"No nos representan" fue uno
de los lemas de la
indignación, ante el
descrédito de los políticos
y de las instituciones
públicas. El 15M, un
movimiento social que
atravesó el país y que puso
en las plazas el estado de
las cosas. El descontento
social, que venía desde el
comienzo de la crisis
económica de 2008 y de los
recortes sociales y ayudas
públicas a los bancos,
fueron causas por las que
miles de personas tomaran
las calles de España y
acamparon en la Puerta de
Sol en Madrid.
Todo ocurrió unos días antes
de las Elecciones
Autonómicas y Municipales
del 22 de mayo, en las que
el PP arrolló al PSOE,
aventajándole en más de 10
puntos en las municipales y
ganar en 10 de las 13
comunidades autónomas en
donde se celebraron. "Los
resultados indican que el
PSOE ha perdido claramente
las elecciones", reconocía
el presidente Rodríguez
Zapatero, aludiendo como
causa a la crisis económica.
Fue preludio del adelanto
electoral de noviembre de
ese mismo año, en las que el
Partido Popular,
definitivamente desalojó del
gobierno al PSOE. Fue la
debacle para los
socialistas, que
consiguieron 110 escaños y
un 28,76% de los votos,
frente a los 186 escaños de
los populares, con el 44,63%
de los votos. En el Senado
el PP obtuvo 136 senadores,
mientras que el PSOE obtuvo
48 asientos (40 menos que en
2008).
Tres
años antes, se había
iniciado una crisis
económica del capitalismo, y
el gobierno de José Luis
Rodríguez Zapatero, realizó
recortes que agravó la
economía de los
trabajadores. La cifra de
desempleados alcanzó los
cinco millones de personas y
la promesa de que sería una
recuperación en uve, formaba
parte de los clásicos
engaños de la clase
dirigente.
En ese contexto nació el 15M
y con él Podemos,
hoy en el Gobierno, como
referente político,
dispuesto a canalizar hacia
las instituciones la ira
social.
El
Movimiento 15M
consiguió que más de 20.000
manifestantes acamparan en
la puerta del Sol; surgíamos
los "indignados". El 20 de
mayo, en asamblea y por
consenso, elaboró las
propuestas y objetivos del
Movimiento.
Los autores del Manifiesto
de la plataforma
Democracia Real Ya,
se encontraban preocupados e
indignados por el panorama
político, económico y social
existente en España, marcado
por la corrupción de los
políticos, banqueros y
grandes empresarios;
declararon que mediante la
unión de la sociedad civil
es posible construir un
sistema mejor. Por ello
sostuvieron firmemente que
las "prioridades de toda
sociedad avanzada han de ser
la igualdad, el progreso, la
solidaridad, el libre acceso
a la cultura, la
sostenibilidad ecológica y
el desarrollo, el bienestar
y la felicidad de las
personas" (Comunicado del 17
de mayo de 2011).
El
vicepresidente segundo del
Gobierno, Pablo Iglesias, ha
reivindicado la importancia
que tuvo el 15M.
Asegura que este movimiento
social "marcó la historia
del país",
subrayando que desde ese
momento, se pusieron sobre
la mesa los objetivos de
desarrollo sostenible y de
la Agenda 2030, que
precisamente es una de las
áreas de las que él se
encarga en el Gobierno.
Según ha recordado, el
movimiento que se produjo en
el año 2011, produjo una
movilización social que ha
provocado que cambien muchas
cosas, pero "sigue siendo
imprescindible para ampliar
los derechos sociales
proteger los servicios
públicos y avanzar en
democracia". Este
movimiento, según el
Vicepresidente, puso sobre
la mesa objetivos que tienen
que ver con el desarrollo
sostenible y entre ellos,
una pieza angular: la
dignificación de las
instituciones, más justicia
social, más igualdad entre
hombres y mujeres y, "en
definitiva, una sociedad más
democrática".
Aquella situación
fue un punto de quiebra
entre una situación en la
que parecía que todo iba a
continuar igual y la
denuncia de que existía una
complicidad entre el poder
económico y el político.
Se puso sobre la mesa "la
necesidad de profundizar en
un cambio democrático donde
primara el protagonismo
popular" (Rafael Mayoral).
Aquello fue lo más parecido
a una revolución. "Gente
ocupando plazas para
repensarlo e impugnarlo
todo" (Teresa Rodríguez). El
15M representó el evento
político que más ha cambiado
la historia reciente: "no se
podía rescatar con dinero
público a los bancos
causantes de la crisis, que
los servicios públicos eran
prioritarios y que el
sistema estaba estropeado
porque votaras lo que
votaras siempre salía lo
mismo" (Rita Maestre).
Cabe recordar que en las
concentraciones del año 2011
se lanzaron lemas que
resumían el malestar social.
"Que no, que no, que no nos
representan"; "PSOE y PP, la
misma mierda es"; "Lo llaman
democracia y no lo es";
"Nuestros sueños no caben en
vuestras urnas"; "Ni cara A,
ni cara B, queremos cambiar
de disco"; "Manos arriba,
esto es un contrato"; "Los
borbones a los tiburones";
"No somos mercancía en manos
de políticos y banqueros".
Nueve años algunos podrían
seguir siendo válidos.
La
ilusión y la confianza en un
cambio real son posibles,
por un proyecto de país
diferente, sano,
democrático, solidario,
eficiente, sin chantajes y
sin miedo.
El 15M surgió del hartazgo
hacia los políticos que
actúan de espaldas al pueblo
y contra sus intereses.
Despertemos a la
reivindicación para que los
temas que nos preocupan y
marcan nuestras vidas se
superen. Hay miedo a que la
situación y el resurgimiento
de la protesta puedan
repetirse.
El 15M
venía a agudizar un ciclo de
movilización social de
respuesta a la crisis
económica que arrancó en el
2008.
Las nuevas tecnologías y las
nuevas formas de
organización social
desembocaban en la acampada
y el método asambleario como
forma de protesta.
La sistémica corrupción
política evidenciaba cómo
los partidos políticos no
representaban a buena parte
de las nuevas generaciones.
Hoy el 15M se ve lejano y
echar la vista atrás puede
producir vértigos. Las
multitudes que se
congregaban en las plazas
entonces, hoy estarían
prohibidas por la pandemia
de covid-19; el contacto
social necesario en
asambleas y movilizaciones
con el horizonte de generar
un cambio social, hoy se ve
sustituido por las redes
sociales. Estamos ante el
precipicio de una crisis
económica y social de
incalculable envergadura y
deberíamos sacar lecciones
del movimiento 15M.
El postcovid-19 debe estar
marcado por la toma de
conciencia de las clases más
vulnerables, frente a la
derecha echada al monte
pidiendo un golpe de Estado.
Podemos nació del 15M, y
ahora, en el Gobierno tiene
que demostrar que hace las
cosas de manera diferente,
pero no va a bastar; se
equivocará si no construye
su gran asignatura pendiente
que, precisamente, es una
exigencia del 15M: crear un
partido-movimiento (Juan
Carlos Monedero). Los
intereses de las mayorías
sociales han de ponerse en
el centro a la hora de
abordar la crisis. Es
necesario poner en el centro
la vida de la gente, y que
las políticas públicas
tengan por objeto cuidar a
la población; sin población
sana, no hay negocios ni
economía.
El 15M
surge como respuesta a la
indignación ciudadana frente
a la crisis del 2008, los
recortes económicos sobre el
gasto social y las
pensiones. Las consecuencias
de la crisis actual o su
solución no sabemos por
donde va a salir, pero
afectará a la economía
decisivamente y con un
alcance desconocido, la
derecha seguirá, como
siempre, defendiendo sus
privilegios; y ¿cuál va a
ser la respuesta la
ciudadanía?
Los sociólogos no pueden
predecir si en esta ocasión
la crisis económica supondrá
un revulsivo social como
aquel del movimiento de los
indignados,
que transformó la política
española, pero sí apuntan
que el ciclo actual nada
tiene que ver con el que
propició el 15M.
Hay que estar alerta y
diseñar respuestas
democráticas en defensa de
los más vulnerables y poner
las bases de un modelo
social y económico nuevo,
justo y solidario. Hoy, como
hace 9 años, el empuje de la
sociedad civil es
imprescindible para ampliar
los derechos sociales,
proteger los servicios
públicos y avanzar en
democracia.