Un 21 de
febrero de 1848, hace ahora 171 años, se publicaba el Manifiesto del
Partido Comunista de Karl Marx y Friedrich Engels. Una crítica a la
sociedad y un programa de acción que marcaron el siglo XX e
inspiraron muchos regímenes, desde la Revolución rusa en adelante.
Desde su frase inicial "un espectro se cierne sobre Europa, el
espectro del comunismo", hasta la convocatoria final: ¡Proletarios
de todos los Países, uníos!, es un canto hacia la igualdad y la
justicia social.
No pretendo hacer un análisis pormenorizado de
la obra, pero si esbozar su fundamento, resaltando aquellas
cuestiones que han ido moldeándose según las previsiones y doctrina
marxista que hoy sigue estando vigente. El texto, escrito y
publicado en alemán, fue el resultado del encargo de la
Liga de los Justos; una sociedad secreta
revolucionaria a la que los autores se habían afiliado un año antes.
Aunque su difusión inicialmente estuvo limitada a grupos
revolucionarios alemanes, en la segunda mitad del siglo XIX fue
traducida a multitud de idiomas y alcanzó gran notoriedad a medida
que el movimiento obrero socialista se difundía por Europa y sus
áreas de influencia.
El
Manifiesto del Partido Comunista se divide
en un preámbulo y cuatro capítulos: «I. Burgueses y proletarios», «II.
Proletarios y comunistas», «III. Literatura socialista y comunista»
y «IV. Actitud de los comunistas ante los otros partidos de la
oposición». Conocidos por sus obras anticapitalistas, que forman la
base del marxismo, Marx y Engels, han sido los escritores políticos
más influyentes de la historia. Sus libros más destacados son: El
Capital (1867) y El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte (1852), que
comienza con la frase: "La historia ocurre dos veces: la primera vez
como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa".
En 2018 se conmemoró el bicentenario del
nacimiento de Karl Marx, padre del socialismo científico. Filósofo,
teórico político y crítico de la economía política, cuyos escritos
aspiraban a alterar el curso de las disciplinas económicas, sociales
y científicas ya existentes en su época.
Marx se declaró apátrida, ateo y revolucionario.
Su investigación se centró en el campo de la filosofía, la historia,
la ciencia política, la sociología y la economía. El marxismo,
representa al comunismo moderno, al materialismo histórico y al
socialismo científico.
Marx y
Engels, dejan claro que los comunistas son parte del movimiento
proletario y no se encuentran por encima de él. Lo que los distingue
del resto del movimiento proletario es destacar en cada acción los
intereses comunes que tienen los proletarios de todas las naciones.
Los autores describen la teoría del comunismo en la fórmula:
"abolición de la propiedad privada", pero aclarando que no se
refieren a la abolición de la propiedad en general, sino de la
propiedad privada burguesa, que resulta de la explotación
capitalista, buscando abolir la forma burguesa que adoptan
determinadas instituciones como la propiedad, el trabajo, la
familia, la nacionalidad o la individualidad.
En el
Siglo XIX, los nuevos modos de producción, comunicación y
distribución habían creado una enorme riqueza, que no se distribuyó
por igual. El 10% de la población poseía prácticamente toda la
propiedad; el otro 90% no poseía nada. A medida que las ciudades y
pueblos se industrializaban, a medida que la riqueza se concentraba
más y los ricos se enriquecían, la clase media comenzó a hundirse al
nivel de la clase trabajadora. A medida que desaparecían las
ideologías, que habían hecho que la desigualdad pareciera natural y
ordenada, era inevitable que los trabajadores de todo el mundo
vieran el sistema como lo que era, se levantara y lo derrocara.
Marx era un verdadero revolucionario. Todo su
trabajo fue escrito al servicio de la revolución que predijo en el
Manifiesto Comunista. Después de su muerte, las revoluciones
comunistas se cumplieron, no exactamente dónde o cómo él se
imaginaba pero sí en su nombre.
Una de las aportaciones fundamentales de Karl Marx fue el
materialismo histórico. Consideraba que la
sociedad estaba determinada por sus condiciones materiales o por las
relaciones personales. Así, para el desarrollo de una sociedad, la
producción de bienes materiales debía considerarse fundamental. El
aspecto más importante en la teoría del materialismo histórico, es
haber fijado la atención en la producción de material y en las leyes
económicas de la sociedad, dejando como conclusión que la sociedad
evoluciona al incrementarse sus producciones materiales.
Uno de los principios clave de Marx fue que
la teoría siempre debía estar unida a la práctica.
Ese es el punto de la famosa undécima tesis sobre Feuerbach: "Los
filósofos hasta ahora solo han interpretado el mundo de varias
maneras; la clave es cambiarlo". Marx no estaba diciendo que la
filosofía fuese irrelevante, sino que los problemas filosóficos
surgen de las condiciones de la vida real, y que solo pueden
resolverse cambiando esas condiciones, rehaciendo el mundo. Y de
hecho las ideas de Marx se utilizaron para rehacer el mundo, o una
gran parte de él. El socialismo científico, se trata de un modelo
sociopolítico que, según Karl Marx y Friedrich Engels, se
diferenciaba de los demás socialismos del siglo XIX por incluir
premisas científicas. Modelo a su vez basado en el materialismo
histórico en el que
la lucha de clases conduce a cambios en la sociedad regida por los
humanos.
Diferenciándose de los "socialistas utópicos",
Marx y Engels se propusieron formular los principios de un
"socialismo científico", partiendo de una crítica al orden
capitalista y a las leyes de su funcionamiento; leyes que llevarían
al sistema a su destrucción. El Manifiesto fue mucho más que una
simple proclama política. En él,
Marx volcó una teoría de la historia y del progreso, del
funcionamiento de la economía y de las clases sociales.
Además, profetizó la revolución proletaria. Pese a ser caracterizado
como materialista, pese a proclamar que las sociedades no cambiaban
por las ideas sino por un determinismo basado en las contradicciones
entre los sistemas y los intereses de clase, lo que se formula en el
manifiesto es el orden de las utopías. La utopía de la igualdad, de
la propiedad colectiva de los medios de producción, de todos los
hombres trabajando a la par, no en beneficio propio e individual,
sino del conjunto. Una utopía voluntarista.
Para Marx
y Engels, "la historia de toda sociedad hasta nuestros días es la
historia de la lucha de clases", desde los patricios y los plebeyos
en la antigua Roma, los siervos y los señores en el feudalismo,
hasta los burgueses y los proletarios en el capitalismo. El burgués
posee los medios de producción pero son los proletarios −que no los
poseen− quienes generan el valor de las mercancías con esos medios.
La burguesía es una clase dinámica que ha jugado en la historia un
papel revolucionario al derrocar al poder feudal. Su prosperidad
deriva del crecimiento de la industria y del comercio, potenciados
por la apertura de nuevos mercados, como resultado del
descubrimiento de América y la apertura de mercados en Asia.
Marx y Engels, esbozan un programa general con 10 propuestas:
1.- Expropiación de la propiedad de la tierra y empleo de la renta
para gastos del Estado. 2.- Fuertes impuestos progresivos. 3.-
Supresión del derecho de herencia. 4.- Confiscación de la propiedad
de los emigrantes y sediciosos. 5.- Centralización del crédito en
manos del Estado por medio de un Banco nacional. 6.- Centralización
del transporte en manos del Estado. 7.- Multiplicación de las
fábricas nacionales, de los medios de producción. 8.- Proclamación
del deber general de trabajar y creación de ejércitos industriales,
principalmente en el campo. 9.- Articulación de las explotaciones
agrícolas e industriales. 10.-Educación pública y gratuita de todos
los niños. Abolición del trabajo infantil fabril. Unificación de la
educación con la producción material.
En el prólogo de la edición alemana de 1872,
Marx y Engels
declaran que la aplicación de estos 10 principios dependerá de las
circunstancias históricas existentes,
llegando incluso a admitir que: "Si tuviésemos que formularlo hoy
(en 1872), este pasaje presentaría un tenor distinto en muchos
respectos". Por último matizan que, si bien el proletariado en lucha
contra la burguesía, se ve obligado a la conquista del poder
político, una vez "hayan desaparecido las diferencias de clase y
toda la producción esté concentrada en manos de la sociedad", la
hegemonía política de clase del proletariado dejará de ser
necesaria, "Y la vieja sociedad burguesa, será sustituida por una
asociación en que el libre desarrollo de cada uno condicione el
libre desarrollo de todos".
En definitiva,
El Manifiesto Comunista era un programa para la organización mundial
del proletariado, y como tal, se fue
actualizando en función de las lecciones extraídas de las
experiencias históricas de la clase trabajadora. Desde esta
perspectiva, Engels, tras la muerte de Marx, continuó la obra, no
sólo completando la edición de El Capital, sino también revisando y
corrigiendo, cada artículo que se publicaba. El Manifiesto Comunista
es el segundo libro más vendido de la historia.
Karl Marx y Friedrich Engels, no pudieron
verificar sus predicciones sobre el fin del capitalismo, pero el
marxismo, sigue siendo válido para el análisis de la realidad social
y económica, porque el marxismo ha penetrado profundamente en la
historia.
Entendieron la construcción de una ideología antihegemónica y el
desmantelamiento de la ideología burguesa en la clase trabajadora.
De hecho, el Manifiesto fue un esfuerzo consciente para moldear la
ideología de los líderes de la nueva y creciente clase trabajadora,
para convencerlos a que se organizaran. Cualquier comunista,
socialista o progresista, que haya tratado de organizar a un
colectivo de trabajadores, se ha enfrentado al poderoso rol
desorganizador de la ideología burguesa.
La lucha
contra los imperialismos y el poder económico capitalista, es la
clave para conseguir el bienestar, la igualdad y la libertad:
¡Trabajadores y trabajadoras del mundo, uníos!