Escribía
hace unos años y me reafirmo, que el Poder manipula y que el Partido
Popular en el Gobierno aplicaba las estrategias de manipulación, por
si mismo y a través de los medios de información a su disposición.
Desde la oposición lo sigue haciendo. Pero la manipulación no es
patrimonio del PP, también ahora el Gobierno de España manipula. Lo
estamos viendo diariamente en la gestión de la pandemia. De darle
una importancia negativa al número de fallecidos, a resaltar el
número de vacunas inoculadas o vincular la situación a la incidencia
de casos por cada 100.000 habitantes.
La última muestra de manipulación la conocemos
cuando el PSOE reduce la autocrítica sobre los resultados
electorales de las elecciones madrileñas, a errores de comunicación
y por hacer una oposición responsable al Gobierno de la Comunidad de
Madrid. Pedro Sánchez se incorporó a la campaña, hasta que vio que
no sumaba apoyos (por esa razón Pablo Iglesias ha abandonado la
política). El Secretario General admitió ante la ejecutiva, que se
habían cometido errores en la estrategia de campaña, así como a las
carencias que viene arrastrando la federación socialista madrileña,
sin reconocer que esas carencias son históricas, en las que él ha
participado. La manipulación no está tanto en la valoración de los
resultados, sino a las decisiones que se toman, como
mantener a Iván Redondo para no asumir personalmente una probable
derrota en Andalucía, convocando unas
primarias con la intención de perjudicar a Susana Díaz.
El
desastre electoral de Madrid ya se ha
cobrado las primeras víctimas: José Manuel Franco ha sido forzado ha
dimitir de sus cargos en el PSOE-M y Ángel Gabilondo no recogerá el
acta de Diputado. El PSOE nombra una gestora en Madrid después de
eliminar a Gabilondo y Franco, que
así quedan señalados como responsables del fracaso electoral,
cuando la realidad es otra bien distinta: La Moncloa y Ferraz son
responsables. Uno de los puntos más importantes a tratar en la
última Ejecutiva, era la permanencia o no de Iván Redondo. Sánchez
ha decidido mantener a Redondo dentro de su equipo, pero con mucho
menos poder. Seguirá como Jefe de Gabinete del presidente, pero sin
poder de decisión en la estrategia electoral. Seguiremos hablando
del Gobierno, del poder y sus estrategias para gobernar.
El PP no deja de manipular. Lo vemos sobre su
posición ante la pandemia. Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo
contrario.
Casado denuncia que la irresponsabilidad de Sánchez con el fin del
estado de alarma debe tener consecuencias políticas,
mientras que él y algunas de las comunidades gobernadas por el
partido de la derecha, cada vez más reaccionario, han exigido la
gestión de la pandemia por ellas mismas. Lo que no contradice que la
postura del Gobierno, eliminando la gestión de la pandemia de entre
su responsabilidad, es una dejación de sus competencias. Si llegase,
que no lo deseo, otra ola de contagios, Pedro Sánchez, por mucha
estrategia de la manipulación, dejaría de tener cobertura política
para mantenerse en el poder.
Los ilusionistas llamamos
Misdirection a distraer la atención de los
espectadores hacia algún punto distinto de donde se realiza el
movimiento secreto. Los objetivos son bien distintos; nosotros para
hacer aparecer una paloma, ellos para que desaparezcan derechos,
reducir pensiones y prestaciones o salvarse de la quema. Noam
Chomsky, en el libro "Armas silenciosas para guerras tranquilas",
hace referencia a determinadas estrategias de manipulación a través
de los medios de comunicación. Algunas fuentes afirman que es un
documento de 1979, que proviene, supuestamente, del Grupo Bilderberg.
Entremos y conozcamos esas Estrategias de Manipulación utilizadas:
1.-
Estrategia de distracción; para mantener a la gente ignorante. El
elemento primordial del control social es la estrategia de la
distracción, que consiste en desviar la atención social de los
problemas importantes y de los cambios decididos por las elites
políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación
de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.
Mantener la atención del pueblo distraída, lejos de los verdaderos
problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real; o
mantenerle ocupado, ocupado, ocupado… (vacunas, vacunas, vacunas…,
que diría Pedro Sánchez), sin dejar ningún tiempo para pensar.
2.-
Estrategia de provocación; para ofrecer soluciones a problemas
creados. Se crea un problema o situación determinada, para provocar
la reacción social, a fin de que se demanden medidas, para aplicar a
continuación, precisamente las que el poder tenía previsto aplicar.
Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia
urbana, a fin de que el pueblo sea el que demande leyes de seguridad
y políticas en perjuicio de la libertad (libertad, libertad,
libertad para tomar cañas, que diría Ayuso). Es crear una crisis
económica para hacer que se acepten como males necesarios el
retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los
servicios públicos.
3.-
Estrategia de ejecución gradual; para evitar el conflicto social
inmediato. Para llevar a cabo una medida, que en principio podría
resultar inaceptable socialmente, basta con aplicarla de forma
gradual, a cuentagotas, en el tiempo; creando el ambiente propicio
para que lo inaceptable se convierta en inapelable. De esa manera
las condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo)
se impusieron durante las décadas de 1980 y 1990. Estado mínimo,
privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo masivo,
salarios que ya no aseguran ingresos decentes (la reforma laboral
necesaria que nunca llega). Cambios que habrían provocado una
revolución si se hubieran aplicado de una sola vez.
4.-
Estrategia de diferir resultados; suponiendo que es más fácil
aceptar un sacrificio en el futuro, que una inmolación en el
presente. Es una estrategia que, además de manipular intereses,
promueve la insolidaridad generacional. Otra manera de hacer que se
acepte una decisión impopular es la de presentarla como dolorosa y
necesaria, obteniendo la aceptación pública en el momento, para una
aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un
sacrificio inmediato. Primero porque el esfuerzo no es empleado
inmediatamente y porque la masa social, tiene siempre la tendencia a
esperar ingenuamente que todo vaya a mejorar mañana y que el
sacrificio exigido se podría evitar (la reforma del Ingreso Mínimo
Vital que anuncia el ministro Escrivá). Es dar más tiempo para
acostumbrarse a la idea del cambio y aceptarla con resignación
cuando llegue el momento.
5.-
Estrategia de la minusvaloración; para engañarnos como a niños.
Dirigiéndose a la gente como si fueran niños, inexpertos, o faltos
de entendimiento, engañan. Cuanto más se quiere engañar, más se
utiliza el tono infantil. Cuanto más infantil sea el trato, más
probabilidad de que la reacción carezca de sentido crítico. Si uno
se dirige a una persona como si ésta tuviese 12 años o menos, en
razón de la sugestión, tenderá, con cierta probabilidad, a una
respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico.
6.-
Estrategia de la emoción; para evitar la reflexión crítica. Hacer
uso de aspectos emocionales, es una técnica clásica, para evitar el
análisis racional y el sentido critico. Con esta fórmula, se accede
al inconsciente para implantar ideas, deseos, miedos y temores o
para inducir comportamientos. Por otra parte, la utilización del
registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente
para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores,
compulsiones, o inducir comportamientos.
7.-
Estrategia de la ignorancia; para evitar el control democrático.
Presentando los temas como algo complicado y complejo, se aleja la
materia del entendimiento medio, dejando la gestión en manos de los
técnicos y expertos. Se diseña un sistema educativo de calidad para
la clase pudiente; y la educación mediocre para la trabajadora. La
calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe
ser la mas pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la
ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases
sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar.
8.-
Estrategia de la mediocridad; para enaltecer lo vulgar. Estimulando
la creencia de que lo moderno es ser vulgar, lo inculto cobra
protagonismo y el "yo paso" adquiere seña de identidad. Esto se
observa, cuando los medios informativos, al servicio del Poder,
cargan contra los valores de la sociedad progresista y avanzada, o
contra el sistema público educativo, acusándole de impulsor de
valores alejados de la tradición, sin presentar una alternativa de
calidad a la sociedad actual.
9.-
Estrategia de la culpa; para que el individuo se autoinculpe de su
propia desgracia. El mensaje es inculcar la autoculpabilidad, ya sea
por la insuficiente inteligencia, por la escasa capacidad, o por los
limitados esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el Sistema
económico, el individuo, culpándose, se autoexcluye de la solución,
y la acción queda inhibida; y ya se sabe que sin acción, no hay
revolución. Hacer creer al individuo que él es el culpable de su
propia desgracia debido a la insuficiencia de su inteligencia, de
sus capacidades, o de sus esfuerzos, para que en lugar de rebelarse
contra el Sistema, el individuo se minusvalora y se culpa, lo que
genera un estado depresivo.
10.-
Estrategia de la sobreprotección; para mostrar quien es el que cuida
y protege. Con los avances de la ciencia y la brecha informativa. El
Sistema adquiere un conocimiento avanzado del ser humano, tanto
física como psicológicamente. La cuestión es conocer mejor al
individuo, que lo que él mismo se conoce. En el transcurso de los
últimos 50 años, los avances de la ciencia han generado una
creciente brecha entre los conocimientos del pueblo llano y los que
poseen y utilizan las elites dominantes. En la mayoría de los casos,
el Sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los
individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
Y con la
estrategia del miedo y la criminalización de las protestas, se
quiere evitar la reivindicación de las demandas ciudadanas. En
definitiva, el objetivo de la manipulación es desarrollar una
política con el menor coste posible; conseguir mayor control social,
desviado la atención pública de los problemas importantes y evitar
criticas y protestas. Todo contra la democracia.