenares de miles de personas nos manifestamos en las
calles de las principales ciudades del mundo para rechazar la
ocupación.
En la cumbre de las Azores celebrada en 2003,
Bush, Blair y Aznar, acordaron intervenir en el país antes de agotar
las vías pacíficas. 2.600 soldados españoles fueron enviados a Irak
entre junio de 2003 y mayo de 2004. El expresidente del
Gobierno José María Aznar, fue llamado en 2018 a rendir cuentas en
el Congreso de los Diputados. Lo hizo en el marco de la comisión que
investigaba la financiación ilegal del PP. Entre las interpelaciones
de los diputados, se abordó una cuestión clave en el mandato del
expresidente: la participación de España en la guerra de Irak. "En
aquella guerra no se tiraron bombas por parte de España, porque
España no participó. España no mandó soldados a aquella guerra",
afirmó Aznar. El expresidente aseguró que "esos hombres y mujeres"
actuaban bajo el mandato de las Naciones Unidas en una fuerza de
estabilización, junto a "50 países más".
El 16 de
marzo de 2003 se celebró en las Azores una reunión entre los líderes
de EEUU, George W. Bush; Reino Unido, Tony Blair y España, José
María Aznar. En aquella cumbre, fue adoptada la decisión de lanzar
un ultimátum de 24 horas a Saddam Hussein, presidente de Irak, para
su desarme. De no cumplirlo, la guerra sería inminente. El 21 de
marzo se inició la invasión de Irak por parte de la coalición
internacional, que no contó con el respaldo explícito de la ONU,
bajo el pretexto de unas armas de destrucción masiva cuya existencia
nunca fue demostrada.
En su discurso de investidura del 15 de marzo
de 2004, José Luis Rodríguez Zapatero señaló que si Naciones Unidas
no se hacía con el control político y con la dirección militar de la
situación, las tropas españolas regresarían. El 18 de abril fue dada
la orden y a finales de mayo
todos los soldados habían retornado. Once
soldados españoles habían perdido la vida. El convoy de 110
vehículos, que trasladaba a los 450 últimos soldados, que salió de
Diwaniya, cruzó la frontera de Kuwait.
En el año 2016, y tras siete años de
pesquisas, la comisión de investigación independiente sobre la
participación de Reino Unido en la guerra, creada por el entonces
primer ministro, Gordon Brown, alcanzó sus conclusiones. En el "Informe
Chilcot" –en referencia a Sir John Chilcot,
presidente de la comisión–, se revelan algunas de las claves del
papel de Reino Unido en la intervención, pero también respecto al
peso de España y José María Aznar.
Los firmantes de la declaración de las Azores, eliminaron las
alusiones al petróleo. El documento
evidencia que Aznar era consciente de la falta de pruebas sobre la
existencia de armas de destrucción masiva. Con Blair, elaboraron una
estrategia para mostrar que "habían hecho todo lo posible para
evitar la guerra".
Del
Informe Chilcot, podemos extraer algunas conclusiones: las
circunstancias en las que se decidió que existía una base legal para
la acción militar no eran ciertas; los servicios de inteligencia "no
concluyeron más allá de la duda razonable" que Sadam Hussein
producía armas químicas y biológicas; la acción militar tiene efecto
cuando las alternativas pacíficas no se habían agotado; Tony Blair
había sido advertido de que la invasión de Irak podía desencadenar
una mayor actividad terrorista de Al Qaeda; los éxitos estratégicos
fueron muy limitados; el informe critica la falta de planificación
tras el derrocamiento del régimen. Las expectativas presentadas por
el Gobierno británico en 2003 demuestran que no se había analizado
al detalle los riesgos y retos de la invasión.
También
del Informe Chilcot, podemos destacar las alusiones a Aznar: Aznar y
Blair se unieron para poner en marcha una estrategia de comunicación
para mostrar a la ciudadanía que "habían hecho todo lo posible para
evitar la guerra"; Aznar se compromete a legitimar la invasión; el
informe denuncia que fueron eliminadas todas las referencias del
petróleo; Se refleja cómo Aznar trató de que el Consejo de Seguridad
de la ONU aprobara la invasión; se muestran las ganas de Aznar por
ir a la guerra, incluso si Reino Unido no hubiera ido; está de
acuerdo con el pretexto de las armas de destrucción masiva; Tony
Blair comunicó a Aznar que si los inspectores no encontraban ningún
arma de destrucción masiva, habría que hacer un segundo y un tercer
informe para el Consejo de Seguridad, en el que se dijera que Irak
no estaba colaborando plenamente. Finalmente, en las Azores, Bush,
Blair y Aznar se pusieron de acuerdo para dar por terminado el
proceso con la ONU.
La guerra comenzó y no se cumplieron los escenarios políticos y
estratégicos previstos. El papel que Aznar
quiso desempeñar fue el de mensajero político y soporte mediático de
una decisión que fue tomada por un centro de decisión
político-militar que no necesita a nadie para tomar una decisión. El
impacto sobre nuestra situación en la UE y en nuestras zonas de
referencia, el espacio euromediterráneo y el latinoamericano, fue
demoledor y la política del gobierno Aznar nos hizo perder el
prestigio y la influencia ganada en un trabajo estable y permanente
de muchos años. Nadie entendió la posición del gobierno español, y
los que la entienden eran poco relevantes.
Miles de ciudadanos nos lanzamos a las calles
a principios de 2003 para intentar evitar que Estados Unidos, con la
colaboración de España, atacara Irak. ¡No a la guerra! Fue el grito
de las manifestaciones masivas. El Gobierno de George W. Bush
afirmaba que Irak poseía armas de destrucción masiva y que tenía
lazos firmes con Al Qaeda. Lo cirto es que Irak debía expiar las
muertes norteamericanas en los atentados del 11-S. Era el preludio
de una guerra que ocasionó miles de muertes y que se fundamentó en
una mentira. En España también sufrimos las consecuencias: los
atentados de Madrid el 11-M. José María
Aznar y sus mentiras, vincularon torticeramente a ETA como autor de
los atentados, para alejarlo a la participación de España en la
guerra de Irak.
Vidas destruidas, generaciones perdidas y un
país devastado, así ha cambiado la vida de los iraquíes, dieciséis
años después. Uno de los objetivos principales de la invasión que
derrocó a Sadam Husein,
era la lucha contra el grupo terrorista Al Qaeda;
más tarde se conoció que en Irak no actuaba. Ocurrió que tras la
caída de Sadam, el número de atentados aumentó siete veces en los
primeros tres años. Lo que definitivamente se intentaba con la
invasión era hacerse con la riqueza del país. Dieciséis años
después, el país es el octavo más corrupto a nivel mundial. Los
datos socioeconómicos, permiten concluir que Irak es un Estado
fallido. Poco importan las cifras para quienes conviven a diario con
la falta de alimentos y de vivienda, la inseguridad y el terrorismo,
las enfermedades y la muerte, señas de identidad de Irak tras la
ocupación.
Resumiendo:
la invasión comenzó el 21 de marzo de 2003.
El presidente Bush prometió el ataque a objetivos concretos para
desarmar Irak y liberar a su gente. Hasta abril, se libra una guerra
convencional, liderada por tropas estadounidenses y británicas. Los
primeros soldados españoles llegaron el 30 de julio. En abril los
tanques norteamericanos llegan a Bagdad. Multitud de personas y
soldados estadounidenses derriban la gran estatua de Sadam en la
plaza del Paraíso. Bush declara la victoria en mayo, que no una
declaración del fin de la guerra. EEUU, el 13 de diciembre, captura
en un zulo a Sadam Husein al sur de Tikrit, su ciudad natal. Es
juzgado por un tribunal iraquí y ahorcado por crímenes contra la
humanidad en diciembre de 2006.
El conflicto se agudiza con los
enfrentamientos entre suníes y chiíes. Ante el fortalecimiento de la
resistencia, EEUU envía nuevas tropas al comienzos de 2007. Barack
Obama anuncia que la retirada de las tropas de combate se hará el 31
de agosto de 2010. Se quedan 50.000 soldados como fuerzas de
transición. La misión de EEUU en Irak pasa de ser llamada
Operación Libertad Iraquí (4.415 soldados
muertos, 100.000 civiles desaparecidos, le costó unos 3.000 millones
de dólares al contribuyente americano) a
Nuevo Amanecer (Con el objetivo de lograr
la prosperidad económica y estabilidad, sino que esperamos
desarrollar los lazos comerciales, culturales y educativos). El 18
de diciembre de 2011 se marchan los últimos 500 soldados. Dejan
atrás un país en ruinas.
Aznar
justificó esta guerra porque nos aportaría más seguridad
internacional frente al terrorismo. Hosni Mubarak, entonces
presidente de Egipto, advirtió que la guerra de Irak terminaría
creando "cien Bin Laden". Si bien es cierto que España no lanzó
bombas durante la contienda, la participación del país en el
conflicto es clara y el peso del expresidente Aznar quedó constatado
en la polémica cumbre de las Azores. La posición del gobierno
español en el conflicto de Irak tuvo un impacto demoledor en las
relaciones con la UE, el Mediterráneo y Latinoamérica. No merecía la
pena romper el consenso en política exterior para desempeñar un
papel instrumental al lado de EEUU. La mayoría no se equivocó y
Aznar nunca explicó cuales fueron sus razones para comprometer a
España ni cuáles las motivaciones que le llevaron a embarcarnos en
la guerra contra Irak. (Manuel Marín, España y la crisis de Irak).
José
María Aznar mintió en la comisión del Congreso, al decir que no
había habido soldados españoles en Irak; veía armas de destrucción
masiva donde no había, pero no la corrupción en su casa que
investigaba la comisión. Ahora, quien se merece el premio al mejor
comunicador de mentiras, es su cachorro Pablo Casado.