Lo
sabíamos. Rajoy está haciendo una política y adoptando medidas
propias de un "estado de excepción" o de "alarma", sin haberlo
declarado. Con su rodillo absoluto en el parlamento y mediante
la fórmula del decreto, suspende y elimina derechos
constitucionales, desarrollados por las leyes. Está
construyendo un modelo propio totalitario, alejado de los
principios que inspiran a la Constitución. El último de los
derechos suspendidos es el de jubilación anticipada. El
"sistema se lo permite".
Con
nocturnidad y alevosía, es decir, en el último Consejo de
Ministros del año, 28 de diciembre, día de los inocentes,
aprueba traicioneramente, el Real Decreto Ley 29/2012, bajo el
nombre: "mejora de gestión y protección social en el Sistema
Especial para Empleados de Hogar y otras medidas de carácter
económico y social." (que ha entrado en vigor el día 1 de
enero). En su disposición adicional primera, 1, 2 y 3, de
forma subrepticia declara la "Suspensión (durante tres meses)
de la aplicación de determinados preceptos de la Ley 27/2011,
relativos a la jubilación anticipada y a la jubilación
parcial". La reforma de las pensiones que vendrá, sin
aprobarla, queda enunciada: por decreto, sin debate, ocultando
el sentido de la suspensión, con letra pequeña; las "otras
medidas de carácter económico y social", escondidas tras el
Sistema Especial para Empleados de Hogar. Toda una canallada.
La
Ley Orgánica 4/1981 establece que "Procederá la declaración de
los Estados de Alarma, Excepción o Sitio cuando circunstancias
extraordinarias hiciesen imposible el mantenimiento de la
normalidad mediante los poderes ordinarios de las autoridades
competentes". Las medidas en éstas circunstancias, así como la
duración de los diferentes "estados", serán las estrictamente
indispensables para asegurar el restablecimiento de la
normalidad. Su aplicación se debe ralizar en forma
proporcionada a las circunstancias. Rajoy está actuando como
si tales circunstancias se estuvieran produciendo, sin
declararlo legalmente. Con la excusa de la crisis económica,
desmantela el Estado social.
Algunos de los derechos que pueden quedar en suspenso, en esas
especiales circunstancias son: la detención preventiva,
inviolabilidad del domicilio y secreto de las comunicaciones;
la libertad de elección de residencia y libre circulación por
el territorio nacional; la libertad de expresar el
pensamiento, derecho a comunicar o recibir información; los
derechos de manifestación y huelga. También su puede limitar
la circulación o permanencia de personas o vehículos en
lugares determinados, practicar requisas temporales de todo
tipo de bienes, intervenir y ocupar transitoriamente
industrias, fábricas, talleres, explotaciones o locales de
cualquier naturaleza, entre otras medidas. Ahora anda tras el
derecho de huelga ¿que argumento utilizará? ¿después, qué
otros derechos?
Pero vayamos a lo concerniente al derecho de jubilación
anticipada suspendido temporalmente el día de los "inocentes".
Caso práctico: Una persona como ustedes o como yo; 63 años y
un día, con 50 años de cotización a su haber, y en el paro de
larga duración, cobrando la miseria. Pide cita previa un día
del diciembre pasado (antes de la aprobación del decreto), con
objeto de solicitar y ejercer el derecho a la jubilación
anticipada, reconocido en las leyes. El sistema de citas no se
la concede hasta el 11 de enero. Mientras, se ha consumado la
tropelía. De tener derechos, a encontrarse con ellos
suspendidos. No le dan ni la oportunidad de solicitarlo. El
derecho no solo se suspende para los trabajadores que quieren
jubilarse anticipadamente, sino también a los desempleados,
con derecho a ello. Sólo le queda el recurso administrativo
ante la Seguridad Social, el contencioso ante los tribunales
de justicia, el amparo ante el Constitucional o ante el
Europeo de Derechos Humanos; y el tasazo de Gallardón de por
medio. Si yo fuera, me estaría acordando de la santa madre del
señor Rajoy.
Rajoy está actuando como si hubiera declarado el estado de
excepción o alarma. La suspensión del derecho a la jubilación
anticipada es lo último, un aviso sobre la reforma que viene y
la miseria que se avecina; pero también ha suspendido o
eliminado otros muchos. Está privatizando la sanidad, cobrando
por las medicinas y entregando el sistema a sus amigos.
Nacionaliza las pérdidas que la banca tiene, por su rapiña y
privatiza los beneficios y patrimonio de los bancos y cajas
nacionalizados. Elimina derechos laborales, baja sueldos a
empleados públicos y premia a los defraudadores de impuestos.
Aprueba el "gallatazo" y limita el derecho a la justicia. No
promueve el empleo, ni favorece a los autónomos, ni
emprendedores, ni beneficia la economía real, pero premia al
sistema financiero de los bancos y al poder económico.
Criminaliza las protestas y penaliza a quienes legítimamente
defienden sus derechos. Y que decir de las nefastas políticas
que está llevando a cabo sobre energía, medio ambiente,
agricultura, educación, defensa, o exteriores.
Andémonos con ojo, que puestos a decretar, Rajoy es capaz de
ir y venir y sin darnos cuenta, alcanzar su modelo totalitario
preferido: sin derechos y sin libertad; todo para unos pocos,
nada para el resto, que somos muchos. Nos desprecia. Frente a
todo este desmán sólo cabe: la suspensión del estado de
excepción; pero decretado por el pueblo.