La derecha española, que lleva
dominando nuestro país desde hace ya demasiado tiempo (ya sea
gobernando o en la sombra) siempre ha fortalecido su poder
enfrentándonos a los que somos de izquierdas, los unos contra los
otros. Siguiendo la máxima militar "divide y vencerás", la derecha
siempre ha intentando que nos destruyamos entre nosotros mismos
avivando nuestras disputas internas. ¡Tú, comunista, eres un maldito
estalinista! ¡Tú sociata, nos vendiste al capitalismo! ¡Tú feminazi,
tu guerra no es lucha de clases! ¡Tú pijoprogre, te alejas de la
revolución! ¿Te suena verdad? Siempre lo mismo, años y años de
tirarnos los trastos a la cabeza unos a otros, poniéndonos a parir,
mientras la derecha se relame de gusto viendo nuestras disputas y
divisiones sectarias. ¿No estás un poco harto ya? Nos han intentado
dividir siempre, tanto los conservadores como en ciertas ocasiones las
cúpulas de nuestros propios partidos, tantas veces compradas por los
poderosos. ¿Pero sabes por qué? Porque nos temen, porque nos tienen
miedo. Porque no hay cosa que la derecha tema más que un frente
popular. Por eso tiemblan cada vez que escuchan esas dos palabras. ¿Y
por qué? Porque somos izquierda.
Y es que hay algo muchísimo más
importante que las siglas de nuestro carnet, el color de nuestra
bandera o el nombre del líder de nuestro partido: nuestras comunes
ideas de izquierdas. Ideas de amplio espectro como la libertad, la
igualdad, la justicia, la solidaridad y el progreso. Ideas tan
hermosas y eternas por las que nuestros abuelos dieron su sudor en la
lucha política y hasta su sangre en el campo de batalla. Ideas que no
envejecen, porque siempre serán la aspiración de nuestro ideal
ciudadano: que todos podamos vivir dignamente en igualdad, sin que
haya explotadores ni explotados. ¿Hay alguna persona aquí presente que
pueda renunciar a ello? Ninguna. ¿Por qué? Porque somos izquierda.
Y de esta gran idea central emanan
todas las demás, como distintas ramas floridas que embellecen y
fortalecen un mismo tronco. El socialismo, el ecologismo, el
comunismo, el anarquismo, el feminismo, el pacifismo, el
igualitarismo, el patriotismo progresista o la doctrina social
cristiana son distintas ideologías, todas igual de respetables y
decisivas, que nos llevan a la defensa de las conquistas sociales, la
lucha por una educación y una sanidad pública, la resistencia frente a
los desahucios, la conciencia de género, el combate contra la
austeridad o a la defensa de nuestra soberanía frente a los poderes
financieros transnacionales. Toda esta diversidad no nos divide y
enfrenta, sino que nos enriquece y complementa, porque por encima de
todo, tenemos bien claro quién es el enemigo: la derecha. ¿Por qué?
Porque somos izquierda.
Y hace unos días en Grecia (la cuna
de la democracia) ha llegado al fin la esperanza para todos los que
nos consideramos de izquierdas en el mediterráneo. Syriza, una
coalición de más de diez partidos y apoyada por infinidad de
plataformas sociales y agrupaciones ciudadanas, ha demostrado que se
le puede ganar la batalla al enemigo, a pesar de su poderosa
maquinaria de poder. Podemos ganar también en España si todos los que
somos de izquierdas dejamos de enfrentarnos, cooperamos juntos y
fijamos el punto de mira en donde lo tenemos que fijar: la derrota
definitiva de la derecha. Esa derecha rancia, conservadora y
autoritaria que nos miente, nos roba y nos engaña, y junto a ella,
toda esa corte financiera siniestra que la sostiene en el poder. Los
ciudadanos españoles llevamos ya años siendo despreciados, maltratados
y humillados por estos dirigentes incompetentes, que se aferran al
poder aprovechando nuestra división, pasividad y desánimo. Por eso
tienen tanto miedo a nuestro despertar y a nuestra unión, porque saben
que somos más, y que siempre seremos muchos más. ¿Por qué? Porque
somos izquierda.
Y los de izquierdas ante todo somos
multicolores. Somos rojos como el sindicalismo y la lucha de clases,
verdes como la ecología y la defensa de la educación pública, morados
como el feminismo y la lucha por la república, amarillos como la
conciencia en favor de los derechos humanos y el combate contra la
impunidad, y también blancos, como la apuesta por la sanidad pública y
el derecho a la salud sea cual sea nuestro nivel económico. Y no
tenemos ningún problema en entrelazar todos estos dedos de distinto
color en una sola mano. Nuestra amplia gama de colores será a partir
de ahora siempre nuestra fortaleza, nunca más nuestra debilidad. ¿Por
qué? Porque somos izquierda.
Pongamos entonces en valor todo lo
que nos une, que es muchísimo, y olvidemos todo aquello que nos
separa, que es poquísimo. Militantes y simpatizantes de todas las
formaciones políticas de izquierdas, miembros de las plataformas
civiles, de las mareas ciudadanas, sindicalistas, integrantes del
mundo de la cultura, personas independientes: unámonos todos en un
frente común y plantémosle cara de una vez por todas a la derecha,
porque sino, nos comerán con todo su poder. Así que no es momento de
avivar enemistades, sino de recordar que un solo ideal nos une a
todos. Ha llegado la hora de pasar página de todas nuestras rencillas
del pasado y navegar juntos hacia la victoria final. El barco de la
izquierda mediterránea ha salido de Grecia, y el próximo puerto es
España. No te quedes en tierra, sube a bordo con nosotros y súmate al
cambio. ¡Somos ciudadanía, somos mayoría, ¡SOMOS IZQUIERDA!