Han
transcurrido 175 años, desde que se publicó el Manifiesto Comunista y
una buena parte de las críticas que se hacía a la sociedad de la
época, y algunas de las reivindicaciones de entonces se pueden seguir
haciéndose hoy. Ha surgido la llamada clase media y al proletariado se
le denomina productor; pero la clase dominante sigue siendo la misma
de entonces: los que tienen todo y todo lo pueden.
Con su
aniversario, una vez más quiero pero esbozar su fundamento, resaltando
aquellas cuestiones que han ido moldeándose según las previsiones y
doctrina marxista que hoy sigue estando vigente, como un canto hacia
la libertad y la justicia social.
El
Manifiesto Comunista estaba destinado a revelar las verdaderas
intenciones de los comunistas y socavar la difamación de sus
opositores. Destaca que toda la historia de la humanidad, es una
historia de lucha de clases. Deja claro cómo en la época moderna, los
capitalistas burgueses y los trabajadores se contraponen como
opresores y oprimidos. La propia burguesía surgió victoriosa de la
lucha de clases contra el régimen feudal y las condiciones desiguales
de propiedad y producción en la sociedad burguesa crean una tensión
que se descarga en una revolución, para eliminar la propiedad privada,
por lo que las contradicciones de clases desaparecen. Marx y Engels
marcan en defensa de los intereses de los trabajadores algunos
objetivos: la abolición del trabajo infantil, la emancipación de las
mujeres y la prevención del conflicto bélico entre las naciones.
El texto de
Karl Marx y Friedrich Engels, escrito y publicado en alemán el 21 de
febrero de 1848, fue el resultado del encargo de; una sociedad secreta
revolucionaria a la que los autores se habían afiliado un año antes.
En la segunda mitad del siglo XIX fue traducida a multitud de idiomas
y alcanzó gran notoriedad a medida que el movimiento obrero socialista
se difundía por Europa, convirtiéndose en el segundo libro más vendido
de la historia.
Las ideas
que el Manifiesto expresa son las siguientes: La historia política e
intelectual de una sociedad está determinada por el modo de producción
y la formación socioeconómica que se deriva de él; Una vez aparecidas
las clases sociales sobre la base de la propiedad privada y la
explotación, la historia de las sociedades ha sido la historia de la
lucha de las clases explotadoras y las explotadas; En la actual
sociedad moderna el proletariado es la única clase social cuya
emancipación significará la emancipación de toda la humanidad mediante
la revolución comunista: la abolición de la propiedad burguesa, las
clases sociales y el Estado.
Marx y
Engels describen la teoría del comunismo consistente en la abolición
de la propiedad privada, pero aclarando que no se refieren a la
abolición de la propiedad en general, sino de la propiedad privada
burguesa, que resulta de la explotación capitalista, buscando abolir
la forma burguesa que adoptan determinadas instituciones como la
propiedad, el trabajo, la familia, la nacionalidad o la
individualidad.
Karl Marx, padre del socialismo científico,
filósofo, teórico político y crítico de la economía política,
se declaró apátrida, ateo y revolucionario.
Su investigación se centró en el campo de la filosofía, la historia,
la ciencia política, la sociología y la economía. El marxismo hoy
sigue representando al comunismo moderno, al materialismo histórico y
al socialismo científico.
Uno de los principios clave de Marx fue que
la teoría siempre debía estar unida a la práctica.
Según Marx los filósofos hasta ahora habian interpretado el mundo de
varias maneras; la clave es cambiarlo. Pero no decía que la filosofía
fuese irrelevante, sino que los problemas filosóficos surgen de las
condiciones de la vida real, y que solo pueden resolverse cambiando
esas condiciones, rehaciendo el mundo. De hecho las ideas de Marx se
utilizaron para rehacer el mundo, o una gran parte de él. El
socialismo científico, se trata de un modelo sociopolítico que, según
Karl Marx y Friedrich Engels, se diferenciaba de los demás socialismos
del siglo XIX por incluir premisas científicas. Modelo a su vez basado
en el materialismo histórico en el que
la lucha de clases conduce a cambios en la sociedad regida por los
humanos.
En el Siglo
XIX, los nuevos modos de producción, comunicación y distribución
habían creado una enorme riqueza, que no se distribuyó por igual. El
10% de la población poseía prácticamente toda la propiedad; el otro
90% no poseía nada. Hoy, en el siglo XXI, parece que poco ha cambiado
la distribución de la riqueza y la acumulación ¿Les suena la
situación? A medida que las ciudades y pueblos se industrializaban, a
medida que la riqueza se concentraba más y los ricos se enriquecían,
la clase media comenzó a hundirse al nivel de la clase trabajadora.
Había llegado el momento de que los trabajadores y trabajadoras de
todo el mundo vieran el sistema como lo que era, se levantara y lo
derrocara. Hoy la conciencia de clase ha perdido dimensión, pero la
unidad de la clase obrera es más necesaria que nunca para bajar los
humos al Sistema capitalista que está crecido.
Marx era un verdadero revolucionario. Todo su
trabajo fue escrito al servicio de la revolución que predijo en el
Manifiesto Comunista. Después de su muerte, las revoluciones
comunistas se cumplieron, no exactamente dónde o cómo él se imaginaba
pero sí en su nombre.
Una de las aportaciones fundamentales de Karl Marx fue el materialismo
histórico. Consideraba que la sociedad
estaba determinada por sus condiciones materiales o por las relaciones
personales. Así, para el desarrollo de una sociedad, la producción de
bienes materiales debía considerarse fundamental. El aspecto más
importante en la teoría del materialismo histórico, es haber fijado la
atención en la producción de material y en las leyes económicas de la
sociedad, dejando como conclusión que la sociedad evoluciona al
incrementarse sus producciones materiales.
Para Marx y
Engels, la historia de toda sociedad hasta nuestros días es la
historia de la lucha de clases, desde los patricios y los plebeyos en
la antigua Roma, los siervos y los señores en el feudalismo, hasta los
burgueses y los proletarios en el capitalismo. El burgués posee los
medios de producción pero son los proletarios −que no los poseen−
quienes generan el valor de las mercancías con esos medios. Su
prosperidad deriva del crecimiento de la industria y comercio,
potenciados por la apertura de nuevos mercados, como resultado del
descubrimiento de América y la apertura de mercados en Asia.
El Manifiesto Comunista era un programa para la organización mundial
del proletariado, y como tal, se fue
actualizando en función de las lecciones extraídas de las experiencias
históricas de la clase trabajadora. Desde esta perspectiva, Engels,
tras la muerte de Marx, continuó la obra, no sólo completando la
edición de El Capital, sino también revisando y corrigiendo, cada
artículo que se publicaba.
Karl Marx y Friedrich Engels, no pudieron
verificar sus predicciones sobre el fin del capitalismo, pero el
marxismo, sigue siendo válido para el análisis de la realidad social y
económica, porque el marxismo ha penetrado profundamente en la
historia.
Entendieron la construcción de una ideología antihegemónica y el
desmantelamiento de la ideología burguesa en la clase trabajadora.
De hecho, el Manifiesto fue un esfuerzo consciente para moldear la
ideología de los líderes de la nueva y creciente clase trabajadora,
para convencerlos a que se organizaran. Cualquier comunista,
socialista o progresista, que haya tratado de organizar a un colectivo
de trabajadores, se ha enfrentado al poderoso rol desorganizador de la
ideología burguesa.
El Manifiesto fue mucho más que una simple
proclama política. En él,
Marx volcó una teoría de la historia y del progreso, del
funcionamiento de la economía y de las clases sociales.
Además, profetizó la revolución proletaria. Pese a ser caracterizado
como materialista, pese a proclamar que las sociedades no cambiaban
por las ideas sino por un determinismo basado en las contradicciones
entre los sistemas y los intereses de clase, lo que se formula en el
manifiesto es el orden de las utopías. La utopía de la igualdad, de la
propiedad colectiva de los medios de producción, de todos los hombres
trabajando a la par, no en beneficio propio e individual, sino del
conjunto. Una utopía voluntarista.
En el
prólogo de la edición alemana de 1872, Marx y Engels declaran que la
aplicación de los 10 principios, dependerá de las circunstancias
históricas existentes, llegando incluso a admitir que si bien el
proletariado en lucha contra la burguesía, se ve obligado a la
conquista del poder político, una vez hayan desaparecido las
diferencias de clase y toda la producción esté concentrada en manos de
la sociedad, la hegemonía política de clase del proletariado dejará de
ser necesaria.
Los
privilegios de la burguesía y del poder político siguen estando tan
vigentes como vigente están la dominación de los mercados financieros
sobre la economía de la ciudadanía y de los propios Estados. La
justicia social, la desigualdad y la solidaridad siguen siendo
proclamas y reivindicaciones necesarias y urgentes de conseguir para
el mayor bienestar y dignidad de hombres y mujeres. En fin, al buen
entendedor le sobran información y elementos de juicio, como para
entender que las circunstancias históricas no son las mismas; pero si
lo son determinadas situaciones que hacen que las mujeres y hombres de
hoy sigamos estando sometidos al poder político y económico de la
clase dominante.
Hoy como
ayer, la necesidad, la razón, la dignidad y la justicia social exigen
que la desigualdad desaparezca. Para ello hay que hacer desaparecer la
estructura social que lo permite. Pero esto no se puede conseguir sino
es transformando la propiedad individual o corporativa de los
instrumentos de trabajo en propiedad común de la sociedad entera».
Esto es: más Estado social, nacionalizaciones y menos privatizaciones,
para mayor bienestar.
¡Trabajadores y trabajadoras del mundo, uníos!, porque la lucha contra
los imperialismos y el poder económico capitalista, es la clave para
conseguir el bienestar, la igualdad, la libertad y la solidaridad