Rusia ha
invadido Ucrania, violando todos los principios del derecho
internacional y el sentido común, con el objetivo de derrocar al
Gobierno y desmilitarizar la zona. A estas alturas de los tiempos,
provocar una guerra total como lo ha hecho la Rusia de Putin, es una
salvajada a la que se la pueden poner todos los adjetivos posibles.
Los países de la OTAN condenan el ataque
injustificado de Rusia que pone en riesgo la seguridad de Ucrania,
de Europa y la estabilidad global, respondiendo junto con la Unión
Europea de forma coordinada, con unidad y firmeza. La OTAN desplegará
Fuerzas de Respuesta Rápida para aumentar defensa de los aliados.
Putin no pone las cosas fáciles. Ha justificado la invasión porque
EEUU y los países de la OTAN siguen enviando toneladas de armas a
Ucrania, y hace un llamamiento al Ejército ucraniano a asumir el
poder por la fuerza ante la incapacidad de las autoridades
ucranianas.
Advierte a Finlandia y a Suecia de consecuencias si se unen a la
OTAN.
Voy a
referirme a otro acontecimiento. Me refiero a la revolución de 1917.
Todo comenzó con la llegada de Lenin al liderazgo de un imperio en
transformación. La primera guerra mundial sometió a tensiones
brutales a la sociedad rusa y provocó la revolución, que acabó con
la autocracia zarista, transformándose en una república federal
socialista; una sociedad de campesinos empobrecidos se elevó a la
condición de gran potencia industrial. La economía fue centralizada
por el Estado y el poder político quedó en manos del Politburó,
estableciéndose como régimen totalitario.
El fracasado levantamiento que siguió a la
guerra ruso-japonesa de 1905, trajo la Revolución de Octubre de
1917. Todo comenzó el
domingo sangriento el 9 de enero (22 del
calendario actual) en San Petersburgo (después llamada Leningrado),
cuando 140.000 hombres, mujeres y niños, la mayoría campesinos, se
manifestaron ante el Palacio de Invierno. Demandaban una asamblea
constituyente, reducción de la jornada laboral a 8 horas y un
salario mínimo diario de un rublo. La manifestación se desarrollaba
ordenadamente, portaban iconos y entonando el himno Dios salve al
zar. La represión a los manifestantes desarmados dejó cientos de
muertos y miles de heridos. Lo sucedido indignó a millones de
trabajadores que se declararon en huelga y en muchas ciudades
brotaron consejos locales del pueblo (soviets).
La reacción del zar fue despiadada. Al
principio buscó el apoyo popular de los soviets, luego arrestó en
masa al Soviet de San Petersburgo y aplastó un levantamiento armado
en Moscú. Intentó pacificar Rusia con
El Manifiesto de Octubre (Decreto Imperial
de 30 de octubre de 1905), que concedía a la población la libertad
civil, establecía la inviolabilidad personal, las libertades de
conciencia, de reunión y de asociación». Y declaraba no obstaculizar
las elecciones a la Duma Imperial, estableciendo que cualquier ley
no será efectiva sin la sanción de la Duma.
Lenin fue el artífice de la revolución.
Adaptó la tesis de Marx a la realidad rusa,
y organizó las bases del Estado. En abril de 1917,
Vladimir Ilyich Ulyanov llegó a Rusia de
incógnito desde Finlandia. El líder bolchevique llevaba tres
demandas: El final de la guerra; Toda la tierra para los campesinos;
Todo el poder para los soviets. El zar había abandonado el trono,
víctima de su propia política y Lenin consideró que era el momento
de tomar el poder. El movimiento obrero, en nombre de la paz y el
socialismo alcanzó la victoria y cumplió su misión, comenzando la
era de la Revolución Socialista.
El
creciente protagonismo de los consejos locales, creó en Rusia una
dualidad de poderes: el del Gobierno Provisional; y el de los
soviets liderados por Lenin. La caída del Gobierno Provisional de
Kerensky se consumó tras el Asalto al Palacio de Invierno. Los
soviets se habían apoderado de los puntos estratégicos de la
capital. El crucero Aurora, anclado en el puerto, bombardeó el
palacio. Se constituyó un Consejo de Comisarios del Pueblo, formado
por bolcheviques y presidido por Lenin, que sustituyó al gobierno
derrocado. La revolución soviética comenzaba.
Los vientos de cambio que soplaban desde el
verano, comenzaron a plasmarse en poder institucional.
Bolcheviques, socialrevolucionarios de izquierda y mencheviques
internacionalistas tomaron el control de los diferentes sóviets de
Petrogrado, que el 25 de septiembre,
eligió una nueva dirección de izquierda radical, y
León Trotski, que había salido de la
cárcel el 4 de septiembre, se convirtió en su presidente
En
noviembre, los bolcheviques tenían el control de las principales
ciudades de la región industrial del centro, norte y este de Moscú,
en los Urales, en las partes más cercanas al frente y entre los
marinos de la flota del Báltico. Derrotados sus adversarios
militares, asegurados los principales centros de poder, Lenin y los
bolcheviques pudieron dedicarse a temas apremiantes: conseguir la
paz, atender a las reformas radicales que había reclamado el
movimiento de los sóviets y reorganizar el poder.
A la
revolución, siguió una cruenta guerra civil, en la que las potencias
occidentales se implicaron para frenar el avance de la revolución
bolchevique. La desorganización y desunión de las fuerzas
contrarrevolucionarias, el poco o nulo apoyo social y la capacidad
del ejército bolchevique que lideraba Trotsky, acabó por darles la
victoria. Tras tantas batallas (Primera Guerra Mundial, Revolución
rusa y guerra civil), la pobreza hizo acto de presencia y el país
necesitaba medidas económicas capaces de levantar la economía y
estimular la actividad industrial y agrícola.
Ante la difícil situación económica, Lenin
aplica unas leyes conocidas como
Nueva Política Económica (NEP). La
revolución había logrado sobrevivir, pero a costa de un enorme
coste. La emigración al campo y el despoblamiento de las ciudades
era galopante y el nivel de vida de la población estaba bajo
mínimos. El invierno de 1920 y 1921 se caracterizó por su extremada
dureza y junto al hambre causaron más de dos millones de muertos. La
rebelión de la guarnición de la fortaleza de Kronstadt (Báltico),
descontenta con la situación económica y política imperante, supuso
un serio aviso para los bolcheviques, cuyos líderes vieron necesario
un cambio de tendencia.
La NEP
constituía un sistema transitorio y mixto, en el que la economía
permanecería bajo la dirección y planificación del Estado, secundada
por la iniciativa privada. Cesaron las incautaciones de granos y a
los agricultores se les concedió la libertad de cultivar y vender
libremente. Se flexibilizaron las relaciones laborales. Se
contrataron técnicos extranjeros y se permitió la propiedad privada
de pequeñas y medianas empresas. El Estado mantuvo bajo su control
los transportes, el comercio exterior, la banca y las grandes
empresas. La NEP sobrevivió a Lenin, hasta que Stalin puso fin al
Sistema en 1928-1929, siendo sustituido por la estatalización de la
economía.
La
diversidad en el seno del partido bolchevique quedó restringida a
una sola línea oficial y los partidos quedaron abolidos. La URSS
quedó constituida en diciembre de 1922 como una federación de
repúblicas socialistas soviéticas integrada por Rusia, Ucrania,
Bieolorusia y Transcaucasia (Georgia, Azerbaiyán y Armenia) con
capital en Moscú. En 1924 se adhirieron Uzbekistán, Turkmenistán y
Kirguistán y en 1929 Tadzikistán. Se trataba de un Estado
plurinacional y multiétnico, regido por el PCUS como partido único.
El Soviet Supremo era el órgano legislativo y elegía al Presidium,
cuyo presidente era el jefe del Estado.
Lo que
pudo haber sido un modelo a implantar universalmente, quedó marcado
por el pasado de Stalin, los campos de concentración y el KGB. Por
el contrario se produjeron logros espectaculares. Los ciudadanos no
eran dueños de los bienes materiales, a cambio, contaban con una
gran red de transporte público eficiente y de calidad. Desde el
primer momento, la educación fue una pieza fundamental y de calidad,
garantizada para todos y sin discriminación. La salud fue un
derecho, quedando cubiertos la mayoría de procedimientos y
medicamentos. Especialmente importantes fueron las políticas de
vacunación y de desarrollo de la salud infantil.
Las ideas políticas provocaron que la URRS
ayudara a muchos países en vías de desarrollo con el objetivo de que
se enfrentaran a la ocupación colonial y se consolidasen como
estados independientes. Destinó mucho tiempo y dinero a proyectos de
cooperación que les permitiera establecer ayudas y relaciones
diplomáticas. La Revolución de Octubre fue desde su primer momento
un referente del movimiento obrero internacionalista y de las
organizaciones socialistas que no claudicaron al belicismo y las
ansias de conquista de los poderosos.
El criterio para valorar los hechos históricos, debería ser por la
bondad o maldad de su esencia. Y la
esencia de la Revolución Socialista fue mejorar la suerte de los
parias de la tierra.
Mijaíl Gorbachov, trató de reformar el Estado
con la
perestroika y glásnost, por salvar a la
URSS de una grave crisis social, económica y política. Vladimir
Putin añora a la antigua Unión Soviética sin socialismo y con todo
el poder en sus manos, sin dar cuentas al pueblo. Un 25 de diciembre
de 1991, Gorbachov anunció el fin de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas. Se disolvía un coloso que parecía eterno. La
bandera roja fue arriada en el Kremlin e izada la tricolor de Rusia.
Fin de la historia.
En un
conflicto como la invasión de Rusia a Ucrania, deben mantenerse
abiertos los canales diplomáticos para lograr una solución pacífica
en el marco de Naciones Unidas. La invasión de Rusia a Ucrania, debe
cesar. Esta agresión se debería haber evitado si en lugar de la
tensión militar impulsada por Rusia, EEUU y la OTAN, se hubiese
optado por defender una Seguridad Continental Integrada, como se
aprobó en 1990 en la Carta de Paris para una nueva Europa. La Cumbre
de París fue la conferencia de paz de la Guerra Fría: la perestroika
había puesto fin a la división ideológica del Telón de Acero.
Son otros
tiempos, pero la violencia no cesa. Hay que movilizarse por la paz y
para que frente a los ataques militares, se mantengan los canales
diplomáticos para parar esta guerra deshumanizada, como todas, y sin
sentido.
Mi
rechazo a Putin, contra los nazis de Ucrania, y mantengo mi grito de
siempre !No a la guerra!, ni esta ni ninguna otra. ¡No a la OTAN!