El mes de octubre en la historia ha
sido revolucionario. En España también tuvimos nuestra revolución en
Asturies que no salió nada bien, corría el año 1934. Pero hablar de
revoluciones en octubre, la genuina, solo podemos referirnos a la
Revolución de Octubre en Rusia, la Revolución bolchevique, la gran
Revolución Socialista, la Revolución rusa en 1917.
Lenin, líder del Partido Bolchevique,
dirigió el alzamiento en Petrogrado contra el gobierno provisional,
que culminó con el asalto al Palacio de Invierno. La Rusia campesina
y empobrecida de Nicolás II, se transformó en una república federal
socialista. El Consejo de Comisarios del Pueblo decidió como base de
su acción, la igualdad y soberanía de los pueblos de Rusia; el
derecho de los pueblos a la libre determinación, incluyendo el
derecho a separarse y constituirse en Estado independiente; la
supresión de todos los privilegios y restricciones de carácter
nacional o religioso; y el libre desarrollo de las minorías
nacionales y los grupos étnicos.
La Nueva Política Económica (NEP)
establecida por Lenin, trataba de recomponer la economía. Se
suspendió la confiscación de granos; se permitió la venta de los
excedentes de producción; comienza a cobrarse un nuevo impuesto
sobre la riqueza de los campesinos; y se permite la creación de
pequeñas empresas, ya que las grandes seguían en manos del Estado.
En pocos años, la economía se recuperó y algunos campesinos, como
los kulaks, dueños de extensas tierras se enriquecen. Trotski, no
aceptó la situación, al entender que las medidas de la NEP eran de
tipo capitalista y atrasaban la construcción del socialismo.
En España también tuvimos nuestras
revoluciones. Fue en 1917 cuando los conflictos sociales, económicos
y militares convulsionaron España; y en Octubre de 1934 con el
objetivo de subvertir el orden, por las contrarreformas antisociales
del gobierno de turno y la amenaza del fascismo internacional. La
revolución en España tuvo nombre propio: Asturies; donde los obreros
de la industria y los mineros fueron protagonistas.
En 1933, los socialistas perdieron las
elecciones generales. El gobierno de la derecha radical salido de
las urnas, con el apoyo parlamentario de la ultraderechista y
católica Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), inició
una política de contrarreformas, sobre lo reformado por los
anteriores gobiernos republicano-socialistas. Esta política produjo
un giro radical en la estrategia del PSOE y de la UGT, que abandonan
la vía parlamentaria para alcanzar el socialismo.
La izquierda había perdido el poder
parlamentario, pero la fuerza social seguía intacta en la lucha por
mejorar sus condiciones de vida. Largo Caballero llevaba tiempo
criticando la política de colaboración de clases, la democracia
burguesa y el sistema capitalista. En enero de 1934, defendiendo la
vía insurreccional, asume la presidencia del PSOE y la secretaría
general de UGT. El programa del movimiento revolucionario,
manifestaba: "Con el poder político en las manos anularemos los
privilegios capitalistas y antes que ninguno el derecho que les da
explotar a los trabajadores". Alejandro Lerroux formó un gobierno,
incorporando a tres ministros de la CEDA. Ese mismo día, 4 de
octubre de 1934, el comité revolucionario socialista reunido en
Madrid, tras contar con el apoyo de los comunistas y de las Alianzas
Obreras, convoca la huelga general revolucionaria, que se iniciaría
a las cero horas del día siguiente. La revolución
Transcurridos 74 años de aquel 1917, la
URSS se desplomaba y sin control. Había fracasado el experimento
comunista puesto en práctica en la URSS. El capitalismo de Estado se
encargó de estrangular la libertad del pueblo. Con la muerte de
Lenin en enero de 1924, se desencadenó una dura lucha por el poder
entre Trotski y Stalin, ganando éste la lucha por el control que
ejercía sobre el aparato del partido. Iósif Stalin construyó la
gran dictadura del siglo XX hasta su muerte en 1953. Con su sucesor
Nikita Jruschov, comenzó el proceso de la desestalinización.
Estamos en Octubre de 1934, en España,
cuando se convocó la huelga general revolucionaria, como instrumento
para la insurrección. En Asturias, antes de que amaneciera el día 5
de Octubre, fueron atacados los cuartelillos de la guardia civil en
las cuencas mineras. Daba comienzo el movimiento huelguístico
insurreccional decretado por el Comité Revolucionario presidido por
Largo Caballero. En la zona minera de León y Palencia, el poder
obrero duró cuatro días. En Asturias hasta el día 18. El gobierno
proclamó el estado de guerra y envió al ejército para establecer el
orden.
La insurrección de Octubre no consiguió
su objetivo final, al carecer de organización, medios, armas, y
planificación política y militar. Faltó la unión decidida de las
fuerzas proletarias. Contó con la simpatía de los partidos
republicanos pequeño-burgueses. El hecho de que la CNT y la FAI no
secundaran el llamamiento revolucionario (salvo en Asturias), fue
una razón de su fracaso. En Madrid, el día 8 fueron detenidos casi
todos los miembros del comité revolucionario. El martes 9 Azaña y
Companys se entrega en Barcelona el día 14, después de haber
proclamado el Estado Catalán.
En Oviedo, mil integrantes de las
columnas obreras se apoderaron de la zona sur de la ciudad, tomando
el Ayuntamiento frente a las fuerzas del ejército, guardia de
asalto, miembros de la guardia civil y del cuerpo de carabineros
integrado por más de dos mil efectivos. Se unieron a la revolución
Trubia, Gijón, Mieres, Sama y La Felguera, organizándose
abastecimientos, hospitales de campaña y servicio de ferrocarriles.
El gobierno entregó el mando represivo
a Franco, entonces gobernador militar de Baleares, quien moviliza al
Tercio de Regulares. La represión se saldó con más de mil muertos y
torturas de los detenidos en manos de la guardia civil; miles de
despidos por su participación en la huelga y más de treinta mil
presos; la mayoría de los dirigentes implicados apresados y veinte
penas de muerte, dos de ellas ejecutadas. Los procesos duraron hasta
los primeros meses de 1936. La minoría socialista en las Cortes
suspendió su actividad parlamentaria. Las presiones de la opinión
pública liberal española y europea forzaron el levantamiento del
estado de guerra. Con el tiempo, la respuesta política y social, fue
el triunfo del Frente Popular en 1936.
Se cuenta, que el día 13 de octubre,
dos muchachas, Aída Lafuente y Jesusa Penaos, militantes del
comunismo libertario, armadas con una ametralladora, intentan cerrar
el avance de los legionarios en la cota de San Pedro de los Arcos,
pero no lo consiguieron. Las tropas mandados por el teniente
ruso-blanco Iván Ivanov, las remataron con la punta de sus
bayonetas.
El fracaso del comunismo en la URSS, no
desvirtúa la crítica al sistema antagónico, el capitalismo. La
URSS, con todos sus errores, consiguió
grandes logros. Fu el primer
país en el mundo capaz de garantizar a todos sus ciudadanos, una
vivienda, un trabajo, una educación y una sanidad universal y de
calidad; una jubilación adecuada al tipo de trabajo realizado,
vacaciones pagadas, derecho a baja remunerada con el 100% del
salario y la igualdad salarial entre mujeres y hombres.
Stalin cambió el rumbo de la economía
al establecer como objetivos: Implantar el régimen colectivo en la
propiedad y en la explotación de las tierras; desarrollar la
industria por medio de los Planes Quincenales; convertir a Rusia en
una gran potencia militar; propagar la doctrina comunista por todo
el mundo, creándose la Tercera Internacional o Komitern, que
agrupaba a todos los partidos comunistas del mundo. Como instrumento
de fuerza para controlar y dominar al pueblo se apoyó en el Ejercito
Rojo. Con la política del miedo, Stalin concentró todo el poder
político en sus manos.
Finalizada la Revolución en Asturies,
comenzó la feroz represión; pero la lucha contra el capital no había
terminado. Organizar la paz con los enemigos no quería decir que se
renegara de la lucha de clases. Decía Belarmino Tomás (sindicalista
y socialista): "lo que hoy hacemos es un alto en el camino, en el
cual subsanaremos nuestros errores para no volver a caer en los
mismos". Desde entonces, los partidos y sindicatos de clase,
prácticamente siguen en aquel alto en el camino.
Las represalias duraron en el tiempo.
La Ley de Responsabilidades Políticas promulgada por Franco en 1939,
tipificaba como punibles los actos y omisiones de quienes hubieran
colaborado con la República Española y participado en la revolución
de Asturias. Se legitimaron las multas, los embargos de bienes, los
destierros y la purga generalizada en el mundo laboral en la
posguerra. Esta ley estuvo vigente hasta 1969, fecha en la que
prescribieron los delitos cometidos antes del 1de abril de 1939.
El octubre del 34, no representa una
revolución derrotada, sino abortada.
El grito de Asturies: Uníos, Hermanos
Proletarios (UHP), no se hizo realidad fuera de la comuna asturiana,
y la respuesta tendríamos que buscarla en las diversas estrategias
que desarrollaron los partidos políticos y las organizaciones
obreras, confrontados a la prueba de la práctica en su nivel más
elevado: la lucha por el poder.
En España, no fue solo en 1917 y 1934,
cuando los mineros y obreros de la industria asturiana se levantaron
contra la opresión y la injusticia. En 1962 se produjo una huelga
silenciosa y pacífica, que puso en jaque al gobierno de Franco.
Comenzó en La Nicolasa y se extendió a La Camocha, Altos Hornos de
Vizcaya, Cataluña, El Ferrol, Sagunto y Jerez. La lucha de los
mineros siempre ha sido la lucha de la clase trabajadora.
La Revolución de Octubre fue desde su
primer momento un referente del movimiento obrero internacional e
internacionalista y de las organizaciones socialistas que no
claudicaron al belicismo y las ansias de conquista de los poderosos.
El criterio para valorar los hechos históricos, debería ser por la
bondad o maldad de su esencia. Y la esencia de la Revolución
Socialista fue mejorar la suerte de los parias de la tierra.