La
formación de la AGE
La participación de los
exiliados republicanos españoles
en la
resistencia francesa
comenzó en julio de 1941 tras la invasión de la Unión
Soviética por la
Alemania nazi y
se desarrolló en el marco de la
Unión Nacional Española
(UNE) promovida por el
PCE. Tuvieron un protagonismo especial en el
maquis francés debido sobre todo a su experiencia
militar tras casi tres años de guerra en España. En abril de
1942 constituyeron el XIV Cuerpo Guerrillero en una reunión
mantenida en una zona aislada de las estribaciones de los
Pirineos cercana a Foix. Su primer comandante fue Jesús Ríos
García, antiguo oficial del
XIV Cuerpo de Ejército Guerrillero
del Ejército Popular de la República, del que la
nueva organización tomó el nombre. Al principio se organizó
en brigadas compuestas de 60 a 90 hombres pero a partir de
finales de 1943 se estructuró en dos divisiones, integradas
en los Franc-Tireurs et Partisans, controlados por el
Partido Comunista Francés, aunque seguían actuando
de facto como el brazo armado de la UNE. En
mayo de 1944 las unidades exclusivamente españolas de los
Franc-Tireurs et Partisans fueron reconocidas como tales
bajo la denominación de
Agrupación de Guerrilleros Españoles
(AGE), integrada por unos 9.000 hombres, y que a
partir de entonces inició una nueva estrategia militar,
pasando de los sabotajes y acciones aisladas al ataque
frontal contra las unidades aisladas de la
Wehrmacht, consiguiendo liberar numerosas localidades
del sur de Francia. Todos los componentes de la AGE
consideraban la lucha en Francia contra los ocupantes
alemanes y la milicia
vichista
como el preludio del combate para liberar España.
Las cifras de combatientes españoles en las filas de la
Resistencia varían mucho según las fuentes, pero en general
se acepta 10.000 como cifra cercana a la realidad.6 A
partir de este momento, con la guerra ya encauzada en
Francia, los resistentes españoles vuelven la vista hacia el
sur de los Pirineos.
Mientras en Francia los exiliados se organizaban para
combatir al nazismo, en España se fueron articulando grupos
guerrilleros conformados prácticamente en exclusiva por
huidos. El más importante de estos grupos fue la
Federación de Guerrillas de León-Galicia,
que más tarde los comunistas tomarían como ejemplo para
poner en marcha las Agrupaciones Guerrilleras. Esta
organización nació oficialmente en la primavera de
1942, año en que
se celebra su congreso fundacional en los montes de
Ferradillo
(Montes
Aquilanos), cerca de
Ponferrada. De carácter
expresamente pluralista, integraba en sus filas a
socialistas, cenetistas, anarquistas, ugetistas, comunistas
y combatientes sin militancia definida. Una de las normas
establecidas desde su formación fue la prohibición del
proselitismo, a
fin de mantener la armonía entre las diversas tendencias
políticas.
A
lo largo de
1943 la Federación resultaría bastante castigada en
los diversos enfrentamientos que mantuvo con fuerzas de la
Guardia Civil, la Policía Armada y el Ejército. El 1 de
abril editaron el primer número de
El Guerrillero, órgano de expresión de la
Federación que alcanzaría en ediciones posteriores una
tirada de trescientos ejemplares, imprimidos
clandestinamente en
Santalla del Bierzo
(El Bierzo-León). Hasta este año, en que nace el
Comité de Milicias Antifascistas de Asturias, era la única
organización guerrillera en toda España. En el resto del
país la actividad guerrillera la protagonizaban partidas de
menor entidad organizativa. A partir de 1944
la creciente influencia comunista imprimiría un giro
a la marcha de la Federación, orientándola hacia actividades
de cáracter más ofensivo. En 1945
se transformará en la IV Agrupación Guerrillera.
Su
actividad estuvo presente en los montes de León, oriente de
las provincias gallegas, zona de El Bierzo y la Sanabria
zamorana. Famosos guerrilleros fueron Manuel Girón , el
anarquista Marcelino de la Parra y
Ramón Rodríguez Varela.
La invasión del valle de Arán
La operación más espectacular del maquis español es la entrada en
España de entre 40007 8 y
70009 guerrilleros
por el Valle de
Arán y otras
zonas del Pirineo, bien equipados y con armamento pesado, el
19 de octubre de
1944, cuando la Wehrmacht
ya había sido desalojada del sur de Francia. Fue
denominada
Operación Reconquista de España.
La operación Reconquista de España fue planeada por el Estado
Mayor de la AGE. Para efectuar la invasión se creó la
División 204ª, formada por 12 brigadas. Como responsable
militar de la misma se nombró a
Vicente López Tovar.
El objetivo de esta ofensiva era la conquista del sector de
territorio español comprendido entre los río
Cinca y
Segre y la frontera francesa. Posteriormente se
declararía la zona conquistada bajo el gobierno de la
República, por entonces en el exilio, para provocar un
levantamiento general en toda España contra Franco.
Hipotéticamente, ello obligaría a intervenir a los aliados
para liberar España al igual que estaban liberando el resto
de Europa.
El ataque principal por el valle de Arán se vio complementado por
operaciones de distracción en otros valles pirenaicos
durante las semanas previas, con objeto de distraer fuerzas
enemigas. Además debían evaluar la situación en el interior
y contactar con grupos de huidos. Los puntos más importantes
de penetración a lo largo de la cadena montañosa fueron
Roncesvalles,
Roncal, Hecho, Canfranc, Arán,
Andorra y
Cerdaña, si bien hubo operaciones menores en otros puntos.
Las ofensivas fueron repelidas por un gran número de efectivos
que el gobierno de Franco trasladó a la zona, compuesto por
guardias civiles, policía armada y batallones del ejército
de toda la región militar.
El ejército guerrillero logró conquistar varios pueblos y aldeas,
alzando la bandera republicana, llevando a cabo mítines
antifranquistas en las plazas y controlando durante días
parte de la frontera por donde entraron camiones con
material y refuerzos. Sin embargo fracasó en la toma de
Viella, principal objetivo de la operación, y finalmente,
desbordados por la desventaja numérica y material,
comenzaron la retirada. El repliegue concluyó el 28 de
octubre, cuando los últimos combatientes rebasaron la
frontera, sin haber llegado a ver el esperado levantamiento
Pese al descalabro de Arán en 1944, la moral del exilio español
no decayó, dado que todo aún parecía posible en un contexto
internacional de derrumbe generalizado del fascismo. A lo
largo y ancho de la geografía española se produce un
significativo incremento en la actividad guerrillera,
propiciado por la incorporación de nuevos contingentes a
través de la frontera y la reorganización de las partidas,
que adquieren estructuras más militarizadas.
El PCE, desde el exilio, promovió la creación de las Agrupaciones
Guerrilleras, en diversas zonas geográficas, coordinando las
acciones entre ellas. Tomó como modelo la
Federación de Guerrillas de León-Galicia, primera
organización guerrillera de la posguerra, ya operativa desde
los primeros años. La más activa fue la Agrupación
Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA), que actuó en la zona
comprendida entre el sur de Teruel, interior de Castellón y
el norte de Cuenca.
En 1948 el
PCE cambia de estrategia y, a instancias de Stalin, renuncia
a la lucha guerrillera. Ello supone el declive de las
agrupaciones, ya muy castigadas por la represión. Las
Agrupaciones Guerrilleras pasan a denominarse Comités de
Resistencia. La nueva orientación, sin embargo, no se hace
efectiva sobre el terreno y, finalmente, la evacuación
general es decretada en
1952. Esta evacuación afecta,
fundamentalmente, a la Agrupación Guerrillera de Levante y
Aragón (AGLA), con la que el PCE mantuvo una relación
predilecta, mientras que otras organizaciones como la Centro
- Sur, a partir de 1948, no recibieron ni siquiera ayuda
para llegar a Francia.
La
guerrilla urbana
A partir de
1944 el
Partido Comunista de España
y el
Movimiento Libertario
organizaron grupos de guerrilla urbana
para combatir a la
dictadura franquista
y así superar la principal rémora de la
guerrilla rural: su relativamente escasa repercusión
política y propagandística ya que, dado el control de los
medios de comunicación que ejercía el régimen franquista,
sólo era conocida por los habitantes de las aldeas y de los
pueblos del área donde actuaba.12 Sin
embargo, su importancia fue mucho menor que la del maquis
propiamente dicho ya que se redujo a pequeños grupos
comunistas y anarquistas que actuaron fundamentalmente en
Madrid y en Barcelona, aunque en el caso de la capital
catalana sus acciones se prolongaron hasta enero de 1960,
ocho años después de que hubiera dejado de actuar la
guerrilla rural —en Madrid, en cambio, sólo duró tres años,
de 1945 a 1947—. También hubo grupos que actuaron, aunque
por poco tiempo, en Valencia, Bilbao, Granada y León. Por
otro lado, como ha destacado Secundino Serrano, «el
descalabro de la resistencia en las ciudades determinará en
parte el fracaso de la guerrilla antifranquista en su
conjunto».
El final de los últimos maquis
El declive y desaparición del maquis español se debió a diversos
factores. Por un lado, el devenir del contexto
internacional, que conforme viraba hacia la
Guerra Fría
fue haciendo evidente que no se podía contar con la
intervención extranjera en la lucha contra la Dictadura. En
este contexto se produce el cambio de estrategia del PCE,
que abandona la vía guerrillera, suspendiendo el apoyo a las
partidas. Pero el PCE no se limitó a suspender la ayuda
táctica y estratégica a sus partidas guerrilleras, llegando
incluso al asesinato de los jefes guerrilleros que se
negaron a dejar el monte. Desde entonces las organizaciones
anarquistas concentraron el máximo número de guerrilleros e
infraestructura.
Por otro, la acción de las fuerzas en pugna fue generando un
enorme desgaste en la población de las zonas guerrilleras.
La falta de recursos en las partidas llevó a éstas al robo
de lo necesario para su sustento y manutención (ganado,
alimentos, prendas de abrigo...), incluso al asesinato de
lugareños que ante los expolios les amenazan con
denunciarles. Las diferentes tácticas represivas por parte
de las fuerzas de orden público de la Dictadura iban desde
las batidas a la
utilización de "contrapartidas" guerrilleras para
desenmascarar a los enlaces o la
tierra quemada
que pusieron en práctica en el
Maestrazgo. Ello supuso el despoblamiento de amplias
zonas de montaña, rentos y masías donde los guerrilleros
encontraban apoyo, lo que privó a la guerrilla de su
sustento. El uso de la tortura
por las fuerzas represoras fue una práctica habitual
en los interrogatorios.
El bloqueo informativo fue total. Por esta razón fuera de las
áreas afectadas prácticamente se desconocían las actividades
del maquis. En las escasas ocasiones en que aparecieron
noticias en la prensa, éstas siempre se refirieron a los
guerrilleros con el nombre de
bandoleros, a fin de despojar sus acciones de
sentido político.
Poco a poco los guerrilleros se fueron quedando solos. En los
últimos años se produjeron intentos de pasar a Francia para
escapar del cerco. Las detenciones se sucedieron en estos
últimos tiempos. Muchos guerrilleros y colaboradores fueron
juzgados sumariamente y fusilados o encarcelados. Otros
murieron a manos de la guardia civil en aplicación de la
Ley de fugas.
Aunque el
periodo de mayor actividad guerrillera comprende desde 1938
hasta comienzos de la década de los 50, algunas partidas
continúan en pie de guerra, cada vez más acorralados. El
final lo marcan las muertes a balazos del militante de la
CNT
Quico Sabaté
en el 60; Ramón Vila Capdevila
Caracremada, en el 63, ambos en
Cataluña, y
José Castro Veiga
Piloto, en Galicia en marzo del 65.
Hacia 1963
Julio Álvarez del Vayo intentó continuar la
actividad de la guerrilla con el Frente Español de
Liberación Nacional
(FELN), grupo encabezado por él mismo, pero su
iniciativa no tuvo éxito.
Balance
Según un
informe de 1950 de los servicios franquistas que habían
luchado contra el
maquis, entre 1943 y 1950 se
registraron 8.054 «hechos delictivos», alcanzándose el
máximo en 1946 (1.558 actos) y 1947 (1.463). En las acciones
contra el maquis murieron 2.036 guerrilleros y 3.211 fueron
hechos prisioneros, mientras que la Guardia Civil sufrió 243
muertos y 341 heridos. Fueron detenidas 17.861 personas como
«encubridores» y «cómplices» de la guerrilla.
Los
escenarios
Los maquis se movían principalmente por zonas montañosas de toda
la península, preferenciando las zonas boscosas o provistas
de vegetación densa que proporcionara cobijo. Otro factor
importante en la localización de las partidas y su
supervivencia fue el aspecto social. Se tendió a elegir
áreas donde se pudo contar con la colaboración de, al menos,
una parte de la población, dado que sin el apoyo de ésta
difícilmente podría sostenerse un grupo guerrillero. A veces
la presencia de partidas en determinadas zonas se debió
simplemente a la reagrupación en los montes más cercanos de
contingentes de huidos de las poblaciones locales.
En las zonas de clima más adverso, como por ejemplo las montañas
de León, fue relativamente frecuente que los maquis pasaran
periodos de tiempo más o menos largos escondidos, en
pequeños grupos, en casas de apoyos dentro de los pueblos,
especialmente durante los meses invernales.
Entre las grandes zonas de máxima actividad guerrillera destacan
la cornisa
cantábrica, desde
Galicia hasta Cantabria, con especial incidencia en las
montañas de Asturias y norte de León y de
Palencia. En Cantabria se mantuvo activa la guerrilla
hasta 1958, cuando fallece Bedoya, el último maquis
cántabro; el Levante, concretamente el área comprendida
entre las provincias de
Teruel, Castellón, Valencia y
Cuenca; Centro, que englobaría
Extremadura, norte de
Córdoba,
Ciudad Real Toledo,
Ávila y montañas del
Sistema Central; y sur de Andalucía, comprendiendo
dos zonas independientes, Cádiz
por un lado y
Granada-Málaga
por otro. Además hubo actividad también en otras
áreas de menor extensión, como en La Mancha, en el
Alto Aragón
o en la zona del Bages
y el Berguedá
en Cataluña.
El carácter generalmente
rural y aislado de las localizaciones de la actividad
guerrillera, si bien favorecía el desarrollo de la misma,
supuso un notable obstáculo para la consecución de sus
objetivos. En efecto, dado el bloqueo informativo, tan sólo
los escasos -en términos relativos- y dispersos habitantes
locales fueron conocedores del conflicto. A la mayor parte
de la población española se la mantuvo en la ignorancia en
relación a la guerra de los montes.
En las ciudades
también actuaron grupos de resistentes armados. Los
guerrilleros actuaron en varias localidades catalanas y en
Barcelona, donde la amplitud de la lucha armada fue
más destacada. Esta ciudad constituyó el último de los
escenarios urbanos del maquis, donde tenía un respaldo
social amplio perteneciendo mayoritariamente a la
Confederación Nacional del Trabajo
y la FAI, con el apoyo del organismo
Defensa Interior, creado en el congreso de 1961 en
Limoges de
dicho sindicato, a fin de coordinar las acciones
revolucionarias contra el franquismo. En
Madrid la
guerrilla urbana
tuvo un carácter predominantemente comunista, apoyada
por el PCE. Su vida fue efímera. Otras capitales donde
también hubo actividad guerrillera fueron León, Valencia y
Bilbao. La guerrilla urbana también estuvo presente en las
ciudades de
Málaga y Granada, destacando particularmente los grupos de
Antonio Raya y los hermanos Quero, cuyo mito se
extendió a lo largo de las décadas.
Fuente:
Wikipedia