«Palestina
es como Auschwitz», dijo José Saramago. Lo
que está pasando contra los palestinos, es un crimen contra la
humanidad. Los palestinos son víctimas de crímenes cometidos por el
gobierno de Israel, con el aplauso de su pueblo y el apoyo de EEUU.
Parece que no hay forma de frenar a Israel. La comunidad
internacional y la propia ONU, desde el principio del "conflicto" no
han sido capaces, ni con guerras ni con paces, de frenar la agresión
sistemática de Israel contra el pueblo palestino
Hace unos días, la ONU expresó su preocupación
por la continuada expansión de los asentamientos israelíes en
territorios ocupados y urgió una vez más a las autoridades del país
a detener inmediatamente estas actividades. "Reitero
que los asentamientos no tienen validez legal y constituyen una
violación flagrante de la legislación internacional",
señaló el enviado de la organización para Oriente Medio, Tor
Wennesland, en una intervención ante el Consejo de Seguridad.
El pueblo
palestino sigue sufriendo. Más de setenta años han transcurrido y
sigue sometido a los designios del Estado judío de Israel. Hace más
de dos mil años, quien estaba sometido al Imperio Romano era el
pueblo judío. Roma ejercía su poder a través de un gobernador, quien
exigía tributos para el mantenimiento de las tropas de ocupación y
envío de remesas a la cosmópolis romana. Lo sobrante, como dicen en
la vida de Brian, era para el "alcantarillado, la sanidad, la
enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras
y los baños públicos". Hoy es el Estado de Israel quien somete a
fuego al pueblo palestino. Siento dolor y vergüenza por ello.
Mucho ha
sucedido desde que Naciones Unidas aprobase el Plan para la
partición de Palestina en 1947. Con supuesta buena fe, se pretendía
dar respuesta al conflicto entre árabes y judíos en Palestina. La
presión de la comunidad judía internacional y la mala conciencia de
los actores —por no haber hecho todo lo necesario para parar y
evitar el Holocausto judío, cuando todavía era posible—, hicieron
que el plan fracasara; como todos los acuerdos, pactos y hojas de
ruta, desde entonces. Se apoyó a los judíos y se dejó en el
desamparo a los palestinos. En algún momento tiene esto que
finalizar.
Palestina sigue siendo protagonista, no por
los sucesos de hace más de dos mil años, ni por la partición de
1947. Palestina es miembro de la Corte Penal Internacional.
El presidente de la Autoridad Nacional Palestina Abu Mazen, abrió la
vía de la justicia internacional, para
denunciar los crímenes de guerra cometidos por Israel en los
territorios ocupados, en la guerra de 1967. Con el apoyo de EEUU,
Israel pidió al organismo, que rechazase la petición, porque la
Autoridad Palestina no es un Estado. Pero todo ha sido en vano. El
Estado palestino es el miembro 123 de la CPI. Ahora existe la
posibilidad de que se juzguen los crímenes de guerra cometidos en
los territorios palestinos ocupados. Todo es imposible.
Como todos los meses, el máximo órgano de
decisión de Naciones Unidas se reunió para repasar los últimos
acontecimientos en el conflicto palestino-israelí, centrándose en
esta ocasión en la implementación de la
resolución 2334, que entre otras cosas
exige a Israel que detenga la construcción de colonias. La
resolución fue aprobada a finales de 2016 gracias a la abstención de
Estados Unidos, entonces bajo el Gobierno de Barack Obama, después
de que durante años Washington protegiese a su aliado gracias a su
derecho de veto. La decisión fue muy criticada por el Ejecutivo de
Donald Trump, que estaba a punto de asumir el poder y que reforzó la
alianza estadounidense con Israel.
Durante
los últimos años la autoridad israelí ha seguido ignorando los
acuerdos de la ONU y han continuado con la expansión de los
asentamientos y con las demoliciones y confiscaciones en tierras
palestinas. La ONU, frente al sistemático incumplimiento de Israel
sobre el conflicto con Palestina, debería tomar otro tipo de
decisiones, como sanciones que afectaran directamente a los
intereses israelíes, que favorezcan la posibilidad de crear un
Estado palestino contiguo y viable.
En la
Guerra de los Seis Días en 1967, Israel conquistó la Franja de Gaza,
Cisjordania, Jerusalén Este, la península del Sinaí y los Altos del
Golán en Siria. La guerra de Yom Kipur en 1973, fue iniciada por
Egipto y Siria, para recuperar los territorios ocupados en los Seis
Días, pero no lo consiguieron. Después de tantas operaciones
militares, intifadas, ataques indiscriminados, innumerables
resoluciones de la ONU, conferencias internacionales, acuerdos y
pactos, las principales cuestiones siguen pendientes: la soberanía
de la Franja de Gaza y Cisjordania; la formación un estado
palestino; el estatus de la parte oriental de Jerusalén, Altos del
Golán y Granjas de Shebaa; el destino de los asentamientos
israelíes; y la situación de los refugiados palestinos. Israel,
sistemáticamente ha incumplido todo.
Gaza
sigue asediada. 1.500.000 de personas permanecen encerrados, en un
territorio de 365 Km2. Confinados entre muros, la mayor prisión del
mundo. Los ataques por tierra, mar y aire, no discriminan objetivos
militares de los civiles. Los palestinos son considerados
combatientes; los niños y las mujeres también. Los bombardeos se han
cebado con ellos. Son los daños colaterales. Son crímenes de guerra,
cometidos por un Estado, que dice hacerlo en su defensa.
La Fiscalía de la Corte Penal Internacional ha
dado luz verde a una investigación en Palestina después de que los
jueces confirmasen el pasado febrero que
el tribunal tiene jurisdicción para juzgar supuestos crímenes de
guerra presuntamente perpetrados por todas
las partes en conflicto en los territorios ocupados por Israel. "La
investigación abarcará delitos de la competencia de la Corte que
presuntamente se han cometido desde el 13 de junio de 2014".
La
partición de la zona en dos estados, no contentó a ninguna de las
partes. La Liga Árabe aprobó otra resolución que rechazó
frontalmente la de la ONU, en la que advertía que, para evitar la
ejecución del plan de partición, emplearía todos los medios a su
alcance. Reino Unido abandonó Palestina el 15 de mayo de 1948, un
día después de que David Ben Gurión declarase la independencia de
Israel. Todo fue un desastre. Una historia sin fin, que ha dejado a
su paso demasiadas muertes.
Por aquel
entonces, los judíos celebraron la independencia y la creación del
Estado judío, pero criticaron el plan, que dividía en tres zonas
separadas el territorio asignado; poco viable y de difícil defensa.
Los líderes árabes se opusieron al plan, por violar los derechos de
la población árabe, que representaba el 67% de la población total,
criticando que el 45% de la superficie de todo el país se adjudicaba
al Estado judío, que representaba tan solo el 33% de la población.
Agravio sobre agravio.
El pueblo palestino sufre las consecuencias de
la política internacional desde hace demasiado tiempo.
La economía palestina estubo al borde del colapso.
Dejó de recibir más de 500 millones de dólares, por parte de Israel,
lo que llevó a la ANP, que administra Cisjordania, a reducir los
sueldos de casi todos sus empleados en un 40%. Israel hace una
guerra total contra Palestina. Ya había tomado medidas similares en
2006, 2007 y 2008, haciendo que la economía en la zona dependiera de
los donantes internacionales, a quienes pone todas las trabas
posibles para su gestión humanitaria.
Los palestinos son reducidos a números y en el
peor de los casos al olvido, bajo la sospecha que siempre persigue a
las víctimas: "algo habrán hecho". Los crímenes se cometan con
demasiada impunidad. Israel se ha convertido en el árbitro moral:
decide lo qué debe ocurrir y lo qué no es posible hacer en
Palestina; mientras sigue ocupando la tierra ocupada en la guerra y
en la paz. Pero no hay solución militar posible "porque
a pesar de todo, Palestina y los palestinos existen".
La única solución pasa por poner fin a la ocupación, a los
asentamientos y a la exclusión; por justicia.
La zona
sigue siendo un polvorín, aunque Israel tiene tratados de paz
vigentes con Egipto y Jordania que garantizan su convivencia. Así
mismo, tiene tratados de alto el fuego firmados con el Líbano, Siria
y Arabia Saudí que, si bien no reconocen la existencia de Israel, sí
han supuesto un mecanismo eficaz para el cese de las hostilidades.
También existe un complejo acuerdo provisional con Palestina, que
supone el establecimiento de una especie de protectorado israelí y
un alto el fuego parcial.
El
conflicto palestino, se ha cobrado demasiadas vidas humanas, las
estimaciones oscilan desde los 51.000 fallecidos (35.000 árabes y
16.000 israelíes desde 1950 hasta 2007, hasta los 92.000 fallecidos
(74.000 militares y 18.000 civiles) entre 1945 y 1995. Demasiado
sufrimiento, que si en la edad moderna es insufrible, en otras
épocas, que la Biblia como buen best seller, cuenta en primera
personas, no lo fueron menos.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu,
no ha alcanzado con sus potenciales socios la mayoría de 61
diputados de los 120 del Parlamento necesarios formar gobierno. El
bloque de partidos opositores tampoco rebasa el mínimo suficiente,
en las elecciones del 23 de Marzo. Netanyahu había prometido la
construcción de 3.500 viviendas en una polémica zona que amenaza con
dividir
Cisjordania e impedir su continuidad territorial.
En un acto de su campaña electoral anunció que había ordenado poner
en marcha el proyecto urbanístico en el denominado sector E-1,
situado al este de Jerusalén en territorio palestino ocupado desde
1967. Pese a los resultados y las declaraciones, parece que tampoco
en esta ocasión se va a resolver el problema.
No se
habla lo suficiente sobre la Palestina de hoy, sometida a la
dictadura de la guerra sin cuartel por el Estado de Israel. Debería
haber llegado la hora de frenar a Israel en su acoso contra
Palestina; todo representa una vergüenza que la humanidad no es
capaz de solucionar. El Estado de Israel somete a fuego, al pueblo
palestino. Siento dolor y vergüenza por ello.