El Día Internacional de
la Mujer es un buen
momento para reflexionar
acerca de los avances
logrados, pedir más
cambios y celebrar la
valentía y la
determinación de las
mujeres, que han jugado
un papel clave en la
historia de sus países y
comunidades. El mundo ha
logrado avances sin
precedentes, pero ningún
país ha alcanzado la
igualdad real y efectiva
de género.
El
tema de este año,
establecido por ONU
Mujeres es:
Soy de la Generación
Igualdad: Por los
derechos de las mujeres;
que conmemora el 25º
aniversario de la
Declaración y Plataforma
de Acción de Beijing,
aprobada en 1995 en la
Cuarta Conferencia
Mundial sobre la Mujer,
que tuvo lugar en China,
y es reconocida como la
hoja de ruta más
progresista para el
empoderamiento de las
mujeres y las niñas en
todo el mundo.
ONU Mujeres presentó
hace unos días su
informe:
Los derechos de las
mujeres, una revisión 25
años después de Beijing,
un balance exhaustivo
sobre la implementación
de la Plataforma de
Acción de Beijing, que
sigue siendo la agenda
más completa jamás
acordada en favor de la
igualdad de género. El
informe concluye que el
progreso hacia la
igualdad de género no es
estable y se están
revirtiendo logros
conquistados con un
enorme esfuerzo. La
desigualdad
generalizada, la
emergencia climática,
los conflictos y el auge
alarmante de las
políticas excluyentes
amenazan el progreso
futuro hacia la igualdad
de género. El informe
revela la falta de
medidas eficaces para
incrementar la
representación de las
mujeres en los cargos de
poder y advierte que la
visión de Beijing nunca
se hará realidad a menos
que las mujeres y niñas
más excluidas sean
reconocidas y se
conviertan en una
prioridad.
El año 2020 es un año
decisivo para la
promoción de la igualdad
de género en todo el
mundo, a medida que la
comunidad mundial hace
balance de los progresos
obtenidos en la esfera
de los derechos de las
mujeres. Marcará varios
momentos notables en el
movimiento en favor de
la igualdad de género:
cinco años en ruta hacia
el logro de los
Objetivos de Desarrollo
Sostenible; el 20º
aniversario de la
resolución 1325 del
Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas
sobre las Mujeres, la
Paz y la Seguridad; y el
10º aniversario de la
creación de ONU Mujeres.
El año 2020 representa
una oportunidad
excepcional para
movilizar la acción
mundial con miras a
lograr la igualdad de
género y la realización
de los derechos humanos
de todas las mujeres y
niñas.
En
su mensaje, António
Guterres, Secretario
General de la ONU
declara, que "El
siglo XXI debe ser el
siglo de la igualdad de
la mujer".
Para el Secretario
General, en los últimos
decenios, los derechos
de las mujeres han
experimentado progresos
considerables que van
desde la abolición de
leyes discriminatorias
hasta el aumento del
número de niñas
escolarizadas. "Sin
embargo, en este momento
estamos presenciando un
fuerte retroceso". Las
protecciones jurídicas
contra la violación y el
maltrato doméstico se
están diluyendo en
algunos países; los
derechos sexuales y
reproductivos de las
mujeres están bajo
amenaza. "Todo ello se
debe a que la igualdad
de género es,
fundamentalmente, una
cuestión de poder".
Siglos de discriminación
y de un patriarcado muy
arraigado han creado una
enorme brecha de poder
entre los géneros en
nuestras economías,
nuestros sistemas
políticos, nuestras
empresas y nuestra
cultura.
El
informe de ONU Mujeres,
revela que se ha
avanzado en los derechos
de las mujeres y las
niñas desde la adopción
de la
Plataforma de Beijing.
Ahora hay más niñas en
la escuela que nunca,
menos mujeres mueren
durante el parto y la
proporción de mujeres en
los parlamentos se ha
duplicado en todo el
mundo. Durante la última
década, 131 países han
aprobado leyes en favor
de la igualdad de las
mujeres. Sin embargo,
los avances han sido
demasiado lentos y
desiguales.
Globalmente, el progreso
en el acceso de las
mujeres al trabajo
remunerado se ha
detenido en los últimos
20 años; menos de dos
tercios de las mujeres
(62%) de entre 25 y 54
años de edad forman
parte de la población
activa, frente a más de
nueve de cada diez (93%)
hombres. Las mujeres
continúan asumiendo la
mayor parte del trabajo
de cuidados y doméstico
no remunerado y, en
promedio, se les paga un
16% menos que a los
hombres, una disparidad
que alcanza el 35 en
algunos países. Casi una
de cada cinco mujeres
(18%) ha sufrido
violencia por parte de
su pareja en el último
año; y las nuevas
tecnologías alimentan
nuevas formas de
violencia, como el
ciberacoso, que apenas
se combaten con
soluciones de políticas.
32 millones de niñas aún
no van a la escuela. Los
hombres controlan
todavía tres cuartas
partes de los escaños
parlamentarios; y las
mujeres son en gran
medida excluidas de los
procesos de paz y
representan sólo el 13%
de quienes negocian y
apenas el 4% de los
signatarios.
A pesar de los retos sin
precedentes en todo el
mundo, el informe
también demuestra que es
posible un cambio
positivo, como lo
atestigua el éxito de la
acción colectiva de las
mujeres a la hora de
imponer la rendición de
cuentas por los crímenes
contra ellas, así como
el auge de los
movimientos feministas
en todo el mundo. El
informe muestra
iniciativas exitosas en
la ampliación de los
servicios públicos para
hacer efectivos los
derechos de las mujeres,
desde el incremento del
acceso a la
anticoncepción y el
cuidado infantil hasta
la reducción de la
violencia doméstica y el
aumento de la
participación de las
mujeres en la política y
la consolidación de la
paz.
Tal día como hoy, en
1857, centenares de
trabajadoras marcharon
por las calles de Nueva
York. Años más tarde, la
ciudad fue de nuevo
testigo de las huelgas
de las mujeres de las
fábricas, saldadas con
la represión y el fuego.
"163
años después, nos
convocamos una vez más
reclamando justicia".
Así comienza el
Manifiesto Derechos de
las Mujeres, del
Movimiento Feminista de
Madrid, que viene a
exigir el fin de la
violencia contra la
mujer, porque no hay paz
para las mujeres. No la
hay con un comienzo de
año negro, con 19
mujeres y una niña
asesinadas por el
terrorismo machista.
Si oficialmente se
cuentan 1.045 asesinadas
por violencia de género
desde 2003,
se esconde gran parte de
la verdad, porque los
feminicidios son casi el
doble. Las cifras de
víctimas repuntan desde
2017. Toda la dimensión
del terror de estos
crímenes ha de ser
tenida en cuenta.
En España, las mujeres
ganan al año casi 6.000
euros menos que los
hombres, con la mayor
parte de los contratos a
tiempo parcial y una
tasa de paro al menos
tres puntos más alta que
los varones. Las mujeres
son el máximo exponente
de la precariedad en
nuestro país, porque el
patriarcado y el
capitalismo se aseguran
de mantener las peores
condiciones laborales y
con la carga casi en
exclusiva de los
cuidados y las tareas
del hogar. Es necesario
que se promulgue una ley
de igualdad salarial,
como herramienta para la
negociación colectiva,
mecanismos para que el
empresariado cumpla la
legislación vigente en
esta materia, y que las
administraciones
autonómicas y locales
implementen medidas de
igualdad laboral.
Es necesario que se
establezcan políticas
eficaces sobre
corresponsabilidad y
gestión pública, cuando
los cuidados no pagados
en España supondrían un
15% del Producto
Interior Bruto. La
brecha en las pensiones
es profunda, de media
son un 35% inferiores a
las de los hombres. El
reconocimiento como
gananciales de las
cotizaciones a la
Seguridad Social
reduciría la injusticia
de la carga adicional de
trabajo que realizan las
mujeres para sus
familias.
"El espejo de la pobreza
devuelve el rostro de
una mujer. La mitad de
las familias
monomarentales se sitúa
en ella", debido a la
falta de legislación y
protección por parte de
los gobiernos. Si existe
un colectivo precario en
el empleo es el de las
empleadas domésticas,
por lo que el Estado
debe ratificar el
Convenio 189 de la
Organización
Internacional del
Trabajo. En
su visita a España, el
relator especial de
Naciones Unidas
escuchó a las empleadas
domésticas, así como a
las mujeres gitanas, que
se encuentran en el
umbral de la marginación
o a las temporeras del
campo, y dio un serio
aviso sobre un sistema
de protección roto.
Después de años marcados
por el éxito sin
paliativos en las
calles, el movimiento
feminista ha vuelto a
llamar a la movilización
para clamar contra la
violencia en todas sus
formas y esferas. Un año
más, las mujeres han
puesto sobre la mesa la
desigualdad en las
aulas, la precariedad
laboral y la violencia
sexual, en un momento
especialmente convulso
marcado por el discurso
de la extrema derecha.
Es hora de dejar de
intentar cambiar a las
mujeres y de empezar a
cambiar los sistemas y
los desequilibrios de
poder, que impiden a las
mujeres alcanzar su
potencial. Cada 8 de
marzo y cada día del
año, la vindicación de
las mujeres se ha de oír
en todo el mundo. Por
los derechos de las
mujeres.