Socialismo democrático suele utilizarse como sinónimo de
socialdemocracia, pero no lo es; hay diferencias. No es crítica es
clarificación. El socialismo democrático acoge, perfecciona y
profundiza toda la estructura de libertades de la revolución
burguesa de fines del siglo XVIII. No es socialdemocracia, ni
socialismo ni comunismo; es socialismo democrático: socialismo y
democracia como una unidad inseparable.
El
socialismo democrático está a favor de los movimientos de base, con
el objetivo de la creación inmediata de descentralización y
democracia económica, superando y rechazando los métodos
autoritarios del capitalismo. Se identifica con los derechos
humanos, división de poderes, limitaciones jurídicas a la autoridad
pública, o soberanía popular; también las preocupaciones por la
equidad inherentes a las doctrinas socialistas, que las completa
dialécticamente con sus propias aportaciones ideológicas de carácter
democrático: organización popular, partidos políticos de masas,
sindicalismo, pluralismo ideológico, elecciones, constitucionalismo
social, los nuevos derechos humanos, las responsabilidades social y
ecológica de la propiedad, y la equidad económica, a fin de alcanzar
una fórmula política moderna y dinámica lo suficientemente flexible
para que se adecue a las distintas circunstancias de lugar y de
tiempo; superando el capitalismo para cambiarlo por vías
democráticas.
La socialdemocracia es una ideología política,
social y económica, que busca apoyar las intervenciones estatales,
tanto económicas como sociales, para promover la justicia social en
el marco de una economía capitalista. Es un régimen de política que
implica un compromiso con la democracia representativa, medidas para
la redistribución del ingreso y regulación de la economía en las
disposiciones de interés general.
La socialdemocracia es una ideología surgida en la segunda mitad del
siglo XIX en Europa, que defiende una
economía mixta y un estado de bienestar. En la actualidad, los
socialdemócratas defienden elementos del socialismo y del
capitalismo, combinados en la llamada economía mixta, sin dejar de
lado los ideales de justicia social.
El socialismo democrático, es la ideología
oficial del reformismo moderno, proclamada en el Congreso de
Francfort de la Internacional Socialista en 1951. Las raíces
teóricas del socialismo democrático arrancan del neokantismo, con su
preconización del socialismo ético.
Es un ideal moral, accesible por igual a los representantes de todas
las capas de la sociedad. Se rechaza la
lucha de clases, la revolución socialista y la dictadura del
proletariado. El socialismo surge democráticamente, como resultado
de una suma de medidas sociales y de tipo cultural y educativo.
Se
celebró el 40 Congreso Federal del PSOE y mucho recuerda a aquel
Congreso de Suresnes, en el que se aprobó la nueva estrategia,
políticas y nuevos objetivos, contra el franquismo en el interior y
preparar el camino para la democracia. En 1974 el régimen de Franco
agonizaba y la oposición democrática se preparaba para acceder a las
instituciones. La alternativa pasaba por reforma o ruptura. Luego,
la mayoría de quienes propugnaban la ruptura, reformaron y los de la
reforma, hoy, anhelamos la ruptura. En el 40 Congreso, en el ámbito
ideológico o programático no se han producido grandes cambios. La
posición socialdemócrata del PSOE se mantiene en sus líneas básicas.
La
justicia social, la desigualdad y la solidaridad, fueron demandas
del Partido de Pablo Iglesias y transcurridos más de cien años, en
lo esencial, deben seguir siéndolo. Proclamas y reivindicaciones
vigentes, para el mayor bienestar y dignidad de las personas. Por
aquel entonces se consideraba que la sociedad era injusta, porque
dividía a sus miembros en clases desiguales y antagónicas: los
dominantes y los dominados. Los que lo tienen todo, recursos, dinero
y poder; y los que nada tienen, salvo su fuerza vital para trabajar.
Los privilegios de la burguesía estaban garantizados por el poder
político y económico, del cual se valía para dominar a los
trabajadores. Por superar estas contradicciones comenzó la lucha de
los socialistas decimonónicos. Aquel análisis, vale para hoy. Las
clases sociales siguen existiendo y la lucha necesaria.
En la
historia de España, la unidad de la izquierda no ha tenido final
feliz. Pero unidad ha habido y lo negativo de la historia no tiene
por qué repetirse, pese a la llamada de los voceros interesados,
argumentando que volverán a ocurrir los males si no gobierna la
derecha. La izquierda sigue dividida y en el peor de los casos
enfrentada. La izquierda tiene que cuestionar el poder, sin olvidar
que el objetivo de la acción política, consiste en la transformación
de la realidad injusta y la función de las ideas y principios en
cargarse de razones. Juntos contra el enemigo.
La
derecha está unida, desde el centro, hasta su extremo: liberales,
democristianos, conservadores, franquistas y la extrema derecha.
Frente a ello los partidos de izquierdas se han caracterizado por
marcar sus diferencias. Por si mismo no es negativo, si pretende
fortalecer los debates y encontrar, mediante la razón, las ideas que
lleven a superar la situación de injusticia que soporta la clase
trabajadora, pero es innegable que esa desunión, hace que la derecha
se mantenga en el poder y consiga sus fines.
El
socialismo democrático está a favor ya sea de transición electoral
al socialismo o la revolución espontánea de las masas desde abajo
para distinguirse de los socialistas autoritarios que requieren un
Estado de partido único, la posición del marxismo-leninismo. Por el
contrario la socialdemocracia es una ideología política, en el marco
de una economía capitalista, que propugna la intervención directa
del Estado en la economía. El fin de la intervención es el de poder
redistribuir la renta de una forma más social, garantizando el
estado de bienestar y el interés general.
El
socialismo democrático, como movimiento internacional, no exige
uniformidad de enfoque. Ya sea que los socialistas construyan su
ideología en el marxismo u otros métodos de análisis de la sociedad,
ya sean inspirados por principios religiosos o humanitarios, si se
aboga por la organización social y económica, basado en la propiedad
y administración colectiva o estatal de los medios de producción y
distribución de los bienes.
Es
necesario romper el bipartidismo y extender la democracia a todos
los ámbitos, incluidos la organización del Estado y la influencia de
la iglesia católica, de modo que sea posible avanzar hacia la
irrenunciable e irremediable república solidaria y plurinacional en
la que nuestro país se debe convertir mediante una nueva
Constitución del siglo XXI.
Las
teorías de un socialismo democrático representan un concepto
igualitario de justicia, afirman el Estado democrático, luchan por
la seguridad del estado de bienestar para todos los ciudadanos,
quieren limitar la propiedad privada de una manera socialmente
aceptable y socialmente integral, y regulan políticamente el sector
económico.
El
socialismo, comunismo, anarquismo, sindicalismo, ecologismo,
feminismo, pacifismo, son ideologías, con demandas sociales, que
desde lo específico, dan una visión global de la cuestión, para
promover la igualdad, la justicia social y la solidaridad, por el
socialismo democrático.