Un año más
la comunidad saharaui se manifiesta, este año bajo el lema el Derecho
Internacional el camino; la independencia el destino. Denuncian la
firma, de los Acuerdos tripartitos de Madrid del 14 de noviembre de
1975, por los que España cedió el Sáhara Occidental a Marruecos y
Mauritania; así como denunciar las violaciones de derechos humanos que
sufre la población saharaui que vive en los territorios ocupados por
Marruecos. El pueblo saharaui sigue abandonado por España; desde
noviembre de 2020 en el Sáhara Occidental hay una guerra silenciada y
silenciosa.
El presidente saharaui y secretario general del
Frente Polisario, Brahim Ghali, mantiene que
los crímenes cometidos por la ocupación marroquí durante los últimos
48 años sólo pueden ser descritos como terrorismo de Estado
sistemático. Subraya que durante este tiempo
se han cometido prácticas coloniales abominables, que ha tenido como
blanco a miles de civiles saharauis inocentes, asesinados de la manera
más atroz, enterrados vivos, arrojados desde helicópteros y muertos
por las balas o la tortura, por no hablar del envenenamiento de pozos,
el exterminio de animales y masacre de ciudadanos.
La solidaridad con el pueblo saharaui ha vuelto
a Madrid, convocado por la Coordinadora Estatal de Organizaciones
Solidarias con el Pueblo Saharaui (CEAS) y la Diáspora saharaui, entre
cánticos contra Sánchez y a favor de la autodeterminación. Unas cinco
mil personas han desfilado por la capital para reclamar el respeto a
la legalidad internacional en el Sáhara Occidental, así como su
descolonización por parte de Marruecos.
En tres días se cumplirán 48 años de la firma de los Acuerdos
Tripartitos de Madrid que abortaron el proceso de descolonización del
Sáhara Occidental, que dieron inicio a una
fase de ocupación militar, sistemáticas violaciones de los derechos
humanos y un permanente incumplimiento de la legalidad internacional,
tal y como reza el manifiesto leído al final de la marcha. Aquí nadie
olvida.
¡Marruecos
culpable, España responsable!, ¡Marruecos asesina, España patrocina!
y, sobre todo, ¡Qué viva la lucha del pueblo saharaui! han sido los
mensajes más coreados. En relación al cambio de postura del Gobierno
respecto al estatus del Sáhara Occidental, se ha coreado: ¡Sánchez
traiciona, Yolanda reacciona!, ante la presencia de la vicepresidenta
segunda del Gobierno en funciones, Yolanda Díaz, y otras figuras
políticas en la manifestación.
Fue un 14
de noviembre de 1975, cinco días antes de la muerte del dictador,
cuando en Madrid se firmaron los Acuerdos Tripartitos, por los cuales
el Reino de España entregaba unilateralmente la administración del
Sáhara Occidental a una administración tripartita formada por España,
Marruecos y Mauritania. Se consumaba la traición al pueblo saharaui y
se abría una de las páginas más negra de la política exterior
española.
No solo
abandonó el Estado español al pueblo saharaui en 1975, sino también
con los cambios recientes del Gobierno respecto al conflicto. La
sociedad española se enteró de ello a través de la realeza marroquí.
Sánchez aceptó por carta que la mejor opción para el Sáhara era
convertirse en una autonomía de Marruecos, algo inaudito y un
movimiento que nunca antes había hecho un país tan importante como
España.
Solemnemente, en 1975, las partes declaraban que sería respetada la
opinión de la población saharaui, expresada a través de la Yemaá. Los
tres países informarían al Secretario General de las Naciones Unidas
de lo acordado en las negociaciones celebradas, de conformidad con el
artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas. Declaraban que se
habían llegado a las conclusiones con el mejor espíritu de
comprensión, hermandad y respeto a los principios de la Carta, y como
la mejor contribución al mantenimiento de la paz y la seguridad
internacional. Por parte de España, firmaba los Acuerdos, el
presidente del Gobierno Carlos Arias Navarro.
El objetivo
de los Acuerdos fue legalizar la ocupación marroquí del Sáhara, una
ocupación que ya estaba hecha. La Asamblea General de las Naciones
Unidas rechazó de forma determinante los hechos y presentó una
resolución en la que se exigía el respeto a la legalidad internacional
y reconocía el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.
Hasta la fecha nadie reconoce la soberanía de Marruecos sobre el
Sáhara. Marruecos ni cumple con la legislación internacional ni
reconoce las resoluciones de la ONU.
España
tenía obligaciones como metrópolis que según el derecho internacional
no cumplió. La actitud de España supuso una traición para el pueblo
del Sáhara que hoy sigue sufriendo con la ocupación y el exilio. El 31
de octubre de 1975, regimientos de tanques y blindados del ejército
marroquí invadieron el Sáhara Occidental, destruyendo, matando y
secuestrando a la población. Desvió la atención de la invasión con la
Marcha Verde, que alcanzaba el puesto fronterizo de Tah el 6 de
noviembre del 1975.
Papeles de
la CIA detallan que el papel de Juan Carlos de Borbón, no se limitó a
mediar para resolver un conflicto que terminó con la retirada del
Sáhara del Ejército español: "Madrid y Rabat han acordado que los
manifestantes sólo entrarán unas pocas millas en el Sáhara español y
que permanecerán un corto periodo de tiempo en la frontera, donde ya
no hay tropas españolas". El informe de la Agencia de Inteligencia
también detalla los pactos secretos para celebrar la Marcha Verde: "la
delegación representativa de unos 50 marroquíes tendrán permitido
entrar en la capital territorial de El Aaiún".
La Marcha
Verde sirvió de pretexto y de cortina de humo para el giro de la
política española y la conclusión de los acuerdos de Madrid. Unos
acuerdos por los que Marruecos obtuvo la entrega del Sáhara con la
participación de Mauritania que, exhausta por el conflicto con el
Frente Polisario, se retiró en 1979 de la parte meridional del
territorio que le había cedido Marruecos. Por difícil que fuera
aquella coyuntura, había una fórmula válida y legal que hubiera
salvaguardado el derecho inalienable del pueblo saharaui a la
autodeterminación. España, que había abdicado de sus
responsabilidades, podía haber traspasado la administración a la ONU,
para organizar y supervisar el referéndum, como preveía el Plan
Waldheim.
Yacía
moribundo el dictador cuando el Jefe de Estado en funciones
descolonizó el Sahara Occidental. Pocas potencias coloniales han
abandonado a su suerte a un pueblo como lo hizo España, desobedeciendo
el mandato internacional, que le instaba a organizar un referéndum de
autodeterminación. España abandono a la población a su suerte en la
guerra y el exilio, después de haberse aprovechado de los recursos
naturales y utilizado los humanos, ahora a beneficio de Marruecos y
por intereses geoestratégicos.
La historia
del Sáhara Occidental está intrínsecamente relacionada con la del
Estado español y las personas que lo habitan. Actualmente, después de
una profunda crisis diplomática, España y Marruecos se comprometieron
a incrementar su cooperación, pese a las críticas contra el jefe de
gobierno Pedro Sánchez, acusado por sus socios de coalición y por la
oposición de ceder y dar una imagen de debilidad de España. El primer
ministro marroquí, Aziz Akhannouch, afirmó que las relaciones entre
ambos países nunca habían alcanzado este nivel de cooperación y de
coordinación. Desde hace casi un año, se esperaba el respaldo del
gobierno de Sánchez a la solución que propugna para resolver el
conflicto del Sáhara Occidental, pero ahora el régimen de Marruecos
aspira a que el presidente español le ayude a combatir a los
saharauis.
El respaldo a la postura marroquí sobre el
Sáhara a cambio de respeto a la soberanía española de Ceuta y Melilla,
no está claro. Ese es, a grandes rasgos, el principal compromiso
político y diplomático adquirido entre España y Marruecos.
Los jefes de gobierno de ambos países se han encargado de dar voz a
ese pacto, cada uno de ellos poniendo el énfasis en su propia
reivindicación y obviando la del contrario.
El primer ministro marroquí ha hablado del Sáhara, al que Pedro
Sánchez no ha mencionado. Lo mismo que ha ocurrido con Ceuta y
Melilla, pero al revés.
48 años de
ilegalidad y sufrimiento del pueblo saharaui, esperando alcanzar una
solución justa y definitiva. Es el momento de que Pedro Sánchez
revierta su posicionamiento con respecto al Sáhara Occidental a favor
del plan de autonomía de Marruecos y que España asuma sus
responsabilidades como potencia administradora históricamente del
territorio. El pueblo saharaui sigue abandonado por España en una
guerra silenciada y silenciosa. |